La placa

Domingo 3 de Diciembre 2006

Déjame que te cuente de esta mañana de domingo festivo, de la fiesta venezolana, de un sol radiante, brisa suave y un gentío haciendo colas para votar. Es la fiesta del pueblo. Es un pueblo en fiesta. Atrás se quedaron los que por oficio se dedican a dar malos presagios, a envenenar, a sembrar basura y miedo, a ir dejando mentiras, calumnias y chismes. Es una vergüenza los artículos que EL PAIS de España publica, envenenando a la opinión pública. Atrás se queda esta gente que no quiere ver que el pueblo cambió, que Venezuela está en mayoría de edad. Es la hora de la credibilidad. Las declaraciones de los jerarcas de la Iglesia nos avergüenzan a los feligreses y militantes católicos. El CNE llegó a un acuerdo con los candidatos para que no se adelanten cifras hasta que el organismo oficial sea el responsable de informar de las primeras cifras y porcentajes. Pero lo que sí quiero comunicar es lo que estamos viendo. La cola de votación del liceo Manuel Piar llegaba a primeras horas de la mañana, a las 6.30 a.m. hasta la puerta lateral de la Iglesia. Yo he votado a las 10.30 a.m. en ese centro. Y caso curioso, no me encontré en la lista de las C.I. que estaba en la puerta. Parece ser que algunos votantes al buscarse, ponían la mano sobre los papeles que tenían las listas y alguna se rompió. Santo remedio. Porque le pregunté a un funcionario del CNE qué podía hacer, quién me informaba. Y me hicieron pasar hasta el lugar donde me podían chequear. Allá entregué la C.I.., me buscaron y aparecí en el libro de actas. Pedí mi C.I. para regresar a la cola y me dijo la presidenta de mesa: “Padre, usted puede pasar directamente a votar, porque usted por su edad es tercera edad” (Y la tercera edad no hace cola. Me quedan tres meses para los 60, pero me quedé callado y en menos de 20 segundos voté.) Apreté uno de los óbolos donde está el candidato de mi opción, y salió la imagen del presidente y debajo la palabra VOTAR, apreté en VOTAR y me salió el papelito con el nombre votado. Lo deposité en la caja de la mesa 2, firmé, estreché las manos de los funcionarios y un beso a la presidenta de la mesa –legionaria de la parroquia- y me fui a casa, con la alegría de esta mi primera votación presidencial. Sólo se ve alegría, es una mañana tan serena que estamos dando un ejemplo grande como pueblo. Muy bien organizado todo el proceso, un sistema de votación sencillo y accesible a todo el mundo. Venezuela está dando sentido a la democracia

Ahora a esperar a la noche y terminar la fiesta de la participación ciudadana.

Voy con la placa que echamos el viernes día 1 de Diciembre, placa de 150 metros de grande, gastamos 120 sacos de cemento. Será un salón grande y hermoso. Tengo anotados los nombres de los 28 hombres que estuvieron trabajando en la placa y las mujeres que estaban en la logística. A las 6 a.m. Damelis y la hermana de Alberto ya estaban con Mara haciendo las primeras arepas, al poco se incorporaron Elba, Santa, Diva, Milagros, la hermana de Milagros esa mujer con unos ojos azul profundo que llaman la atención. La placa comenzó a echarse el día antes. José se encargó de tenerlo todo previsto: los sacos de cemento que escasea en la ciudad, con el Sr. Da Silva los trompos, comprar palas, buscar los tambores para el agua, ordenar el patio para que todo estuviera a punto. Justo y Milagros fueron decisivos en los preparativos. Con el camión que consiguieron en la cooperativa MI ESPERANZA trajeron un tanque de plástico grande que sirvió para mantuvo agua para todo el trabajo requerido. (Es bueno recordar que todo aquel proceso de trabajo en la parroquia con las cooperativas dio su resultado. A esta cooperativa se le entregó el camión, y hoy están construyendo pupitres, mesas, sillas. Hoy hay un grupo de gente con empleo, con alegría y conciencia política.) Justo muy de mañana se presentó con el camión y los miembros de la cooperativa MI ESPERANZA Miguel, Javier y Rafael Susarrey, Armando Salazar, Luis Bastardo, Orlando y Eduardo Labory. Además, los jóvenes de casa Rubén, Carlos, Henri, Juan…se fajaron desde el principio hasta la hora de terminar la placa. El día de la placa fue bello, todo funcionó rápido y con buena participación. Omar, Henri y José Urbano fueron “los capataces” A las 7 a.m. las arepas con sardinas, cebolla, y mantequilla, frescos abundantes durante todo el día, un raspaito sabroso de arroz con pollo al mediodía y sólo a las 4.p.m. recibí la orden de Miguelito de que podía comprar una caja de frías que al final fueron dos. El trompo hasta las cinco de la tarde y después la hora había que pagarla en Bs. 20.000. pero no hubo necesidad, fue tal el ritmo de trabajo que a las 4.15 la placa se terminó, cuando los cálculos más optimistas hablaban de las 9 o las 10 de la noche. Eutiquio fue un testigo de excepción, porque el día antes estuvo haciendo su crítica a José sobre alguna viga más alta que la otra. El día de la placa bien me recordó las obras que tuvimos en Petare, cuando Eloy estaba al frente de la construcción de la escuela con el Sr. Nicolás, y los ingenieros y arquitectos César, y Villanueva. Pero entonces nos llegó a la escuela aquella máquina que por encima del templo vertía toneladas de concreto. Aquí estamos más pobres. Ha sido una obra de cogestión y con el trompo nos conformamos. De ahí la mística solidaria de este grupo. Algo parecido recuerdo en Vista Hermosa, cuando con los compadres echamos la placa de la casa de la comunidad, un buen sancocho, unas frias y esa red de amistad y espíritu solidario que nos unió fuertemente.

Al terminar, la foto de rigor y en esta ocasión con la señora Ana Mesoni, blanca ella como una garza llanera, al lado de los obreros oscuros como una noche de invierno. “Uh, Ah, Chávez no se va! Fue el lema de los miembros de la cooperativa MI ESPERANZA y a cada grito tres palas de arena, piedra y cemento. El grito de guerra se afianzaba cuando Milagros emocionada contaba que a su hijo le han operado dos veces, que “Chavez le dio dos prótesis a su hijo”, los estudios, la cooperativa. Esta gente tiene las características de la gente resucitada que nos hablaba Eutiquio. Por la vida, por la organización, por el gozo de agradecer los amigos, la familia, el grupo “Esto lo hacemos por puro amor”, me decían recordando frases del Presidente. Y ese día de la placa fue un día de amor porque la solidaridad es por puro amor. La “pelea” se da en la cuota de espiritualidad y de esperanza que tenga el corazón. Porque si de entrada nos negamos a dar un chance a la posibilidad de que haya gente que opte por la solidaridad, matamos de antemano esa realidad. En cambio, estos hombres sí se dieron el gustazo “por puro amor” de ser agradecidos con esta cooperativa, con la gente con la que vive, con sus amigos, con la parroquia. Se dieron el gustazo de creer en sus posibilidades y así consiguieron que la placa sea una realidad. Trabajar en grupo y en cayapa es dar gloria a Dios porque los pobres viven así, cuando solidariamente se unen a otros pobres. La placa nos dice que las relaciones de muchos años con los miembros de MI ESPERANZA hacen que el grupo se envalentone en confianza y con un liderazgo aceptable por su credibilidad, por el trabajo de día a día, por el sentido amable de grupo, en un espíritu de servicio y fraternidad. En la placa no hubo jefes. En la placa se compartió con mucha naturalidad. Tú arriba, el otro lleva los tobos, aquel bate el cemento, acarrea la arena…repito, a un ritmo festivo, y conciencia comunitaria.

P.D. Estoy escuchando al Presidente. Se dio el primer boletín y la victoria ha sido en todos los estados de la República. En la tarde visité con Eutiquio el Core 8, La Amazonas y nos reunimos con las Vedrunas Concha, María Jesús. Visitamos La lucha, Campo Rojo, Las Parcelas y Alicia estaba roja rojita celebrando el trabajo solidario del barrio y la victoria popular. Termino, saludando a los amigos. En los barrios la fiesta es inmensa. Y aquí más que nunca se da aquello de el que tenga ojos para ver que vea.

Matías Camuñas

Parroquia San Buenaventura

3-12-06, un día para contar.


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