Pocas personas son sabias como las abuelas para las cosas de la vida. Mi abuela materna a quien siempre le decía cariñosamente Maguela era una mujer sabia –como lo son las abuelas siempre por la experiencia acumulada- un ser noble. Recuerdo una maravillosa conversación que tuvimos donde me dijo algo que me dejó perplejo, pero que con el correr del tiempo fui despejando mis dudas desde entonces en cada historia que me narraba, ese día me dijo: Hay mi niño, destruir algo… es fácil, hay muchas historias que te iré contando mientras veas y vivas para que los demonios no lo hagan contigo. La gente dice que criticar a alguien es bueno porque permite corregir, sin embargo Maguela me decía que esa gente que critica es la gente que comúnmente no construye, sino, la que está al asecho de los constructores, de los que edifican la vida diariamente y justifican su crítica diciendo que es constructiva y que ellos tienen la razón.
En Venezuela se ha puesto de moda la crítica para la destrucción, sobre todo en los momentos actuales al gobierno de Miraflores. Pero esos mismos críticos no toman en cuenta para su crítica el otro lado o cara de la moneda, para ellos la crítica solo tiene la misma figura "Revolución".
Quizás en mi caso tenga mucho que ver que Maguela vivía con nosotros y estuvo por razones familiares pendiente de mi formación. Maguela me enseñó a construir, ella sabiamente me decía que hacer aportes era más satisfactorio que hacer críticas y para ese momento de mi crianza, de mi formación maternal que Maguela me dio fue como constructor y desde entonces me gusta crear ideas para que sirvan a muchos, construir voluntades colectivas, edificar almas que no se derrumben por las críticas, todo para que sirva de cimiento en la construcción de una sociedad para un futuro mejor.
Como siempre me decía Maguela, construir lleva más tiempo, más recursos de todo tipo, mas respiración y energía, para destruir solo se necesita aliento negativo, destructivo, a veces malintencionado o lleno de egolatría. Maguela me enseñó que para destruir no necesitaba estudios ni preparación, mucho menos cualidades, solo el deseo desnaturalizado de acabar una obra llamada nación. Luego me decía que los destructores son seres impotentes que demuestran así su frustración para construir, que no invierten su tiempo para desarrollarse Así que debes construir para crecer con la obra que fabricas a cada instante de tu vida. Ese debe ser el sueño de tu proyecto.
Recuerdo la enseñanza de Maguela al decirme que los seres humanos podíamos ser felices cuando nos uníamos para construir juntos un mundo mejor y que daba más bienestar edificar un templo o edificio para luego ir colocando adentro los muebles del descanso espiritual, los equipos de las satisfacciones corporales, los colores del arcoíris en los muros mentales y sobre todo, el placer de vivir a plenitud un gozo tan maravilloso de construir "algo" para la vida.
Maguela me enseñó que con paciencia y perseverancia se podía construir una nación con paz, una sociedad en convivencia, una familia como la empresa más sólida que pueda existir en un país, un proyecto que nació de un sueño para consolidarlo en una realidad aunque alguien quiera destruirlo por odio, egoísmo o cualquier otra maldad o acción mezquina.
Maguela es una de mis raíces, yo le hago este su honor
Me despido con una misiva o más bien con una interrogante que se hacía el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon en el 70 aniversario de ONU.
"El mundo sigue despilfarrando billones de dólares en un gasto militar excesivo." ¿Por qué es más fácil encontrar dinero para destruir a la gente y el planeta que para protegerlo?
Nuestro legado… también es sagrado