Vivimos en un mundo donde las capacidades, el respeto y la formación dejaron de tener valor moral; el capitalismo fue mermando la inteligencia de los seres más probo del planeta y sin darle la opción de continuidad con la formación de sus ancestros, los penetró de tal forma, que abandonaron la lucha por la igualdad y lo comercial puso a los "intelectuales" a jugar en una ruleta de desgracias, que ahora acompaña la familia.
Los nuevos dueños del planeta a través de sus redes; cambiaron las reglas del vivir y adulteraron las formas, para que solo salgan beneficiados lo que favorece su imposición.
La inteligencia el esfuerzo y el pensamiento dejaron de ser lo que valoriza los principios; ensuciaron los caminos de valores por dónde es necesario andar e ignoran que son lo útil para acercar la vida a la mayor suma de felicidad posible.
Ahora según las desviaciones del capitalismo, los límites para ser feliz los determina el azar; que está corrompido y manipulado por una ruleta adulterada, que solo responde a la ambición de los que cambiaron el vivir, por vicios que deterioran al ser.
Los esquiroles se jactan y burlan de la decencia, porque la inducen a ser débil para competir en un mundo desigual, dominado por inescrupulosos que desconocen la dignidad que se forma con valores sensibilizados, necesarios para conservar la especie.
Los que cambian las fórmulas, se encierran en grandes bunkers, dónde no dejan entrar nada que no pertenezca a su entorno; hicieron del nepotismo una forma de sociedad que usufructúa el poder que usurpan y lo desgastan en superficialidades (dónde según dicen) no alcanza para atender las necesidades del pueblo.
Urge encontrar una forma de detener la estupidez, hacerle frente a la alienación con conductas combativas: los patikines están llevando la especie a la destrucción y aunque no tengan la capacidad de entenderlo, tiene que saberlo y asumir la responsabilidad ante la historia.
Tenemos que incentivar un ser, que reconozca valores distintos a los que está planteando el capitalismo destructor del planeta: de no hacerlo y detenerlos en su afán de holocausto; el tiempo de la especie está contando. y no con siglos como en el pasado, sino con décadas que muestren lo que no conocerán nuestros nietos, porque los ambiciosos están desatados, creyendo que la vida termina cuando ellos desaparezcan; ignorando que SIN PATRIA NO HAY VIDA.
HAZTE CONCIENCIA