Mano dura o guerra civil

Durante los últimos días y semanas, hemos presenciado con horror e indignación, cómo la derecha extremista, ergo Primero Justicia, Voluntad Popular y Vente Venezuela, utilizando grupos criminales, en simbiosis con el hampa común, han desatado una vorágine de destrucción, muerte y saqueos en Caracas y el territorio nacional, que nos conducen sin duda alguna, a estadios de consecuencias terribles para la Nación. La promoción de esa violencia extremista está causando la angustia y desesperación en la familia venezolana que presencia inerme cómo la impunidad recorre la patria sin que exista por parte del Estado, de las instituciones, de los órganos de justicia, el castigo para los responsable materiales e intelectuales que, igual que en el año 2014, vuelven a arremeter contra toda la ciudadanía. Venezuela no merece este desastre auspiciado por el extremismo, por las bandas subversivas que actúan envalentonados pues no sienten la mano dura de la justicia, el castigo ejemplarizante por sus actos vandálicos. Quienes auspician esta insoportable situación, diputados de la oposición, el gobernador de Miranda y otros delincuentes políticos de ese sector, están retando al Estado, y lo hacen pues están seguros que no habrá quién castigue su evidente intención de derrocar al gobierno. Que nadie se equivoque, a ellos no les interesa elecciones, o diálogo, o buscar acuerdos mínimos para lograr la paz. En estas horas aciagas ya nos es suficiente la GNB o la PNB, organismos de seguridad ciudadana que han hecho todo a su alcance para enfrentar bandas armadas que destrozan todo a su paso. En mi opinión, es urgente que se activen iniciativas de emergencia, urgentes, como declarar el estado de sitio, el toque de queda y, de inmediato, sacar a la calle efectivos del Ejército y la FANB en general, a fin de evitar una escalada aún más violenta, panorama que se percibe con total claridad. Sólo así se podrá evitar que la reacción logre sus perversos objetivos; no importa lo que diga la tan cacareada "comunidad internacional" pues al fin y al cabo, es la seguridad del Estado y sus instituciones lo que está en juego, la tranquilidad de la familia venezolana; es evitar una guerra civil que causaría la destrucción del tejido social y del país en general. Es ahora o nunca, no es con grandes marchas o concentraciones populares cómo se detendrán a los complotados, eso a ellos les tiene sin cuidado. Únicamente con estrategias contundentes y ejemplarizantes se podrá desmantelar al terrorismo opositor, y llevando a juicio a sus promotores.

 

e.dy.acosta@hotmail.com



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