Los hombres como Alí nunca mueren

Esta noche, y un poco cansado por mis años, y un tedio de añoranzas del pasado que desaparece, he leído tu hermosa historia, que me ha recordado tanto la perdida de buenos amigo y de jóvenes camaradas, caídos unos, desaparecidos otros, tras la persecución de nuestros sueños de juventud por una patria diferente.

-Tantos son los que hoy ya no están con nosotros, que los marcharon sin querer, que los desaparecieron sin siquiera ellos haber podido despertar de nuestro sueño, que ya, somos muy pocos los que de aquellas historias podemos contar algunas de ellas.-

-Sin embargo esa historia tuya, verdadera y fría, como la misma indiferencia de la muerte, sobre la desaparición de Alí, sobre aquel trágico "accidente", de aquella trágica noche, en la que sin pensarlo siquiera, sin saberlo Alí, nos dejó solos, y de herencia todos sus sueños, todas sus canciones, todas sus luchas cantadas en las noches al son de su cálida voz y su guitarra de combatiente-

Cuantas enseñanzas nos dejaste en esas tus canciones Alí, impregnadas de tus sueños de amor, de sufrimiento, que fueron los mismos nuestros, sueños de carajitos soñadores, sueños de ángeles luchadores, de cabezas calientes y ñangaras rebeldes de los montes verdes-

Transcurren los años sesenta y aún recuerdo aquellas serenatas combatientes que pasábamos sentados en el suelo, contigo en una plaza, iluminada ¡y que más! por sólo estrellas en la oscura noche de un pueblo en lucha- Pero el amanecer era la aurora, aurora que soñábamos contigo, libertaria, plena de justicia y alegría para nuestro sufrido pueblo.

-Nos plegamos contigo, en aquel sueño, sueño infinito de lucha y de cantos, a veces impregnados por lágrimas dolientes, otras, por gritos de torturados compañeros, o de aquella compañera QUE PERDÍA A SU AMADO en el combate. Tus canciones muchas veces, sonaban clandestinas, eran perseguidas por la oligarquía, por sus sicarios, los perros de la guerra, oídas por nosotros eran una esperanza, un himno de rebeldía, que aún pasados los años, resuena en nuestras almas de los que aún soñamos, y seguimos gritando hasta que nos vayamos, - vamos a luchar ¡carajo! Para que en nuestra tierra no existan más techos de cartón.

Hoy decimos aquellos compañeros caídos, que tenemos viva la esperanza en nuestros sueños, hay semerucos ya en el cerro, vámonos con los muchachos carajo a luchar por la revolución en contra de esta oligarquía parásita y explotadora.

HASTA LA VICTORIA SIEMPRE



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José Juan Requena


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