El Chavista Inmamable

No abunda demasiado, pero cómo jode. Comencemos por un análisis cuantitativo: en toda reunión de 12 Chavistas, siempre habrá al menos 10 que son tolerantes, respetuosos, dispuestos al debate, capaces de hacer de la experiencia algo provechoso. Pero igualmente, siempre habrá uno o dos Chavistas Inmamables. Esta especie de la multiforme fauna revolucionaria es muy particular. Si es joven, sufre de un sarampión fanático por el que yo pasé hace más de 50 años, una especie de obsesión delirante en medio de la cual se cree que es él el revolucionario por antonomasia. El es el hijo de Chávez y yo de vaina si llego a sobrino segundo. Su mundo simplón se divide entre los buenos y los malos, él es de los buenos, por supuesto. A mí, si es condescendiente, me calificará como "regular", una tercera categoría piadosa que se inventa para perdonarle la vida a los criticones como yo. Pero resulta que yo soy poeta, por lo que tildarme de "regular" es poco menos que una ofensa. Si el mundo fuese tan simple como él lo ve (que no lo es), yo preferiría mil veces ser malo a ser "regular".

El Chavista Inmamable de la tercera edad tiene sus particularidades. Una señal externa frecuente es que anda a menudo con una carpetica con algún "proyecto" o con un libro, sin importar si lo ha leído o no, se trata al fin y al cabo de demostrar cierto aire intelectual que le dé respetabilidad. A diferencia del inmamable joven, no padece de sarampión sino de una pavosería crónica. Ciertamente es un tipo pavoso, al punto de que cuando lo veo llegar (pasa también con el joven) quisiere tener el poder de tele transportarme, como el Capitán Kirk o el Señor Spock en la nave Enterprise.

El Chavista Inmamable salta de una asamblea a otra y le encanta reunirse. Todo esto evita que ande mucho en la calle como cualquier ciudadano, lo cual contribuye a la confusión general de su mente: padece de irrealidad. Se parece mucho al Clase Media Inmamable. Este se cree que él es la mayoría y representa por tanto a toda la "Sociedad Civil", aquel también se cree mayoría (que todos piensan como él y el que no es un traidor o un debilucho) y que representa a todo el "Pueblo".

Para el Chavista Inmamable se pierde el tiempo si se ve una película (al menos que sea de tema "comprometido"). Desprecia los conflictos humanos individuales que a menudo muestra el arte: el humano, en su universo ficticio, solo ha de ser una máquina social, aunque él mismo es un redomado individualista que percibe la realidad de su mente como la única que existe. Por eso también solo lee sobre temas políticos, no va nunca a ver una exposición a menos que sea de los muralistas mexicanos o de Rengifo, no puede pasarse una tarde nada más que escuchando música (lo hará solo si se trata de A bella ciao, la Internacional o un rap de Rodbexa). Cree que quienes disfrutamos el arte sin apellidos somos unos pobres bichos infectados por el espíritu burgués. Por supuesto, el Chavista Inmamable tiene derecho a hacer lo que quiera con su tiempo libre, pero yo también y eso le cuesta entenderlo, al fin y al cabo él es un modelo de la Humanidad.

Al Chavista Inmamable le gusta tener a Marx en la boca, pero es un idealista a todo dar, en la medida en que vive en el mundo ilusorio y desabrido que ha construido para sí mismo. Tiene un grave defecto: falta de burdel. No ha estudiado suficientemente en la dura escuela de la calle, donde nada es sencillo, no ha transitado pantanos, no ha visitado el infierno, no se ha despellejado arrastrándose bajo las alambradas de la vida ruda y multifacética que transcurre en la inevitable realidad. A pesar de todo, no tengo más remedio que soportarlo, porque se aparece en cualquier momento y en cualquier lugar. Lo dije al principio: no abunda pero cómo jode.



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Néstor Francia


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