La juventud aculturada del presente

Este año compré un librito de la Fundación Editorial El Perro y La Rana con impronta del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, que por cierto muchos de "nuestros" ministerios se quedaron en la fraseología "Poder Popular", sin que ésta figura además con peso jurídico ocupe espacio endógeno en las estructuras burocráticas y vacías ministeriales –espero no herir susceptibilidades-; el libro lleva por nombre: "No aculturados" y es una compilación de autores como: Glauber Rocha, José María Arguedas, José Martí, Aimé Césaire y José Roberto Duque, quienes orientan sus discursos a la juventud en particular acerca del papel significativo que sin ser pesimista reina como huecos vacíos al cambio social que demanda nuestro país. En el impreso se discuten temas interesantes para la juventud, tales como la "estética de la violencia", (…) "el significado revolucionario de las luchas de liberación" (…) (pág. 8, 2015). A propósito, Glauber Rocha destaca el Mayo Francés de 1968 que sirvió de inspiración para que en Brasil, desentrañando al autor "intelectuales y artistas desataran la más grande de todas las revoluciones contra la dictadura brutal de 1964". De este texto, me llama poderosamente la atención el siguiente epílogo: "el artista debe mantener su libertad ante cualquier circunstancia", refiriéndose al elemento sedicioso que compone todo espíritu revolucionario, el de la emancipación. La representación simbólica de libertad, desde su augurio en la Revolución Francesa como causa de lucha aunque burguesa, pasa por la metamorfosis del paradigma dominante que la ha configurado a otros escenarios que repercuten en el campo del consumo. (Véase "El consumo como configurador de identidades juveniles: Una perspectiva socio histórica y psicoanalítica, de Juana Rubio Romero, Universidad Complutense de Madrid). Aquí el pragmatismo político envuelto en las relaciones sociales de producción en las que con-vive la juventud, se motoriza por una ejecución de intereses particulares y en muchos casos materialistas del quehacer pseudorevolucionario. Esto no es más, que la equivalencia al "narcicismo polítiquero" en el que caen muchos de los que somos jóvenes militantes (de la causa por supuesto).

Por otro lado, la tipificación en que se encuentra la juventud del presente, sobremanera de izquierda, no puede ir de sopetón a proletarizarse, -me disculpan los comunistas- pues el trabajo acometido a diario aun no siendo remunerado carece de conciencia sobre la lucha de clases, es decir, la noción de trabajo vista desde la teoría marxista no es asumida y ni siquiera comprendida por la juventud venezolana actual. Habría que empezar por la formación de ésta conciencia hasta avanzar a lo real-concreto del tiempo histórico porque es que no todos los jóvenes dedican tiempo a formarse desde una pedagogía de la autonomía o como diría JH "desde una pedagogía política". La confrontación reformismo-clasicismo, nos da la respuesta. Para ello, Rocha ilumina: "los sistemas culturales actuantes, de derecha o de izquierda, están presos en una razón conservadora" (Pág. 9, Ob. Cit) ¿cómo entender a la juventud? Me parece que desde el talante de la transformación cultural. Una sociedad sin clases en dictadura del proletariado como en su inicio lo planteó Marx, habría que contextualizarse evitando toda connotación manualística, por ello que la de-colonización del pensamiento político-académico-económico-social cobra vigencia en nuestro sur como una de las rutas a marcar para el futuro, construida desde el hoy.

Los países latinoamericanos, llamados por la potencia mundial en el siglo pasado: territorios del tercer mundo, han sido testigos del aparataje que la industria cultural ha calibrado por vía de la globalización para el dominio y opresión de las masas. Este fenómeno parece ser omnipresente, por lo que a través de la ciencia con cada paso que damos por la transformación cultural, surge un sinfín de modelos antagónicos que frenan el movimiento anti alienación de la izquierda, en tanto es necesaria esa delimitación epistémica desde la de-colonialidad y es una tarea en tanto fundamental para la juventud combativa.

En otro sentido, durante el siglo XX se produjo la masificación de la producción por medio de la industrialización, tal como lo detalla Rubio Romero, quien bosqueja sobre cómo la publicidad creó estereotipos "ideales a seguir", la juventud no estuvo a salvo. Hoy no perdemos de vista, cómo nuestros líderes políticos idealizan y realzan patrones puntuales de otros perfiles adyacentes a la "burguesía de Estado", generalmente hijos de esas personalidades públicas "revolucionarias", quienes marcan la pauta incluso sobre cómo portar estilos a la hora de politiquear.

Es hora de debatir y poder desvestir en esencia dos fundamentos de actuación de nuestra juventud revolucionaria: el consumo y el estado del momento actual.

Por un lado la opulencia desmedida de discursos que apuntan a "convencer a quienes no creen en la revolución" para tributar a la democracia electoral, hace que se pierde el objetivo fundamental de transformar los espacios, ¿y es qué acaso no se convence trabajando? Es la pregunta que he oído de muchos (as) camaradas que fijan metas políticas al estilo de marketing juvenil.

Ciertamente, "trabajar por", es una de las tareas a asumir a la hora de producir cambios en espacios como los universitarios, pero en ocasiones se torna un cliché empaquetado el de trabajar desde un movimiento estudiantil en pro ¿de qué fines? Y lo irónico ¿Qué conciencia tienen los que desde adentro acompañan el trabajo?

En una entrevista documentada a Herbert Marcuse, que produjo la "Biblioteca Salvat de Grandes Temas" acerca de las causas de la rebelión juvenil, el teórico crítico logra disertar sobre la historicidad que envuelve la praxis de la juventud contemporánea, como una vanguardia casi indivisible del ejercicio del trabajo, pero cuestionando incluso interpretaciones ortodoxas marxistas alrededor de esta perspectiva.

Destaca la diseminación de la causa real y concreta de la lucha histórica de la izquierda, pero sin reducir esta premisa a un solo estrato social, sino más bien que lo pluraliza a la totalidad de las clases que asumen este papel sin acudir a un extremismo por antonomasia.

Si es vanguardia en que debe convertirse la juventud venezolana no está del todo sólida, me temo que redundaremos el punto y círculo del fracaso. Marcuse enfatizaba que, "una de las tareas más importantes de esta fase consiste en encontrar nuevas formas de organización realmente efectiva ".

La aculturación moderna goza de partícipes sofisticados, está arrasando cada vez más con las mentes libres y hace socavar hasta el más acérrimo portador de los discursos "veraces"; el capitalismo ha rejuvenecido sus mecanismos de acción, por lo tanto es nuestra exigencia cotidiana el desnudar los nuevos métodos de esclavitud y secuestro de nuestra mentalidad insumisa. En estos días conversábamos un camarada y yo al respecto, esta edad que llevamos a cuestas es un prodigio de la naturaleza, mientras tengamos estos años encima, podremos estremecer y hacer trepidar toda estructura del sistema, somos jóvenes, hay que aprovechar porque cuando el fulgúreo termine, cesará nuestra embestida para desmontar. Retomando una cosa con la otra, y con énfasis en nuestra propia creación, es nuestra auténtica autodeterminación sin colonización, el sabio Martí lo decía, "No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza (…) ¿cómo han de salir de las universidades los gobernantes, sino hay universidades en América donde se enseñe del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos, de América? A adivinar salen jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran dirigir un pueblo que no conocen (…)" La juventud debe portar las voces de sí misma y para ello reinventarse, redimensionarse y re-politizar el campo de actuación en cada escenario que sea una trinchera de lucha. Es para la crítica, no para los halagos.



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Magaly Valdez

Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela. Estudiante de Educación en la Universidad Central de Venezuela. Docente asesora de la Mision Sucre. Poeta.

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