¿Son todas las clases sociales revolucionarias en Venezuela?

Los tiempos que corren hacen apropiada la inquietud porque, visto lo visto, estamos en un escenario incierto sobre el propio proceso revolucionario venezolano. Sí nos trasladamos a la Historia podemos conocer con rigurosidad como un grupo social en un momento histórico determinado logra desplazar del Poder a aquel grupo social que lo detentaba y ésto es una verdad de perogrullo como lo expresan los historiadores que para nada se les podrían tildar de marxistas.

Conocemos como la sociedad romana fuera, paulatinamente, desplazada por los denominados "bárbaros del norte" cuando por necesidades de "mano de obra" del Imperio romano fueron ocupando los medios de producción, pudiendo acumular hasta alcanzar ese tránsito lógico-natural hacia la sociedad medieval cual, a su vez, se iría transformando como sociedad histórica, por las mismas razones de la acumulación de las riquezas producto del trabajo hasta poder desplazar del Poder a aquella "sangre azul" para poder instalar el sistema del valor, todo lo descrito a "vista de pájaro".

En esa línea de desarrollo nos tropezamos históricamente con una intelectualidad europea quienes ante las realidades sociales impactadas por las realidades de la economía comenzarían a reflexionar sobre la relación entre esa sociedad y su economía cuando la Ciencia y la Tecnología comenzaran a impactar, sustancialmente, en la forma de producir y, en consecuencia, en el valor del trabajo y en sus modalidades. Otra verdad de perogrullo cuando conocemos a aquellos actores académicos que realizarían esos imperativos análisis de sus correspondientes sociedades con la finalidad de contrastar lo que podríamos calificar como las contradicciones que se iban expresando en aquella sociedad impactada por las variables arriba en mención y sus reales efectos sobre la siquis del "ser social". Fundamentalmente, aquel proceso históricose expresaría en Gran Bretaña gracias a la Revolución Industrial.

La corta exposición argumental anterior nos permite abrir la puerta para entrar en el tema: Venezuela y las realidades actuales, no aquellas pretéritas, las cuáles, a nuestro modesto entender, serían las clases sociales revolucionarias que se están expresando, actualmente, en nuestra Revolución Bolivariana. Objetividad revolucionaria y necesaria.

Siempre hemos considerado y en algunas oportunidades hemos expresado que Venezuela es un país particularmente especial cualo se podría demostrar socio-históricamente sin oposición en contrario. Desde la colonia, es decir, cuando los hispanos pluri-nacionales de aquellos tiempos intentaron conquistar y colonizar todo el territorio que se le consideraba era lo que en el día de hoy denominamos como Venezuela tuvieron que aceptar que no podrían alcanzar esas metas de conquista y colonización total aquella geográfica que es histórica por la oposición y enfrentamiento que realizaran sus habitantes, los caribes, en sus diferentes expresiones sociales. La corona borbónico-francesa-hispana tendría que aceptar las realidades objetivas del "comercio exterior" que se desarrollara en Venezuela desde los Llanos vía San Fernando de Apure en su tránsito hacia las comunidades caribeñas existentes en las diferentes islas del Mar Caribe lo que obligó a la Corona hispano-castellano-leonesa a la aprobación de la constitución, por primera vez para dicha corona europea, de una compañía comercial-financiera con la ayuda y responsabilidades de la Compañía de Jesús, es decir, "La Guipuzcoana".

Posteriormente, en esa misma línea de pensamiento, la "modernidad filosófica del pensamiento francés" irrumpiría en la sociedad urbana venezolana a través del puerto de La Guaira quienes, moto proprio, impulsaron un movimiento de independencia de la Corona referida. Aquel movimiento tendría sus "altos y bajos" en sus definiciones hasta poder alcanzar en objetivación el objetivo fundamental de poder alcanzar la plena libertad ante el poderío militar hispano. Sería un militar de las clases "bien aposentadas" en la Caracas de aquellos tiempos, de antaño, Simón Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, quien objetivaría el propio proceso de Independencia como un todo continental. La base de aquella realidad no se sustentaría ni en los impuestos al té indio-chino ni en las diatribas por un jarrón seguramente hasta de procedencia desde China vía Las Filipinas sino en el pensamiento y en la reflexión filosófica, histórica, social y militar del mundo occidental conocido. Otra realidad de perogrullo.

La realidad del siglo XIX, es decir, el caudillaje venezolano solo es comparable, históricamente, con los denominados como los "señores de la guerra" (warlords) que se expresarían en China entre los años de 1911 hasta fechas cercanas a 1949 cuando Mao Zedong expulsara del continente chino al Generalísimo Chiang Kaishek quien se refugiaría en la isla de Taiwan instalando el denominado gobierno bajo la realidad histórica de la República de China.

Aquella realidad venezolana del caudillaje, realmente, impactaría en el proceso de la conformación de un estado para las expresiones de república que se irían manifestando durante esos casi 100 años de Historia Moderna de Venezuela. Era, sí así ustedes lo prefieren y para la polémica, la expresión de un "estado en permanente caos y anarquía".

Entra Venezuela en el siglo XX tardíamente cuando, en el marco de la Historia Mundial y el desarrollo de la geopolítica internacional sobre el proceso de la reconversión del sistema capitalista mundial, un seudo-militar auto-denominado "general", nos referimos a Juan Vicente Gómez, impondría la "paz nacional", se rodearía de la más exquisita intelectualidad criolla proponiéndose la constitución y consolidación del Estado venezolano. Reiteramos y repetimos, sería un militar formado en el fragor de la guerra, no un militar formado por la inexistente academia militar, zamarro y serrano, provinciano, telúrico pero con una profunda intuición del "que hacer". Aquella realidad era, sencillamente, la continuación de "lo militar" en la realidad-real de la historia de Venezuela donde "lo civil" vivía cobijado a la sombre del Poder militar en las responsabilidades del Gobierno. Irónico e inobjetable. Hemos nacido en el fragor del fusil y la guerra.

Entra tarde Venezuela al siglo XX como lo hemos expresado lo que la obliga a conjugar dos realidades: la "realidad Gómez", militar de conciencia caudillista, y una juventud impactada por la filosofía y las realidades mundiales, nos referimos a aquella "Generación del 28". No se entiende ni se podrá comprender el proceso político y social venezolano sí no consideramos la importancia de aquella generación de "pensamiento de izquierda", sí se nos permite tal calificación porque aquel pensamiento en el cual se manifestara lo histórico-religioso-institucional de la Iglesia Romana, la encíclica "Rerum Novarum", no entraría en la escena venezolana sino tardíamente y gracias a Rafael Caldera Rodríguez a su regreso de Roma. No es de necesidad entrar, por ahora, en la disertación que se corresponde con la contradicción inherente entre los profundos contenidos de la "Rerum Novarum" y lo real-significativo del texto marxiano de "El Capital". Pero sí es del mejor gusto de sus señorías, es decir, de ustedes, podríamos, para su mejor comprensión y entendimiento, proponer el texto entitulado como "El Manifiesto comunista" cual, curiosamente, en estos tiempos de revolución venezolana no es referido ni mencionado por las huestes sindicales chavistas.

Aquella referida generación entraría en su propia contradicción conceptual-filosófica, fundamentalmente, en dos grupos, ambos, históricamente muy importantes: aquellos que denominamos como los "reformistas" y los otros que calificamos como los "revolucionarios". El primer grupo liderado por Rómulo Betancourt mientras que el segundo sustentaba su liderazgo en el "pensamiento leninista". En este marco de pensamiento es de necesario comentario referirnos a una realidad que impactó la política en nuestra Patria como serían las migraciones europeas que se apersonaron en territorio venezolano justo antes de la "Guerra Civil" española y posterior a la "2da. Guerra Mundial" tanto en Europa como en China. Nos referimos, en el caso de China, a un importante grupo de judíos sefarditas de Shanghai quienes, gracias a nuestro Encargado de Negocios, José Miguel Ferrer, ante aquel Gobierno de la República de China, obtendrían las documentaciones legales para poder viajar e instalarse bajo nuestros azules cielos criollos como, a título de referencia, Abe Ladar quien, años posteriores, ejerciera como Cónsul General en la colonia británica de Hong Kong.

Aquellas diatribas en seria confrontación entre "reformistas" y "revolucionarios" se tornarían agrias cuando el "catolicismo en política" entraría en la escena política de lo conceptual del Poder con el "Pacto de Nueva York" permitiendo definir el curso de la Política y la sociedad venezolana en la segunda mitad del siglo XX por rutas a-históricas cuando consideramos, en brutal objetividad, el proceso histórico venezolano y su impacto en el inconsciente colectivo de la sociedad real venezolana. Aquel "intermezzo criollo" se desarrollaría en su propia contradicción sico-social entre "lo aspirado militar" y, cuando éste alcanzara el Poder, comienzaría a desarrollar el "rechazo al militarismo histórico". Curiosa esquizofrenia síquica pero histórica quizás y en consecuencia de aquella decisión de Betancourt de adscribirse al trotskismo reformista adepto al capitalismo dependiente.

En ese orden de ideas, Hugo Rafael Chávez Frías irrumpe de la mano de la derecha nacionalista venezolana, de la representación de un mantuanaje militarista, de un perezjimenismo aspirante a sus propias conclusiones, de una izquierda en la añorancia de tiempos pretéritos pero profundamente honestos en sus principios, de aquella referida siquis social militarista, de ese inconsciente colectivo del "gendarme necesario", y, evidentemente, de los que se denominaron como los invisibilizados y que nos, nos atrevemos a definir como el "lumpen-proletariat" venezolano.

Es correcto considerar al "levantamiento militar del 4 de febrero", más militar que de cierta participación de civiles, como la expresión militar-histórica de una inconclusa Historia proveniente de aquel proceso cívico-militar que se expresaría durante el proceso de la Independencia.

Representó Chávez Frías las aspiraciones en solución de todas las clases sociales "no políticamente reformistas" aunque, en descargo, debemos precisar que "la masa es apolítica" fundamentalmente sino que sigue la consigna impuesta, "masa" que se mantiene como "masa" en tanto y cuanto es "masa", es "el inconsciente colectivo convertido en masa".

En nuestra modesta opinión, nos consideramos que la "lucha de clases", como concepto, durante el periodo Chávez Frías no se expresaría sino, fundamentalmente, en un solo momento histórico cuando el desarrollo previo y durante el "Golpe de Abril" cuando las clases medias, principalmente, expresarían aquel inconsciente colectivo europeo al cual nos referimos más arriba mientras que las sociedades natural-criollas se mantendrían en los paradigmas de los inconscientes históricos que se implantaron en la siquis del real-venezolano desde el proceso de la Independencia, por duro que nos pueda concluir.

"El Golpe" y sus consecuencias "aguas abajo" representaron ese ser anti-militarista sobre el cual nos referimos, esa actitud esquizofrénica "del si pero no", del rechazo del "gendarme necesario" que traicionaría lo significativo de la "alienación al capitalismo mayamero" importador. El hecho histórico del "Golpe de Abril" provocado significaba un comienzo certero de la expresión de la "lucha de clases" en Venezuela adormilado durante la 4ta. República gracias a las tesis de Betancourt. Es de análisis aparte el proceso lógico de la "insurrección armada" que se desarrollaría durante la década de los años 60 del siglo próximo pasado.

Consideramos que la "lucha de clases" se ha desarrollado en toda su intensidad durante el actual momento histórico que se encuentra bajo la responsabilidad revolucionaria de Nicolás Maduro Moros. Esa objetiva realidad tendría que obligar a las fuerzas revolucionarias a identificar con brutal objetividad a las clases revolucionarias. En el marco de esta propuesta permítasenos referir a las reflexiones que realizara Mao Zedong durante los años 1925-1926 y su aceptación por el Partido Comunista Chino en el año 1927.

Mao Zedong, grosso modo, realizaría junto con camaradas de su provincia natal, Hunan, un estudio de campo socio-económico sobre la situación del campesinado hunanés cual conjuntamente con otros estudios realizados en provincias aledañas le permitiría concluir que la "clase revolucionaria" era el campesinado chino por encima de los "señores de la guerra", por encima del impuesto "Frente Unido Nacional", por encima de la "izquierda democrática" del partido nacionalista, Guomindang, y, fundamentalmente, por encima de un sector obrero alienado a las consecuencias industriales impuestas en consecuencia de los contenidos jurídicos en los "Tratados Desiguales".

No estamos infiriendo que la clase campesina venezolana es la clase revolucionaria actual en el marco del proceso en perfectibilidad de la Revolución Bolivariana. En absoluto porque, de entrada, estaríamos negando la sociología histórica que se ha venido imponiendo en Venezuela desde los tiempos de Juan Vicente Gómez que hemos denominado como "Estado rentista" cual ha impactado a la "sociedad caferera" tradicional en una clase, fundamentalmente, urbana.

Es decir y ello significa que, en nuestra modesto criterio, nos consideramos que "lo real sociológico-urbano" tendría que ser, en su real significado, la "clase revolucionaria" que sustente el proceso actual revolucionario venezolano. A título de ejemplo, la reacción de "todo 11 tiene su 13" nos demuestra nuestra modesta tesis en prpuesta cual, por cierto, gracias a la burocracia, la corrupción y la "guerra económica", actualmente, se encuentra absolutamente dormida.








 



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Miguel Ángel Del Pozo


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