Recordando a la abuela

La Esperanza es lo último que se pierde

La Esperanza es lo último que se pierde.

Con este esperanzador pensamiento, cuando yo era un muchacho, mi abuela Doromilda, la mamá de mi mamá, me daba ánimos para seguir adelante en cualquier actividad que no me estuviera saliendo bien o como a mi me gustaría que me saliera.

Esperanza y trabajo trabajo me insistía la nona y yo la verdad es que no le entendía muy bien, pero seguía adelante impulsado por sus sabios consejos, que nunca faltaban.

Recuerdo que cuando uno, de pequeño, le hacia alguna pregunta, cualquier pregunta, que nunca faltaban, ella siempre tenía una respuesta, siempre, como por ejemplo, si le preguntaba, como suelen hacer los niños: Abuela , qué hora es?, respondía dando la hora exacta y remataba añadiendo, buena hora.

Son las diez de la mañana, buena hora, son las tres de la tarde, buena hora, son las cinco, buena hora, son las ocho de la noche, buena hora y así, de esa forma respondía, lo hacía siempre.

Un día, me acuerdo, como si fuese hoy, ya muerto de la curiosidad y para aclarar dudas, dudas de muchacho, le dije, abuela por qué usted siempre que uno le pregunta la hora, bueno, usted da la hora y siempre le añade, buena hora, buena hora, buena hora, cómo es eso, es que siempre es buena hora?

Si, me dijo la abuela, si, siempre es buena hora porque estamos vivos y cualquier cosa puede pasar.

Buena hora, buena hora.

Hay les dejo eso, Venezuela, la esperanza es lo último que se pierde y yo le añadiría, siguiendo a la abuela, no la perdamos.

Feliz Navidad para todos.





 



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Luis Enrique Sánchez P.


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