A 45 años del asesinato por la PM, de Hugo Alexander Alzolay

Hugo Alexander Alzolay forma parte de esa legión de jóvenes que fueron siendo asesinados a medida que las y los jóvenes que fueron adquiriendo la mayoría de edad en la década de los 70, continuaron los combates que se iniciaron en los años 60 y que continuaban vivos en diversos sectores populares y corrientes revolucionarias que venían de esas luchas que se libraron, recién caída la dictadura de Pérez Jiménez y recién iniciada la lucha contra la seudo democracia que implanta la IV República que quedo declarada cuando en agosto de 1959, Rómulo Betancourt, el presidente de la época, ordena a la Guardia Nacional, en la plaza La Concordia, en el centro de Caracas, disparar contra una manifesación de desempleados: cuatro muertos y un gran número de heridos. El carácter dictatorial de ese gobierno se confirma cuando Betancourt pronuncia la famosa orden a los cuerpos represivos: disparen primero y averigüen después. En los titulares de la prensa de esa época quedan plasmados los resultados: centenares de muertos y miles de heridos, principalmente jóvenes. Esta carnicería se complementó con una Ley, profundamente dictatorial, La Ley sobre Vagos y Maleantes, que entre otras disposiciones, establecía que un desempleado podía ser considerado como vago y maleante y ser detenido indefinidamente, sin fórmula de juicio.

Una cierta cobertura democrática se mantuvo: un congreso funcionando regularmente, elecciones cada cinco años, tribunales, etc. Pura apariencia, que encubría detenciones ilegales, torturas, asesinatos, etc. Pero muy útil políticamente para encubrir métodos dictatoriales con guantes de seda teñidos de sangre.

Así se fueron sucediendo presidentes: Betancourt, Leoni, Caldera, etc. Precisamente, un 08 de diciembre de 1972, escribiendo un grafiti sobre una pared (una pinta como decíamos en esos tiempos), fue asesinado por la Policía Metropolitana, Hugo Alexander Alzolay. Tenía 20 años. Él fue el primer mártir, el primer héroe caído en combate, militante de la Liga Socialista, que estaba en gestación. Gobernaba Rafael Caldera.

Hugo Alexander participaba en una campaña por la libertad de los presos políticos, entre otros, de Jorge Rodríguez, padre y David Nieves. Jorge Rodríguez se encontraba detenido en la cárcel de Sabaneta, en Maracaibo, y David Nieves, en el cuartel San Carlos.

Hugo Alexander había sido muy activo en esta lucha. Incluso, en el estadium de beisbol de la Ciudad Universitaria, creo que en un partido Caracas-Magallanes, desplegó junto con otros militantes, por la zona del center Field, una gran pancarta, precisamente, pidiendo la libertad de los presos políticos. Muy joven, casi un adolescente, se destacó por su responsabilidad, por su valentía y su madurez de pensamiento. Fue una gran pérdida para nosotros y por eso la Liga Socialista siempre lo recuerda y le rinde homenaje.

Fue capturado por la policía Metropolitana, tristemente famosa por sus crímenes durante la Cuarta República y particularmente por los que cometió, como perro de presa de los golpistas, cuando el golpe de Estado contra el presidente Chávez de abril de 2002.

La Metropolitana lo sorprendió pintando la pared, actividad que fue ilegalizada por la Cuarta República, lo golpeó y luego, lo fusiló. Cumpliendo con la orden dada por Rómulo Betancourt, una década antes, disparar primero y averiguar después, le dieron un tiro en la frente, entre ceja y ceja.

Ya estaba en discusión en el seno de la Organización de Revolucionarios (OR) el tema de la combinación de las formas de lucha, legales e ilegales, pacíficas y violentas. Un debate que se dio casi desde la fundación de la OR, el 15 de mayo de 1970, después de nuestra separación del MIR. Sobre este tema, escribí diversos ensayos, que sirvieron para el desarrollo de esta discusión.

Particularmente fueron importantes para el debate público algunos libros que escribí en esos tiempos, entre los cuales se cuentan ¿Votar para Qué? El diseño de la portada lo hizo Judith Valencia. En este pequeño libro se propuso, formalmente, por primera vez, la Táctica del Voto Nulo. Luego escribí y fueron editados sucesivamente los siguientes: El voto nulo, táctica electoral revolucionaria; Hay que trabajar sin falta allí donde están las masas; CAP, Moderniza el capitalismo dependiente; La abstención electoral y la necesidad de una táctica justa, en polémica con la organización Ruptura, que seguía defendiendo la abstención electoral. Simultáneamente se publicó, Por el camino con Domingo León, un homenaje, en vida, de ese gran, heroico e insigne revolucionario, que fue un gran ejemplo para las jóvenes generaciones de aquellos tiempos, particularmente de los militantes de la OR y la Liga Socialista. Hubo otras publicaciones multigrafiadas, fotocopiadas, en "bateas", etc.

En las principales publicaciones fue clave, el esfuerzo y el ojo crítico de mi hermano, Jorge Rodríguez, quien fue mi carnal compañero de aquellos tiempos, cuando en difíciles condiciones de clandestinidad, siempre supo llegar, por lo menos una vez al mes, a los lugares donde yo me encontraba. Un tiempo de largos diálogos amorosos con una inteligencia tan preclara y un alma tan noble, que no he vuelto a tener y que ha dejado un vacío en mi vida. El clima intelectual de la OR y la Liga Socialista, fue muy importante y vivo.

En ese ambiente de lucha, de sueños y esperanzas, se desarrolló la militancia de Hugo Alexander Alzolay. Que fue truncado por la bala de un agente de la policía metropolina, un 08 de diciembre de 1972. Como fue común durante la Cuarta República, no hubo fiscalía ni tribunales que investigaran y por ahí anda ese criminal y los jefes policiales responsables de todos esos hechos plenos de barbarie. Hugo Alexander Alzolay, sus hermanos, familiares y compañeros, siguen esperando que esos y otros crímenes sean investigados.

En los días previos a su muerte Hugo Alexander Alzolay escribió este premonitorio poema, que dice mucho de la madurez de su alma-espíritu, una alma grande y generosa. Dios y el pueblo lo saben a través de las comunicaciones espirituales que no requieren de prensa ni TV ni otras tecnologías. Con el amor y la gratitud es suficiente, esa vibración sagrada es capaz de recorrer ignotos espacios, caminos y mantenernos en comunicación solidaria a través de los sentimientos nobles.

Este es el hermoso y dramáticamente premonitorio poema:

Amigo, dame tu mano para abrigarme

Un día escucharás mi canto

desde el más allá amigo

Sabrás que sufrí antes de mi muerte

porque apenas escucharás mi grito

Sabrás que pensé en ti y el pueblo

porque jamás acompaño

a los pájaros en sus cantos

Se dice que se descansa

después de la muerte

pero yo creo que no voy a descansar

Porque esta no era

el tipo de muerte que esperaba

Es difícil soñar después de muerto

yo he soñado con docenas de rosas

He tenido frío entre mi fosa

¡Vamos, amigo,

dame tu mano para abrigarme!

Este poema lo recibí de las generosas manos de Marta Ortega, militante de aquellos tiempos y de los actuales, mujer con el fuego sagrado de la justicia, la esperanza y la pasión libertaria. Gran compañera.

Recibí este poema, sin nombre, he tenido el atrevimiento de colocarle como título la última oración de dicho poema. Te doy mi mano Hugo junto con las de todos los espíritus revolucionarios que invoco y convoco a través de este artículo para homenajearte, venerarte y honrarte. Somos miles los que te ofrecemos calor, amor y esperanzas. Donde quiera que te encuentres te la enviamos a través de una oración a Dios y a todo el universo para que recibas paz, fe y solidaridad.


 



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Julio Escalona


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