La izquierda perecerá en la región si no cambia el sistema, modelo y esquema

En menos de un año, hemos visto resultados electorales adversos a la izquierda en Latinoamérica y el Caribe: el triunfo de Granger como presidente de Guyana y Macri en Argentina, el de la oposición en las legislativas de El Salvador y Venezuela, el "no" en el referendo constitucional de Bolivia y Holness como primer ministro de Jamaica; a lo cual se suma el deterioro de la popularidad del gobierno de Roussef y del Partido de los Trabajadores en Brasil.

Resultados que pudiéramos interpretar como el resurgimiento de la derecha en la región; cuando observamos paradójicamente y desde hace años, una crisis estructural del capitalismo, siendo aún mayor en los últimos meses. ¿O será que estos gobiernos progresistas no abandonaron o abandonan en forma radical el modelo económico impuesto por el capitalismo y por tal razón fueron o son arrastrados por dicha crisis?

Esto último parece ser una realidad; a lo cual se suman errores políticos cometidos que aprovecharon o aprovechan las multinacionales, oligopolios internacionales y banca mundial para sabotear las respectivas economías, en aras de retomar la supremacía ideológica y el poder económico en la región. Y tienen cómo hacerlo, porque actúan como peces en el agua con gobiernos de izquierda que mantuvieron o mantienen órganos del Estado, poderes e instituciones del sistema capitalista; así como reglas e instrumentos de la economía de mercado y estrategias adaptadas al fetichismo del dinero y a la demanda "soberana" del consumidor. Hay que entender que el capital posee la capacidad de reproducirse metabólicamente en la sociedad, preservando la burocracia, el clientelismo, la corrupción y la especulación que rechazan los pueblos, convencidos de que la culpa la tienen los gobiernos de turno. ¿Entonces, qué hacer?

Profundizar las alianzas estratégicas en la región que enfrenten al creciente movimiento capitalista de globalización política y económica, y su cosmopolitismo cultural; mediante formas radicales alternas de Estado y de gobiernos, así como otros sistemas jurídicos y modelos económicos, donde los pueblos desarrollen de manera histórica, sustentable y plena, su esquema ideológico-político emancipador y puedan ejercer el control directo sobre las respectivas economías, mediante el autogobierno y la práctica permanente de la crítica y la autocrítica. Convencidos de adoptar el socialismo como nuevo orden social, donde no exista dominación y subordinación estructural alguna del capital sobre la sociedad; y que a la vez haga factible la igualdad sustantiva, impidiendo las adversidades y los conflictos entre los seres humanos. Ahí está por ejemplo, el faro orientador del Comandante Hugo Chávez, con el Plan de la Patria.



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Sergio García Ponce

Ex-vicerrector de Desarrollo Territorial de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).

 sagarciap@yahoo.es

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