Ayuno forzoso. El Apocalipsis

De acuerdo con las enseñanzas del pastor Gabriel Ferrer, de la Iglesia Berea, en Colombia, Cristo se acercaría por aquellos lares a rescatarlos de las penurias terrenales porque ahora si sería el tiempo perfecto de Dios. La fecha sería el 28 de enero. Siguiendo las instrucciones de su pastor, muchos vendieron sus propiedades y renunciaron a sus trabajos y se concentraron en determinado lugar a esperar la segunda venida de Cristo, quien los arrebataría de este impío mundo capitalista y los llevaría con Él al cielo, mientras se acababa el mundo ese día 28.

No preguntaron nada. Aceptaron por fe; tenían necesidad de creer en eso y la viveza del pastor haría el resto. Así fue que ayunaron durante bastantes días y deterioraron sus cuerpos y sus mentes, que divagaron perdidas en la nebulosa de la superstición religiosa.

Según la información que se tiene hasta hoy el pastor no aparece y el dinero recabado por él, y que le fue entregado por los fieles que vendieron casas y renunciaron a sus trabajos comprometiendo la estabilidad familiar, tampoco aparece. Nada, no hay rastros del pastor ni del dinero que les fue solicitado en nombre de Cristo.

Dice, a este respecto, el oráculo de mi parroquia, el Maestro Lovheo Konfucio, que:

─ "Existe un paralelismo mágico religioso entre lo ocurrido en esa Iglesia y lo que pasa aquí mismo en nuestro país. Por eso es importante leer y estudiar para no estar creyendo lo que cualquiera quiera decirnos y, quien sabe, con qué intenciones de lucrarse lo haga". Lo que pasó allá en esos días ya ha estado pasando aquí mismo.

─ ¿Por qué dice eso?, Maestro; me está asustando, ¿Acaso si viene el Armagedón?

─ Porque aquí también se nos prometido que este año, y también los anteriores, vamos a llegar al Cielo, que el 2021 va a ser el año del despegue económico y la reivindicación del salario de la clase trabajadora. Eso sería como el cielo prometido por ese pastor venal. Y, por cierto, no se trata de un solo pastor, casi cada uno de los diputados de la recién electa AN dicen lo mismo… confiando todavía en los pocos venezolanos crédulos que todavía quedan.

─ ¿O sea que aquí la cosa es mas grave?

─Eso parece, son unos cuantos pastores, y todos prometiendo en nombre de Cristo Redentor.

Ajá Maestro, ¿y qué otras similitudes encuentra en ese paralelismo mágico que mencionó?

─fíjate: aquella gente inocente fue inducida por la fe en su pastor a dejar de comer desde diciembre y lo aceptaron por fe y por miedo al juicio final que llegaría el 28 de enero. Eso se llama ayuno forzoso. Pues bien, aquí también estamos en ayuno forzoso, tenemos bastantes días en que vamos dejando de comer porque el salario es cero y porque los poderes terrenales han sido ineficaces frente a los altos precios. Y mientras nos quitan el pan, tanto el Gobierno como quienes piden invasión y se reparten Citgo, nos piden que tengamos fe en ellos. El mismito caso de la gente de la Iglesia Berea. Confiaron en el pastor y éste los llevaba a su destrucción como Iglesia.

Le voy a decir una cosa Maestro, lo que usted está diciendo es bastante trasnochado, tenga mucho cuidado cuando ande por ahí.

─ ¿Por qué?, es la verdad.

─Alguien podría decir que usted es agente de la CIA, o que está encompinchado con Elliot Abrahan.

─ No te preocupes tanto, Oscar, mi reino no es de este mundo.

Entonces Maestro, usted no cree en el juicio final.

─Pienso en aquella pobre gente que si creyó en eso y mira lo que les pasó. Sin trabajo, sin casa, y ahora sin fe en el futuro de su país, como nosotros. Les hizo creer el pastor que migrarían al cielo.

Tal vez pensaron que allá a donde iban habían precios mas solidarios.

─Oscar… eres un verdadero hereje.

Pero dígame Maestro, ¿cree o no en el juicio final?

─Esa fue la única cosa cierta que les dijo el pastor a los miembros de esa secta. El juicio final es real; pero no para el 28 de enero que ya pasó, está ocurriendo en todo el mundo y en Venezuela se está manifestando fuertemente desde el 2013. Desde ese año los poderes terrenales de aquí y los del inframundo internacional se han desatado en contra de toda la humanidad. En nuestro país morimos lentamente de hambre mas que de covit, sin agua, sin servicios médicos, con frecuencia en la oscuridad. Por ahí se habla de guerras para reducir la población… creo que por aquí el Gobierno y la oposición parece como si se hubieran dado la mano para ese propósito.

Con razón el Presidente ha dicho que la pobreza no pasa del 4 %, ¿será que los otros pobres pasaron a mejor vida antes del apocalipsis?

─Si quieres visualizar lo que te digo piensa en la harina pan a 21.000.000 de soberanos; dos humildes milloncitos, y a nadie se multa por eso. … que el diablo nos agarre confesados, este es el fin del mundo; la extinción de la felicidad y la confianza en construir una vida mejor… ¿y se lo debemos a quienes?...

Creo que entiendo lo que me quiere decir, Maestro, usted a veces habla en parábolas como los profetas.

─Aquí en Venezuela no hay salvación milagrosa, Oscar, el apocalipsis político y ético del Psuv y de la oposición nos está llevando en los cachos a todos.

─ ¿En los cachos del Maligno?

─Sí, en los cachos del Maligno.

¿A todos?

─Bueno, no a todos, corrijo, se salvan los especuladores comerciantes y otros vivos; esos sí que están en el cielo mientras nosotros estamos muriéndonos de hambre en este apocalipsis creado por ellos… y nada que se aparece Cristo con su juicio final bíblico, ni nada que se resuelve el problema salarial.

Paciencia, Maestro, que los tiempos de Dios son perfectos; es lo que dice siempre doña Inocencia, una de nuestras vecinas.

─Eso mismo les dijo el pastor a sus feligreses y ya sabemos lo que pasó.

─Bueno, Maestro; me voy, hasta pronto.

─Hasta luego, Oscar.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1720 veces.



Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

Licenciado en Educación, mención Matemática y Física, Universidad del Zulia.

 oscar.fmyor@gmail.com

Visite el perfil de Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

Más artículos de este autor