Intervención humanitaria negocio quinta columna

La guinda de la torta intervencionista que acepta unsector de la oposición contra su patria, al vendernos la presunta necesidad de una ayuda humanitaria..., es la llegada de medicinas innecesarias y alimentos no esenciales a la frontera en Cúcuta, negocio colombiano y de oportunistas venezolanos con los migrantes y los dólares de cooperación internacional, adornado por el supremo halamecatismo servil del gobierno de Bogotá a los gringos, agitando una posible entrada de tropas estadounidenses a Venezuela, argumento amenazante contra la revolución pacífica, que afortunadamente está muy bien armada en el sentido bélico, además de espiritualmente consciente.Más de 80 de cada 100 venezolanas y venezolanos repudiamos cualquier intervención extranjera, luto que nos presentan como necesario..., y quetiene contentos a los perros de la guerra. Al gendarme estadounidense no le importan los daños colaterales, la muerte de civiles y militares, puesto que vive de la destrucción con bombas humanitarias..., a fin de "reconstruir la democracia" donde consideran que deben torcerle el brazo a gobiernos que se nieguen a ser sus vasallos.

El muy respetado e inteligente sociólogo y escritor estadounidense Noam Chomsky, ha dado múltiples ejemplos de la falsaria y mortal estrategia de "ayuda humanitaria", practicada por gobiernos de La Casa Blanca, que terminan introduciendo armas y ejecutando ataques terroristas si les sirve de pantalla para ocupar territorios extranjeros, y justificar a la OTAN (alianza militar), e intervenir en nombre de la libertad porque supuestamente está en peligro la democracia a su manera. Las pérdidas de ambos lados las explicó en Washington el General Wesley Clark, advirtiendo que intensifican terrorismo interno y dan lugar a guerras civiles en los países bombardeados, lo que les procura ganancias a Israel y a USA por la venta de armas.

Inaudito en la historia venezolana, que en el Siglo XXI tengamos vende patrias aceptando que seamos invadidos por la locura del capitalismo salvaje, por una nación que nos considera inconvenientes a sus planes de dominación. No otra cosa es la medida de Obama, ratificada por Trump, tildándonos de "peligro para USA", territorio casi cinco veces más extenso que nuestros 916 mil kilómetros cuadrados soberanos. Una nación que en 1820 hace 199 años, ya tenía la cantidad de habitantes que en el 2019 tiene nuestra patria. Qué peligro podemos ser para esos capitalistas salvajes, a menos que le teman al poder moral y la conducta bolivariana socialista antiimperialista, heredada de nuestros libertadores.



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Luis Sánchez Ibarra


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