Crítica ácida

Hiperinflación e hiperchismes (III)

Ultimo de tres análisis sobre la menuda historia política nacional desde 1958 al 2019, reitero la indignación personal en la que me acompañan compatriotas de todas las edades, que lo hacen saber en sus comunicaciones -las que agradezco-, e igualmente aquellos que han manifestado molestia por nuestras verdades, les aclaro que solo es buena fe informativa, libre albedrío al que tiene derecho cualquier ciudadano.

El propósito es dejar en evidencia el descuido de quienes se escudan en la frase “yo no me meto en política”, pero les encanta criticar, chismear y repetir, sin estudiar y mucho menos investigar, o simplemente conocer con mayor atención el trasfondo político y sus intereses, que no deben ser personales o de grupo para “acomodarse”, sino portadores de conducta honesta buscando el beneficio de la nación.

En 1969 asumió el primero de los dos gobiernos que presidió, el social cristiano Rafael Caldera, quien advino a Miraflores luego de ajustado resultado victorioso sobre Gonzalo Barrios, venciendo por algo menos de 34 mil votos, dando inicio a un desinterés y desencanto de la población votante que vivía la política “guanábana”, conjunción de los colores de esa fruta, para el disfrute y abuso de poder por blancos de AD y verdes de Copei.

Se comenzó a pedir carnet copeyano en la administración pública, mala praxis de los adecos antes y después, se retiraban o aislaban de sus cargos a los de AD, irrespetando la independencia de criterio y persiguiendo a militantes o simpatizantes de la izquierda. Los verdiblancos lacayos de EE UU, actuaban igual, activando impunemente torturas y masacres a opositores sin ser denunciados ante la OEA ni en la ONU, por violadores de los derechos humanos.

A los 2 desgobiernos de Caldera, y los de Carlos Andrés Pérez, el de Jaime Lusinchi y el de Luis Herrera Campíns, nadie les acosó con guerra económica, boicot financiero internacional, o bloqueo, tampoco se les impidió traer medicinas, alimentos, o productos para la vida diaria, no les cerraron cuentas bancarias externas, ni les robaron propiedades e intereses petroleros de Venezuela en el exterior. Las multimillardarias ganancias petroleras fueron pasto del peculado impune, con desatención a las necesidades del colectivo pobre mayoritario, que estalló espontáneo a comienzos de 1989.

Cuando venció el Comandante Hugo Chávez, el pueblo descuidado tomó conciencia al darse cuenta del pensamiento antiimperialista de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Ezequiel Zamora, la doctrina precursora de Francisco de Miranda y otros episodios de preclaros hombres y mujeres independentistas, hasta entonces aislados en sus estatuas. Se nos vino encima el imperio capitalista salvaje que hoy amenaza con invadirnos, y a quienes no podemos combatir con el chismorreo más la ignorancia habitual, aderezada por la hiperinflación creada y recreada.

Alerta con la patraña de quienes desean entregarnos de nuevo al capitalismo salvaje destructor e inhumano, maquillado y ayudado por desleales que apoyan un írrito gobierno paralelo, y consiguen por influencia mundial del gigante salvaje estadounidense, respaldo de medio centenar de gobiernos en el mundo, menos de la tercera parte de los países integrantes de la ONU. Ojo con enemigos del socialismo participativo bolivariano y venezolano, los pésimos ejemplos están cerca, Chile, Argentina, Brasil, Perú, Paraguay y Honduras, o similares en manos de la barbarie capitalista homicida.


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Luis Sánchez Ibarra


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