Cátedra libre

De la crítica y la juventud

La posición acrítica de un sujeto histórico es contrarrevolucionaria. Varios camaradas han confundido la subordinación con la disciplina. Las esferas del pensamiento político deben contener profunda capacidad de cuestionar incluso lo propio. Sobre este tema versa el artículo que me dispongo a presentarles sin dejar a un lado la arista central que es la juventud, pues por compromiso militante necesitamos una depuración mayor a la de los discursos envueltos en verbosidad y labia de hoy. Ni el pesimismo ni el optimismo tienen cabida en estas letras. He escuchado decir a Nestor Kohan un par de veces que: "necesitamos una estrategia" y estoy convencida de ello. Los extremos acorazonados son la perdición, nos llevan a sumirnos en el fracaso de la causa revolucionaria y no estoy negando la auténtica capacidad de amor que nos distingue, sólo que el acto político de transformar, por dialéctico es concreto, aunque repleto de contradicciones; el idealismo sólo lo ensordece y distorsiona.

 

Recuerdo que al estudiar Historia de las Teorías Pedagógicas en la UCV leí como Hegel se refutó a si mismo al decir: "la guerra es el matadero de los pueblos", mientras más adelante sostuvo que: "la paz y la armonía no contribuyen al progreso de la sociedad"; por lo tanto tomamos estas frases para disertar algunas falacias insertas en la premisa de "alcanzar el estado ideal". La enajenación o como lo llamaba Marx, cosificación del ser inicia cuando éste empieza a buscar dentro de sí mismo el auto concepto que la economía y la historia están concibiendo allá afuera. Está claro, para la ciencia fáctica, somos partículas de átomos, células en intercambio de mensajes químicos por medio de la sinapsis, pero más allá de toda esa "ingeniería del comportamiento", tal como enunciaba Kaplún, para el marxismo no somos más que sujetos sociales e históricos, forjadores de relaciones sociales y dueños de nuestros modos de producción, así como también sujetos culturales, porque a Marx no sólo debe vérsele desde la perspectiva economicista sino en toda la amplitud de sus estudios filosóficos. Ahora bien, retomando la mentira de Hegel, la sociedad burguesa se ha ceñido de estos trastornos románticos para fortalecer su poder como clase dominante. ¿O es acaso mentira que todas esas leyes de la atracción, metafísicas y filosofías de la paz interior están mutilando al pensamiento crítico? Es aquí donde precisamente quiero llegar. La cita más clara al respecto es del Luiggi Fabbri, quien en su artículo: "crítica revolucionaria", sostiene:

"Podríamos afirmar que el actual renacimiento idealista responde también a una necesidad de nuestro ánimo, al que tampoco lo dejaba satisfecho el árido positivismo. Pero, entretanto, nos perturba la visión de un probable peligro, el cual puede originarse de que las tendencias idealistas nos empujen demasiado hacia un espiritualismo que forje nuevas cadenas y nuevos dogmas, obstáculos renacientes puestos a la liberación suprema del hombre de todas las opresiones tanto morales como materiales".

Y aunque Fabbri fue un anarquista, sus ideas no dejan de ser aceptables para la crítica además que el italiano se latinoamericanizó en Uruguay.

Es la amplitud y no la hegemonía del pensamiento único lo que nos permite dilucidar y depurarnos acerca de las cuestiones políticas que asaltan lo cotidiano. En este caso, la crítica es uno de esos temas controversiales que a la juventud revolucionaría debería importar. En todas las dimensiones del poder popular, -entiéndase éste más allá de la acepción taxativa que otorga el marco jurídico-, ésta generación debería ser la encargada de trascender las líneas de acción que el Estado circunscribe a la praxis de sus actores. Hay un proyecto definitorio, ciertamente, pero ¿es que acaso ese proyecto es inamovible a los intereses populares? Al contrario, cada estructura organizativa aporta a su propia transformación, porque como lo citaba el zambo: "o inventamos o erramos", de lo contrario, estaríamos siendo meros reproductores de la interpretación que Chávez hizo alguna vez en base a necesidades socio-históricas específicas; el arañero no está, corresponde ahora al pueblo como base y a la vanguardia, asumir la depuración del propio sistema que se ha creado en los últimos 15 años. Y esto no es sólo en términos de país, sino también desde cada espacio de lucha que tribute al modelo de liberación del que andamos en búsqueda y al cual sólo debemos algunos hallazgos; se hace necesaria la crítica como elemento permanente de la revolución pese a las diferentes tendencias incluso internas que se manejan en nuestros escenarios.

La privatización de la crítica, reiteramos es una concepción burguesa en contraposición al populismo desmedido de muchos de nuestros gobiernos latinoamericanos, discursos cargados de palabras como: "ordenar", "lineamientos", "instrucciones" coloca a la juventud en un papel de pasividad sin posibilidades de crítica, se deja atrás la famosa frase del grano de maíz, "irreverencia en el discurso y lealtad en la acción".

No es ataque el poder debatir ciertas perspectivas acerca de situaciones concretas, así lo he aprendido desde mi propia depuración, la juventud debe hacerlo. Hay que dar la batalla por la transformación cultural, renunciando a esas posturas mansas y apasionadas de esta práctica revolucionaria que no sabemos si garantice el futuro. Hay márgenes de las críticas, por supuesto, la exasperación en vez de sumar voluntades hará que parezcamos intransigentes, no se trata de eso, sino de generar pensamiento crítico en todas las paradas y en todas las trincheras. Que las ideas sean arma combativa del ataque al conformismo ideológico, que podamos precisar y resemantizar en contexto histórico términos inverosímiles al absolutismo como democracia, poder, Estado, revolución, socialismo y más. La juventud tiene toda la moral para hacerlo, porque constantemente va concretando la causa: podemos cambiar el mundo.



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Magaly Valdez

Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela. Estudiante de Educación en la Universidad Central de Venezuela. Docente asesora de la Mision Sucre. Poeta.

 magalyvaldez@gmail.com      @magaly_valdez

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