La "desconfianza" de un loro mediático

Al llegar a mi casa el domingo 4 de diciembre, a las 11 p.m., agotada (mientras muchos se quedaron cómodamente en sus casas), luego de estar desde las 6 a.m. como presidente de mesa en el centro de votación donde me toca votar, labor que voluntariamente he desempeñado en los 3 últimos procesos electorales, leí el artículo de Tulio Hernández, titulado "Desconfianza" (El Nacional, 4-12-05).

Cito textualmente a Tulio Hernández: "...una nación que no es capaz siquiera de organizar eficaz, armoniosa y transparentemente unas elecciones legislativas con la participación de todas sus organizaciones políticas es una nación que debe revisar profundamente los patrones de su convivencia democrática y la credibilidad en una de sus instituciones fundamentales, el árbitro electoral..."

Una vez más, me dio náuseas leer al sociólogo Tulio Hernández. Quise participar en el proceso electoral para comprobar su transparencia (recuerdo que hace muchos años mi abuelo, Eduardo Gallegos Mancera, nos pedía a nosotros, a su familia, ir a las mesas electorales a cuidar los votos del PCV para que no se los robaran). Y estoy feliz, porque ya no tengo dudas sobre la eficacia y transparencia del árbitro electoral de hoy.

Invito a Tulio Hernández a que nos acompañe como miembro o testigo en una de las mesas electorales para que entonces opine sobre lo que es organización eficaz, armoniosa y transparente. NINGUNO de los miembros y testigos de oposición que me acompañaron durante los últimos tres procesos electorales en los que he participado piensa que hay trampa en el proceso. Las auditorías a las cajas, que la oposición ha ido exigiendo hacer cada vez en mayor porcentaje (ya llegó al colmo de un 45 % de las mesas, cuando ya un 3 % es estadísticamente significativo), funcionaron a la perfección en todas las oportunidades. Nunca hubo un voto de más ni de menos y los testigos de la oposición tuvieron que aceptar que el proceso de votación está blindado. Y ni hablar de la cantidad de copias, firmas, sellos y etiquetas que se nos exige a todos en presencia del Plan República, operadores de máquina, etc. La transmisión de datos es impecable, teniendo la posibilidad de consultar y corroborar desde cualquier casa los votos de cada centro y de cada mesa por internet en cuestión de pocas horas. Y ni hablar del insólito retiro de las máquinas captahuellas, una vil exigencia, ya que todos sabemos cómo éstas han contribuído a evitar la famosa y masiva votación múltiple y de muertos a la que siempre estuvimos acostumbrados en Venezuela.

Sigo con el artículo de Tulio Hernández: "...la incapacidad del gobierno para convencer a la sociedad de que el organismo electoral es confiable -el último estudio de Hinterlaces señala 61% de desconfianza en el CNE-..."

Si vamos a las encuestas, la encuesta de Datanálisis (Luis Vicente León) de marzo de 2005 demuestra que el 64 % de las personas opina que las elecciones organizadas por este CNE son limpias. Puede consultarse por internet:

http://www.eluniversal.com/2005/05/03/pol_art_03105A.shtml

Lo que realmente me molesta es que un sociólogo repita mentiras e injusticias como loro mediático. Con todas las fallas que pueda tener nuestro nuevo sistema electoral, lo aplaudo y defiendo porque he conocido directa y vivencialmente su funcionamiento. Y hay que estar en la piel de la gente del CNE para hacer tantos cambios paradigmáticos recibiendo tanta
leña...

jlosadas@cantv.net


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