El día después de la batalla

Impactan los resultados electorales arrojados en la consulta popular del domingo 4 de diciembre en Venezuela. Impactan por múltiples razones. La primera de ella por la respuesta tan débil que ha dado la población en estos comicios. En primer lugar la pregunta que me hago es ¿cuáles pueden ser las causas de tan blanda respuesta a los llamados a votar?. En ese sentido, la batería de llamados a repetir la hazaña del 15 de agosto del 2004 no tuvo la resonancia esperada porque no se sintió un peligro inminente, pero también refleja la desconexión
de los representantes y lideres políticos que acompañan al gobierno con la población.

La sensación de la población es que estos siguen comportándose como una elite que se acerca a la población cuando necesita su ayuda o cuando el poder esta en peligro como en los diferentes eventos que han sacudido a este país en los últimos tiempo, llámense estos: golpe de estado, sabotaje petrolero, guarimbas, marchas gubernamentales, etc. De resto no se ve una vinculación profunda con el pueblo, claro esta, siempre hay excepciones, pues hemos visto en ocasiones dirigentes que han estado acompañando al pueblo en demandas específicas pero en general no se nota una conexión directa como si se siente entre el pueblo y el presidente.

La desconexión es tan grande que muchos de ellos ni siquiera van mucho por la región que los eligió, y cuando van, se reúnen con los más cercanos colaboradores pero de ahí a patear las calles y a mezclarse con el pueblo hay un trecho. En segundo lugar, el carácter cogollero y elitista, como ejercicio político, para firmar alianzas o para romperlas también. La democracia participativa que esgrime en nuestra Constitución en uno de sus primeros incisos no se cumple todavía. En tercer lugar y debido al régimen presidencialista de nuestro país, la
figura del presidente se considera lo suficientemente poderosa para no hacer esfuerzos para escuchar las quejas de sus representados y evitar el ejercicio perverso de decidir sin consultar.

Así en una política por arriba se decidió que a los diputados opositores no se les hiciera o no se presionara al CNE para que se les hiciese el referéndum que les correspondía; por otro lado, nadie supervisa que los diputados elegidos por nosotros, acudan a la Asamblea y veamos el fruto de su trabajo traducido en leyes necesarias que requiere el país con urgencia. Claro, cualquiera podría argüir que uno de los escenario utilizado por la oposición para sabotear la acción del gobierno o para impedirle gobernar ha tenido como escenario la Asamblea nacional, pero también es cierto que nuestros diputados tienen un expediente de faltas a la sesiones y esa es una realidad que se constata día a día y es reseñada por los medios de comunicación.

Por último se ha dejado sólo en manos del presidente la educación política del pueblo, la desvinculación de los dirigentes y parlamentarios con el pueblo ha
dado como resultado que la población no sintió lo indispensable de su participación en estos comicios por las fuerzas que amenazan externamente este proceso, que parte de una posición interna, dispuesta a sacrificar la patria misma sin ninguna vergüenza, por lo cual se hacia necesario una respuesta contundente.


La respuesta a la forma cogollera de hacer política que ha dado el pueblo a sus líderes es aleccionadora por lo que el trabajo debe ser desde ya, la educación política, el intercambio y la comunicación directa con el pueblo en un año en que además de los problemas cotidianos que debemos resolver, esta la reelección presidencial y las fuerzas exteriores que harán todo lo que este a su disposición para abortar esta posibilidad.


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