¿Y ahora qué, Bernal?



Por todos es conocido el deterioro que “inunda” el centro de la capital. Autoridades municipales han permitido a los comerciantes informales invadir cuanto metro cuadrado de acera le quedaba libre al peatón caraqueño. Es así como caminando por el casco histórico usted puede confirmar por doscientos bolos, cuantos gramos engordó el fin de semana, puede escoger su Triple X con calma y a precios de competencia. Puede comer mondongo, sancocho de pescado o de gallina, con la bacteria que menos le afecte el estómago. Las venden en una bolsa. El platico es un adminículo de la civilización.

En los sótanos de la Torre Sur del Centro Simón Bolívar usted puede conseguir artículos de ferretería, peluches, películas venidas directamente de la fábrica que queda en la Plaza Diego Ibarra, es decir que es un trabajo garantizado. No desconfíe, es la fábrica de cidis piratas más grande del país. ¿Cuánto impuesto evadirán?

Por otra parte se consiguen libros insólitamente viejos y otras publicaciones muy útiles como los libritos de las leyes, que siempre se necesita leer alguna. Hay antenas para cualquier artefacto electrónico, autoperiquitos, ventas de café... Más afuerita, en las narices de jueces y diputados hay boutiques del sonido, de ropa para damas, caballeros, niños y niñas, de cidis de música, de películas infantiles, de flores para curar corazones heridos, de zapatos inimaginables, de pulseritas, collarcitos, sortijitas y zarcillitos baratos para un regalo de última hora.

Pero no todo es comercio informal. No, no, no. Ahí también se dan actividades duras. Hay forcejeo por el control de los puestos. En la plaza Caracas, según, se reparten el control cuatro mujeres, llamadas “Las Capitanas”. El control consiste en cobrar “alquiler” por los puestos. Son como una junta de condominio, sólo que la plata es para ellas. Un cuarteto de delincuentes.

Se dice que en esa zona, es decir en el Centro Social Buhoneril (CSB), hay tráfico de drogas y de niños. Los arrebatones son diarios. Las mujeres son las víctimas preferidas, pero los varones también reciben lo suyo. Ahí, frente a la sede del Poder Electoral hay una letrina. Pero no sólo el Poder Electoral. Cuatro Ministros osan usar esos espacios: Salud, Ambiente, Trabajo y Cultura. Parece un chiste. Si no fuera tan trágico para la ciudad.

“Los caraqueños ya perdieron la cuenta de cuántas veces las autoridades han anunciado planes para reubicar a los trabajadores informales. El más reciente fue el pasado martes 18 luego de una reunión realizada en la sede de la Alcaldía Mayor, en la cual participaron el ministro de Participación Popular, Jorge Luis García Carneiro; el presidente del Centro Simón Bolívar, Álvaro Carrasco, representantes de distintas alcaldías e instituciones públicas, Bernal y el alcalde Mayor, Juan Barreto”, dice el diario Ultimas Noticias del viernes 21/10/05. Y citan al alcalde Bernal: “lamentablemente hay una cultura de la zafra en diciembre, y de manera casi natural aumenta la cantidad de informales en todo el casco central". Esto, para justificar la inacción. ¿Y los delincuentes que mandan en la zona? ¿Y el riesgo que significa la plaza Diego Ibarra?¿Saben que se puede desplomar? ¿Y la insalubridad? ¿Y la evasión de impuestos? No son sólo madres y padres buscando el sustento. ¿Dónde vivirá el dueño de la fábrica de cidis?

Natural, zafra, cultura. Antes, el Alcalde de Caracas había dicho que el asunto del comercio informal es un problema de Estado. Y que no podía resolverlo solo. El Jefe del Estado le tomó la palabra. ¿Y ahora qué, Bernal?

*Periodista

mechacin@cantv.net




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Mercedes Chacín*


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