Hacer de tripas, corazón

Cuando el presidente Santos, emite unas declaraciones en las cuales señala que, no está destruyendo a la revolución bolivariana, que ella se está autodestruyendo a si misma por sus resultados y no por acción de él y/o los colombianos; y que no está de acuerdo con ella, porque no cree que sea el camino más adecuado para satisfacer las necesidades del pueblo, eso no tiene más que un nombre: Injerencia, en la misma onda de Felipe Gonzales, Felipe Calderón, entre otros.

Estas declaraciones, son consideradas por el presidente Maduro, como las peores ofensas contra la historia de Venezuela, contra la revolución, contra el presidente y contra el pueblo venezolano, que jamás se hayan emitido por un presidente colombiano.

Sin embargo, se le olvida al presidente Maduro que a propósito del caso Granda, casi en los mismos términos, el mismo Juan Manuel Santos, no era presidente entonces, en artículo titulado: De la crisis a la oportunidad ¿Un póquer de ases?, publicado en el Diario El Tiempo de Bogotá en el año 2005, señalaba: "El problema no es el incidente Granda... El verdadero problema es que tenemos de vecino un régimen autoritario, que está acabando con la democracia de su país, que se está armando hasta los dientes, que tiene su corazón con los grupos terroristas y desestabilizadores, que está lleno de plata y que pretende exportar su revolución. Ese es el problema."

Como se puede ver, hay similitud entre lo dicho por Santos ahora, con lo referido en el Diario El Tiempo en el 2005. Es decir, su antipatía contra Venezuela es de larga data. Como el refrán, "Nos mastica, pero no nos traga". Se preocupa más por la democracia venezolana que por la de su país, los hechos actuales en la frontera, así lo confirman, pero estaba reacio a reunirse con el presidente venezolano para buscarle solución a los problemas, que son de ellos.

Ahora, parece que se va a concretar el encuentro entre ambos presidentes, gracias a la intermediación de la CELAC y UNASUR. Se sabía, que tarde o temprano el presidente Santos tendría que aceptar ese encuentro con el presidente Maduro. Pero, tendrá que hacer de tripas corazón, porque es la única alternativa que le quedaba. Con lo que ha pasado, es difícil no pensar en que a lo mejor asistirá en contra de su voluntad, porque ha demostrado que no soporta al gobierno venezolano.

En conclusión, el encuentro puede definir nuevas situaciones, respecto a la creación de la nueva frontera, que comprometa a Santos a velar por sus connacionales y a proteger su frontera para evitar que los males del contrabando, el paramilitarismo, el narcotráfico, etc., sigan afectándonos.



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Jesús Rafael Barreto


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