¿Y entonces…?

"El éxito es un viaje, no un destino"

BEN SWEETLAND

"¡Que molleja, camarita!, nosotros tratando como queridos hermanos a todos los países latinoamericanos y muchos de ellos, malagradecidos, dándonos una patada en el trasero. Han caído tan bajo, tan bajo, que parecen renegar de sus raíces. Se han olvidado de la cuota de sangre indígena que les corre por las venas, porque lo quieran aceptar o no, toda América era indígena y bravía. Sí, es verdad que se asombraron de ver hombres a caballo y con medias armaduras, pero sobre todo con armas de fuego, algo desconocido por ellos. Creían que eran dioses, porque a pesar de que podían ser presas de sus lanzas y flechas, sus cuchillos y machetes, se presentaban poderosos y avasalladores. Y a pesar de su desconfianza, los recibieron con cierta cordialidad. No sabían que eran los asesinos, pervertidos, sanguinarios y desalmados que aceptaron embarcarse en la aventura de ‘las indias’ con tal que la corona española los sacara de las cárceles en las que se encontraban cumpliendo condena. Porque esa era la calaña de personajes que enlistaron para los primeros viajes hacia el nuevo mundo. Y no crea que lo que vino después fue mejor. Por eso al recordar lo que la historia de América llama el descubrimiento, la conquista y la colonización no nos queda de otra que sentir rabia. Fue una época tan aterradora que las culturas existentes no sobrevivieron, algo así como lo que significó para África la caza y tráfico de esclavos. Y todos los pueblos latinoamericanos somos hoy en día el resultado de la mezcolanza de sangre de europeos, indígenas y afrodescendientes. Por eso causa mucha ira, aunque al mismo tiempo mucha tristeza, ver como muchos jefes de estado se arrodillan ante sus amos imperiales en vez de actuar con dignidad en defensa de sus pueblos. Por eso vemos que presidentes de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Guatemala Honduras, Méjico, Panamá, Paraguay y Perú se reúnen en lo que los pueblos dignos han denominado ‘El Cartel de Lima’ y hasta ‘El Grupo de Grima’, para atacar, sin el menor pudor, a un país hermano que siempre ha sido solidario con ellos. Porque, que el imperio nos agreda, para poder apoderarse de nuestras riquezas naturales, que ellos consideran debieran ser suyas por el entreguismo de gobiernos pasados y que la ‘revolución les quitó’, no nos extraña en lo absoluto; total son angloparlantes descendientes de piratas. Pero que esta bazofia de ‘y que presidentes latinoamericanos’ se presten para el juego muestra lo que realmente son. Gobiernos de Colombia y Méjico, que viven de la producción y tráfico de drogas, osan endilgarnos eso a nosotros. Presidentes como los de Brasil y Paraguay, productos de unos golpes de estado parlamentario, se atreven a darnos clases de democracia; dígame el de Honduras, que ni el mismísimo Almugre pudo defenderle las trampas y el fraude; los dos últimos de Panamá acusados de corrupción así como la de Costa Rica y el de Guatemala; el de Canadá, que son ciudadanos de segunda del protectorado inglés; y por último el de Perú que ya sabemos que pasó. ¿Y entonces?"

Indudablemente los procesos políticos se escriben día a día, y no son precisamente los politiqueros los encargados de ello, ya que ellos representan los OPNI, es decir: los "Opinadores Políticos No Instruidos". Y son ellos los más pantalleros porque, como decimos en criollo, "no pelan una cámara ni un micrófono" y lo que dicen la mayor parte de las veces son estupideces. A los medios no les interesa contar la verdad de la historia, la verdad de lo que acontece y sus causas, ergo llenan sus páginas con las declaraciones, a veces contradictorias en sí, de estos farsantes. Pero de alguna forma u otra, la verdad siempre sale a flote para el que la quiera entender, así los dueños de los medios quieran "vender" la suya. Ya lo decía Kapucinsky: "Desde que los dueños de los medios entendieron el valor de la información, la verdad dejó de importarle".

La derecha latinoamericana, arrodillada a su amo imperial, hace lo mismo. No le importa que los pueblos les desenmascaren porque, cuando asumen el poder, arrasan con todo el que se les enfrente. El mejor ejemplo es Macri en Argentina. Cuando no pueden triunfar en los organismos internacionales, conforman grupos, que bien podemos tildar de "carteles", para atacar unidos a sus víctimas de turno. Como no han podido lograr sus objetivos de sancionar a Venezuela en la insepulta OEA, se unen en el Cartel de Lima, o Grupo de Grima, que asume un poder que no ostenta para prohibir a un presidente su participación en la Cumbre de las Américas. Y eso tiene dos lecturas: O están cumpliendo órdenes estrictas de sus amos imperiales o tienen miedo que al permitir la presencia "indeseada" les digan sus verdades sin pelos en la lengua. No olvidemos que Nicolás fue Canciller durante siete años y los conoce muy bien.

Como decía el Pepe Mujica: "al que le gusta mucho la guita hay que mantenerlo fuera de la política". La mayoría de los expresidentes y presidentes de ese cartel han sido señalados y hasta enjuiciados por corruptos; es decir, le han comprobado sus felonías. El último tuvo que renunciar y hasta tiene prohibición de salida del país. Casos como los de Odrebrecht, Papeles de Panamá, empresas fantasmas "off shore", indultos, coimas, han dejado al descubierto el enjambre de negocios ilícitos en los que están inmersos. Sí, también gente que estuvo en el gobierno venezolano y que al verse descubiertos se han pirado, como decimos en criollo. Ejemplo: la Fiscal Luisa Ortega Díaz y su esposo el diputado Germán Ferrer, así como otros que andan dándose bomba por el mundo solicitando sanciones para el pueblo venezolano, porque este nunca los acompaña en sus aventuras golpistas; entre ellos Julio Borges, que no piensa regresar a Venezuela porque sabe que la traición a la patria tiene castigo.

Existen politiqueros que han logrado convencer a algunos con aquello de que las sanciones sólo son para el gobierno. Será que el no poder comprar alimentos ni medicinas, ni materia prima para producirlas, por nombrar sólo algunos rubros, afecta únicamente al "alto gobierno" y no al pueblo en general que sufre por no encontrar los productos que requiere, junto al aumento desmedido de los precios de los productos que si encuentra y que los especuladores ofrecen. De ahí el gran disgusto del pueblo que exige a su gobierno la "mano dura" que no ha tenido para con esa gente. Ah, así mismo exigen el cierre de la frontera con Colombia luego que Santos prohibiera que le vendieran a Venezuela medicamentos contra la malaria y que se tuvieron que importar de India. Lo que e bueno para el pavo, es bueno para la pava.

Ninguno de los miembros del Cartel de Lima reconocerá el resultado de las elecciones del 20 de Mayo, según sus propias declaraciones, así como se niegan a reconocer la Asamblea Nacional Constituyente. ¿Qué dirán cuando más del 60% de los electores voten en ese proceso? ¿El pueblo venezolano no tiene la inteligencia necesaria para decidir si las elecciones fueron transparentes o no? ¿Será que en los procesos electorales de sus países vota tan alto porcentaje de electores? ¿Será que el pueblo norteamericano, y no los colegios electorales, votó por Trump? ¿Será que en medio del proceso de conteo se nos irá la luz, como hicieron en Honduras para que ganara el que iba perdiendo? La hipocresía tiene un gran capital en la oposición cipaya local y en el Grupo de Grima; lo que haga con ellos corre por su cuenta. Mientras tanto, aquí seguimos preparándonos para la reelección de Nicolás, contra viento y marea.



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Luis Semprún Jurado

Profesional, productor audiovisual, co-productor y co-moderador del programa radial El Ojo de la Ciudad en Maracaibo, estado Zulia

 luissemp2003@gmail.com      @luissemp

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