Profundizar la revolución en la revolución bolivariana y chavista

En las actuales realidades y escenarios de la Revolución Bolivariana y Chavista nos confrontamos, desde la Política y la Ideología, con sub-conjuntos bien definidos siendo uno de ellos el denominado como oposición en todo su sentido político-ideológico mientras que en la acera de enfrente percibimos al amplio movimiento donde se circunscriben las denominadas como izquierdas en todas sus expresiones también político-ideológicas.

Aunque sea repetitiva la idea precedente es necesario hacerlo para exponer que ambos sub-conjuntos no son grupos sociales estáticos sino que encierran en si mismos sus propias dinámicas afectadas por las contradicciones lógicas tanto de la Política como de los propios desarrollos cotidianos de la revolución venezolana lo que significa que esas contradicciones obligan a las dirigencias correspondientes, derechas e izquierdas, a evolucionar en el marco de la dialéctica de la realidad con las ideologías imperantes en ambas aceras político-ideológicas, reiteramos y repetimos hasta el cansancio.

Es decir, sí en ambas aceras no se perciben los cotidianos cambios socio-políticos cuales encierran en si mismos cambios en las perfectibilidades correspondientes con la economía-y-finanzas, con los pensamientos contrastados con las cotidianidades objetivas de las necesidades, obvias y naturales, de toda la sociedad venezolana, con las contradicciones sobre el propio significado de la revolución y su correspondiente etapa donde está, temporalmente, ubicado el propio proceso autóctono-nacional-revolucionario, entre otras, contradicciones y luchas de clases, entonces son los dirigentes aquellos factores políticos que se encuentran, por decirlo figuradamente, en el medio de la calle, es decir, en el reformismo, por el lado de la izquierda, y en el fascismo, en el de la derecha, políticas nacionales venezolanas.

En ese orden de ideas, de obligación es precisar que los intereses de las derechas son asimétricos a aquellas realidades, intereses y objetivos de las izquierdas en el marco del proceso revolucionario en considerando que esas izquierdas se encuentran en la responsabilidad del ejercicio del Poder sobre las bases fundamentales de la praxis de la Democracia Participativa. Ello significa que esos intereses están profundamente impactados por la permanente perfectibilidad significada e influida por el proceso revolucionario venezolano en permanente ejercicio de esa Democracia y es ella, esa Democracia, permanente en su perfectibilidad, en su ejercicio político-ideológico-temporal, cual es ajeno a las decisiones del factor humano-político aún cuando éste esté en perfecta comunión con el proceso político-ideológico en su lógica evolución por lo que debe ser comprendido, todo el proceso, tanto por las derechas como por las izquierdas nacionales, en su correcto análisis. Nos explicamos.

Hemos expresado y lo reiteramos de nuevo que las derechas aún no han percibido, por exponerlo de manera elegante, que estamos inmersos en un proceso revolucionario nacional que ha bañado las exterioridades allende nuestras fronteras histórico-nacionales. Lo expresó Nicolás Maduro Moros cuando exponía que la Revolución Bolivariana y Chavista se encontraba inmersa en los Poderes fundamentales del Estado lo cual, objetivamente, es cierto, como también es evidente que el "círculo se cerrará" el próximo diciembre con el llamado a elecciones de los factores políticos quienes son y representan las bases fundamentales de la sociedad venezolana como un todo. Pero lo más importante, en nuestro criterio, no es manifestar las fuerzas políticas en las estructuras del Estado porque se podría caer en el pecado de la burocracia y la corrupción tan demostrado en los procesos históricos de otros países en diferentes latitudes sino es el profundo cambio y sus consecuencias que ha ido impactando el conjunto social como un todo desde aquella frase: "…por ahora…" en estos tiempos de modernidad neo-liberal en cambios profundos estatales.

Es decir, nos estamos refiriendo a cambios sociales afectados por varias variables como el efecto en el inconsciente colectivo de aquel "…por ahora…" en y dentro de un amplio sub-conjunto social que era profundamente temido por el líder de la Democracia Representativa como lo fue y lo es don Rómulo Betancourt. Para exponerlo con objetividad nos avocamos a transcribir aquellas famosas frases de Betancourt cuando expresara que no se debía permitir que "…bajen los cerros…"; como cuando expusiera aquella clasista frase cuando manifestara que "…las juventudes de los cerros se visten como las gentes del Country Club…".

Esos significados son los que aún las derechas no han comprendido porque no la han aceptado siendo de fácil demostración cuando damos un paseo por los contenidos de las expresiones que provienen desde la acera de las derechas por no decir y adicionar sobre sus cotidianos comportamientos; es decir, esas derechas están profundamente alienadas en los paradigmas significados de la ideología que desarrolla la super-estructura del sistema capitalista criollo-venezolano, es decir, el mayamerismo.

Ello es supremamente grave porque se expresa, en última instancia, en una parálisis no solo ideológica sino también política que va, paulatinamente, alejando a sus huestes sociales de votantes de su propia conciencia referente a la Democracia Representativa y quienes se podrían trasladar, esas huestes sociales, hacia dos demostrables variables: la primera dirigida hacia el exilio, para decirlo elegantemente, hacia la emigración, a pesar del objetivo, por diferente, del significado de ambos conceptos: exilio y emigración. El segundo aspecto a considerar sería que ese factor social podría trasladarse a sub-conjuntos político-ideológicos cercanos al fascismo aunque, según percibimos, los factores políticos radicalizados hacia la extrema-derecha han sufrido continuas derrotas políticas y de calle a las cuales se le deben adicionar la inteligente propuesta del Presidente Nicolás Maduro Moros de solicitar la reinserción de esos factores social-políticos adscritos a esos extremos ideológicos al conjunto social-político venezolano con las finalidades de poder ejercer la Política en el marco referente de sus derechos constitucionales, con los límites correspondiente, para poder exponer, democráticamente, sus luchas políticas dentro de la norma objetiva de la Política nacional en revolución permanente.

Pero una revolución, aún más, una revolución que se respeta, que se tiene que legitimar, sabe, conoce, acepta y, además, tiene que aceptarse que está inmersa en sus propias contradicciones, contradicciones fundamentales, necesarias y siempre perfectibles. Son las leyes de la revolución. Esas contradicciones en el proceso revolucionario tienen dos vertientes: la interna y la externa. Con respecto a la externa sí tomamos las ideas arriba expresadas y expuestas sobre las derechas, se pueden abstraer en función de diseñar respuestas, también y permanentemente, perfectibles que la intelectualidad de izquierdas, presentes y actuales, podrían y deberían contribuir en los correspondientes análisis sin la presente dispersión burocrática; es decir, son tiempos de unidad intelectual de las izquierdas sin las presentes confrontaciones que giran desde lo personal hacia lo supuestamente ideológico en cuanto se consideran, los corresponsables, que "tienen la verdad revolucionaria". Ello es también alienación hacia la izquierda. Tremenda pifia!

Pero serán los escenarios internos aquellos que, en estas precisas circunstancias, necesitan de "la perfecta claridad ideológica". No nos vamos a esconder detrás del biombo chino, para nada; le vamos a entrar como Dios manda, con crudeza, objetividad y pisando callos. Por eso expresamos "…que el dogmático que se considere que tiene la única verdad, que tire la primera roca…".

Años llevan críticos criollos de las izquierdas estudiando y analizando las diversas y diferentes revoluciones globales que se han manifestado en los tiempos pretéritos; aquellas revoluciones que hayan triunfado, aquellas que se confrontaron con el fracaso porque "revolución", como concepto, es un proceso socio-político que se desarrolla y puede triunfar y también fracasar. Ejemplos históricos tenemos para mostrar como, por ejemplo, a título de orientación, aquel interesante movimiento en la Alemania de la década previa a la Segunda Guerra Mundial. Otra muestra muy sería del desarrollo y fracaso en Chile donde aún no hemos puesto "el dedo en la llaga". Alguna otra muestra podría ser los procesos políticos que llevaron a su finiquito cuando el "socialismo realista" se vio inmerso en su propio "cul de sac". En contrario, podríamos recordar los procesos revolucionarios triunfantes como el bolchevique, chino, vietnamita, albano, yugoslavo e incluso el muy particular triunfo revolucionario cubano, como simple muestra sin buscar calificar, definir, esos procesos en sus particulares nacionales. Pero todos ellos han sido una muestra de enseñanzas para los estudiosos venezolanos, han sido procesos de muy interesantes movimientos sociales con grandes aspiraciones para tratar de alcanzar la horizontalidad de la acumulación, entre otros pequeños detalles, en realidades sociales nacionales.

En ese orden de reflexión, es obligante precisar que el proceso revolucionario venezolano no nació ayer sino que es producto de un largo proceso dramático de diferentes movimientos sociales y políticos que se han vertido sobre la realidad venezolana en diferentes estadios históricos de la Política nacional de Venezuela que nos consideramos que comenzarían en aquel febrero de 1928; es decir, justo, siendo generosos, diez años después de la Revolución Bolchevique en Rusia como sería justamente diez años después del primer proceso revolucionario en China que, evidentemente, tuvo un trágico final pero, a su vez, con el comienzo de una nueva etapa revolucionaria como lo insinuara, permanentemente, el Comandante Fidel Castro Ruz cuando se refería a aquel movimiento en las montañas de Fujian.

Lo inmediato anterior es una referencia íntimamente relacionada con la Teoría Política revolucionaria cuando observamos, con dramatismo intelectual, que las bases del conocimiento actual en el proceso revolucionario tiene un piso muy débil, frágil, diríamos nos, y, quizás, por ello, es que nos tropezamos, cuasi continuamente, con tanto "salto de talanquera".

Recuerdo cuando regresamos a la Patria, cuando nos incorporamos a la Escuela de Historia, UCV, que el movimiento revolucionario, en aquellas juventudes nóveles, se encontraban inmersas en el estudio de procesos sociales a nivel académico y de calle, y las discusiones político-ideológicas se confrontaban en "los pasillos", en mutuo respeto. Aquellos tiempos de revolución académica han pasado no solo en la Escuela de Historia sino en toda la UCV, la Casa de Estudios, por excelencia, a la Historia. Eran tiempos diferentes a aquellos tiempos de nuestros estudios en la Facultad de Ingeniería de la UCV, tiempos que llevaron a Rafael Caldera Rodríguez al allanamiento; tiempos diferentes al "modo de hacer la revolución" pero la discusión intelectual, la discusión ideológica, la confrontación política, las elecciones esperanzadas serían el camino para aquel renacer político que llevó a José Vicente Rangel Vale a ser el candidato presidencial y llenar la avenida Bolívar, de punta a punta, gracias a la unidad de todas las fuerzas de las izquierdas, todas, sin excepción, pero siempre junto a y con la siempre presente crítica constructiva.

Aquel fue el renacer de la esperanza, de lo necesario, lo imperativo, lo sustentado en un proyecto político-ideológico que se fue desarrollando, paulatinamente, por diferentes veredas, en diferentes direcciones hasta que escuchamos, encontrándonos lejos de la Patria (1982), que existía una persona barinesa que tenia ideas diferentes, con un proyecto bien estructurado, lógico, en lo conceptual revolucionario, adobado con la paciencia y el trabajo obligante, perseverante y necesario para así poder alcanzar a renovar el proceso revolucionario venezolano que era y es histórico en la consecución de poder alcanzar el Poder del Estado.

Aquellos que piensen, consideren, que objeten, que nieguen y se aburguesen que el Capitalismo va a permitir el desarrollo y "la normalidad revolucionaria", deberían renunciar a sus aspiraciones burocráticas y dejar paso a aquellos que en un conocimiento profundamente reflexionado están dispuestos a "arriar ese jamelgo" hacia el triunfo revolucionario venezolano, como se suele expresar en los llanos llaneros. Es decir, es de necesaria obligación la obligante reflexión del necesario equilibrio de los padres griegos; son tiempos de la obligante y necesaria realidad en asumirla en el amalgamiento del conocimiento en el proceso actual revolucionario y adicionar la profunda experiencia junto a la bravura de la juventud en ésta, la actual etapa revolucionaria, de la Revolución Bolivariana y Chavista lo cual no solo es necesario como también obligante. Bien lo expuso Vladimir Padrino López en un aquelarre de reciente fecha acompañando a revolucionarios de décadas pasadas.



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Miguel Ángel Del Pozo


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