Cuidado con la nostalgia excesiva

Mirar al pasado

Sábado, 13 de noviembre de 2021.- Mirar al pasado, al reciente, al remoto, con el paso de los años se trasforma en una práctica casi cotidiana.

Nos acordamos de los que nos pasó, de nuestros años mozos y reconstruimos, muchas veces a conveniencia y salpicado de fantasías, aquellos tiempos, que como dicen los románticos empedernidos, ya no volverán.

Mirar al pasado contribuye a planificar el futuro, aunque para los que ya entramos en la década de los setenta, este se acorte.

Sin embargo, es un placer que no nos puede ser arrebatado, aunque algunos lo intenten.

Se acuerda usted de donde se crió, de sus juegos de infancia y de su adolescencia, del olor de la calle, de las lluvias, de la primera vez que vio el mar, la primera vez que fue al colegio y de las carreras que pegaba de muchacho, de las travesuras que cometía con sus amigos y amigas, recuerda cuando alguna vecinita, que hoy debe ser abuela, le regaló una bella sonrisa que le hizo temblar las piernas.

Se acuerdan o no.

Vivir en un mundo de recuerdos puede resultar contraproducente, cuando nos excedemos, pero si logramos administrar sabiamente y con moderación esos recuerdos pueden funcionar como gasolina de alto octanaje, como combustible para animarnos a vivir con alegría y regocijo.

Hagamos la prueba, móntese en ese autobús de los recuerdos y disfrútelos libremente, sin censura y sin pena, total, hay cosas que no podemos cambiar, aunque hoy pensemos que las pudimos haber hecho mejor.

Y comparta con los jóvenes de la familia, del barrio, del sitio donde usted vive sus recuerdos, ellos no saben cómo era en ese entonces, cuéntenle de sus experiencias, que a pesar de los avances tecnológicos y las películas que vean, no hay como el testimonio directo para enterarse de algunas cosas.

Muchos de los nuestros han cambiado, todos hemos cambiado de una u otra forma, otros se han ido o se han mudado a tierras distantes, pero los que quedamos nos reconocemos y debemos tratar de cuidarnos, de apoyarnos, de darnos fuerza.

Y por último a mis congerenacionales, miren hacia adelante y disfruten de sus años dorados y eso si, cuidado con la nostalgia, que puede devorarnos si nos descuidamos.


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Luis Enrique Sánchez P.


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