El steak de Nicolás y Cilia

 

De verdad que las pendejeras en que caen algunos opositores radicales son de antología. Por las redes digitales (me niego a llamarlas redes "sociales") se ha armado un escándalo porque Nicolás y Cilia estaban comiendo carne en Turquía, por una invitación que le hizo un Chef turco a su restaurante, considerado de lujo en aquel país. O sea, el Presidente no estaba gastándose el dinero de Venezuela en ese condumio, sino disfrutando de un homenaje que le hiciera un admirador.

El odio y la satanización de los chavistas es un hábito de esos extremistas, que se ha acrecentado en la misma medida de su horrible frustración, porque han hecho de todo para tumbar a Maduro y nanai nanais, el hombre sigue ahí. Se fue Kuczynski, se fue Rajoy, se fue Santos, y el nuestro sigue allí. Han ensayado guarimbas, sabotajes, bloqueos, sanciones, linchamiento mediático, marchas, remarchas y recontramarchas y… ¡nada! Esto me recuerda unos versos del poeta Aquiles Nazoa, escritos después de varios fracasos de Estados Unidos en su intención de poner un satélite artificial en órbita: "¡Le quitan tornillos / le ponen centavos/ le alargan la mecha / le acortan el rabo / y el bicho, señores / ¡El bicho clavado!".

Pues, bien, les voy a decir algo a esos escuálidos hipócritas, que en estos días hasta me amenazaron de muerte a mí y a mi familia porque escribí un artículo que su analfabetismo funcional no entendió: el próximo asado negro que se me atraviese por ahí, me lo voy a devorar sin compasión ¡Ahora resulta que es pecado comer carne, como si viviéramos en un eterno Viernes Santo! ¿La supuesta razón? ¡La "crisis humanitaria" de Venezuela! Pues bien, voy a tener que odiar a mi vecina chavista, una guajira cheverísima, porque ayer me la encontré de lo más efusiva porque se había comprado en Quinta Crespo un corte de solomo y medio kilo de carne molida.

Mi amiga Adelaida, la hermosa hija de Jóvito Villalba y su esposa Ismenia, me dijo una vez que ella nunca dejaba comida en el plato porque había mucha gente pasando hambre. (vivíamos en la Cuarta República, en la que la mayoría de los venezolanos pasaba el hambre pareja y nunca en la OEA se habló de "crisis humanitaria") Me pareció una idea acertadísima, porque encerraba la comprensión de que comer completo es una compensación humana ante la extendida miseria del mundo, que es culpa precisamente del Imperio y la clase social admirados por los escuálidos radicales hipócritas.

Y volviendo a Aquiles Nazoa, digamos que "Cosas que no son ley, siempre resultan un fiasco". Los mismos escuálidos extremistas hipócritas que critican a Nicolás y a Cilia, por degustar una carne que se ve del carajo y provoca clavarle el diente, admiran con embeleso a Lorenzo Mendoza, un tipo cuya fortuna en 2014 se calculaba en 2.7 millardos de dólares (y sigue creciendo) ¿Qué comerá Lorenzo? ¿Qué beberá? ¿Y por qué con tanta plata no le echa una rebajadita a la cerveza para ver si es verdad que quiere tanto a los venezolanos? ¿Tiene más derecho Lorenzo que Nicolás de meterse una buena papa? ¡A él no tienen que invitarlo, más bien quien invita es él, el muy acomodado!

El colmo es que ahora el chef turco que invitó a Maduro está siendo igualmente satanizado en las redes y ya ha comenzado el acoso y el señalamiento a un restaurant que posee en Miami ¡Son los mismos que hablan de "democracia", "libre empresa", "libertad de elección" y otras paparruchas inventadas por la burguesía para justificar sus ya decadentes desmanes! Que sigan sufriendo, pues me late que Maduro va a seguir allí cuando se haya ido Trump, como pasó con Obama

¡Presidente, Cilia, buen provecho!



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Néstor Francia


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