No decaigamos y sigamos adelante

Caracas no se cansa de sorprendernos

Domingo, 30 de enero de 2022. Hoy me levanté con ganas de comentar algunos de los eventos en los cuales hemos estado nadando los que en esta ciudad vivimos en este fin del primer mes del año: el revocatorio, las amenazas de Diosdado, las maromas del CNE, los tambores de guerra entre Rusia y la OTAN en Ucrania y cantidad de cosas con las cuales nos bombardean los noticieros mundiales.

Esa era la idea y ese era el cometido.

Pero la vida, que no se cansa de sorprendernos, no contenta con todo este ambiente revuelto y convulsionado, aderezado con una pandemia recrudecida que se manifiesta con un refriado colectivo en todo este valle de El Guaire, nos regalo un amanecer inesperado.

Ocupado arreglando cosas, ordenando el ambiente para iniciar el trabajo apenas levante la cabeza para mirar desde el balcón y un amarillo intenso del ambiente llamó mi atención y me conquistó de inmediato.

Mas que amarillo, fue casi de color mostaza, el color de la arcilla como el que vemos en los pueblos en algunas imágenes del desierto.

Hay estaba, mas allá del rugido de la rutina a que nos somete esta vida de encierro que no sabemos cuando va a ceder y mutar hacia algo distinto, esperamos que mejor, ahí estaba, sorprendiéndonos con su belleza y con su fuerza inmensa y recordándonos lo absolutamente maravillosa que puede ser la naturaleza.

La incidencia del sol saliendo, el espejo mágico y los lentes en que se transformaron estas cómplices nubes, en esta mañana de domingo, nos regalaron este amanecer caraqueño de muerte lenta, como solían decir las pavas de los años 70.

Si, la vida nos sorprende y en este caso de una forma por demás grata, no todo son nubarrones espesos, días oscuros y un frío casi otoñal que se nos mete en los huesos.

Afortunadamente.

Y quiero compartir con quienes esta nota saborean que la sensación posterior a esta experiencia fue de renovada energía, de sentir que todo no está perdido y que los propagadores del pesimismo colectivo y de la queja constante deberían darse un baño de arcilla o al menos someterse a los rigores de una visión como la que tuvimos esta mañana.

Estamos vivos y estamos aquí y toda acción que despleguemos nos ayudará a manejar las situaciones que se nos presentan y a construir un futuro mejor para nosotros y para nuestros hijos y nietos.

No decaigamos y sigamos adelante.

Buenos días Venezuela.






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Luis Enrique Sánchez P.


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