Aterrizaje de Emergencia

En 1989 se registró un desastre aéreo aterrador. El vuelo 232 de United Airlines se estrelló en Sioux City, Iowa, matando a casi la mitad de sus 300 pasajeros. El que sólo uno hubiese sobrevivido se consideraba un milagro.

El aspa del ventilador en el motor de cola se destrozó, enviando metralla a toda la sección de cola. Fragmentos perforaron todas las líneas hidráulicas. Todo el fluido hidráulico se drenó, dejando al capitán sin control del avión.

Apelando a una de las artimañas de vuelo más magníficas en la historia de la aviación, el capitán se acercó a la pista de Sioux City justo por debajo de la velocidad de crucero, a 500 millas por hora, porque solo a esta velocidad podía mantener la nariz levantada.

El capitán, Al Haynes, informó a los pasajeros lo que estaban a punto de experimentar. Iban a intentar algo que nunca antes se había intentado: un aterrizaje a una velocidad casi de crucero, a 805 kilómetros por hora. En tierra, nadie esperaba que sobreviviera uno sólo de los desdichados a bordo.

Minutos antes de tocar tierra, el capitán Haynes le informó a los pasajeros: "esto no va a ser un aterrizaje, va a ser un accidente. Esto va a ser lo peor que hayan experimentado. Esto va a ser un choque. Necesito que se preparen"

Algo similar es lo que ocurre en la actualidad con el calentamiento global. Pero en la cabina de mando no hay quien advierta a los pasajeros de la nave espacial llamada Gaia, o Tierra, que se acerca un aterrizaje forzoso extremadamente peligroso. Debido al diseño de nuestra nave, los que sufrirán primero el impacto más devastador serán los tripulantes en la sección de la nave identificada como "trópico". Allí viajan 3.400 millones de pasajeros.

Va a ser lo peor que la humanidad haya experimentado, pero nadie nos advierte que tenemos que prepararnos. Muchos, tal vez la mayoría, no sobrevivirán. Muy posiblemente no habrá sobrevivientes humanos.

Nuestra tecno civilización casi con certeza no sobrevivirá. Vamos además a llevarnos por delante gran parte del resto de seres vivos con los que compartimos el planeta.. La sexta gran extinción ya está en marcha, se despliega en todo su horror ante nuestros ojos.

Los poderes fácticos acelerarán el saqueo de la biosfera para su propio interés. Exigen crecimiento perpetuo, una guerra perpetua contra la naturaleza que garantice ganancias perpetuas. Continuarán disfrutando de lujo obsceno hasta el final, a menos que el resto de nosotros se levante para detenerlos, para sobrevivir.

Para que tal sublevación ocurra es necesario que se convierta en conciencia pública que la humanidad está a punto de estrellarse de manera espeluznante.



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Julio César Centeno

Ingeniero; estudios de maestría y doctorado en la Universidad de California. Profesor de la Universidad de los Andes. Director Ejecutivo del Instituto Forestal Latino Americano. Vicepresidente de la Fundación TROPENBOS, Holanda.

 jc-centeno@outlook.com

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