Del gobierno de calle al gobierno de la calle

Sin duda el presidente Nicolás Maduro va a realizar esta transición ya señalada en Golpe de Timón.

Cada párrafo trae orientaciones para lograrla. El gobierno de calle le ha dado prioridad a gobernar con la gente.

Este es un camino que enfrenta la burocratización y la corrupción. Por todo el país hay experiencias de producción y propiedad social. Cómo hacer para que sean esos procesos los que lideren la transición hacia un gobierno de calle?

El presidente Maduro va a inclinar la balanza. Cuenta con nuestra solidaridad y la del pueblo. Sin duda él actúa con el mandato que le dejó el presidente Hugo Chávez: (...) te encomiendo esto como te encomendaría mi vida: las comunas. Acompañado de: (...) es mucho más importante en este momento que la misma Comuna: la cultura comunal.

La creación de una cultura supone, entre otras cosas, generalización de las experiencias que educan generando soluciones y construyendo otras relaciones sociales. La unión de escuela, comunidad, familias, soluciones alternativas y unidades productivas puede generar prefiguraciones de la nueva sociedad.

Si el discurso se apoya en hechos que hablen por sí mismos y toda Venezuela es una escuela cuyo punto de partida, no sólo son los libros, sino el conocimiento y la recreación de las experiencias en marcha y los medios públicos se hacen parte de esa escuela, el Estado comunal se irá concretando.

Una batalla será la emulación entre los métodos y la división del trabajo capitalista y los métodos y la cooperación solidaria impulsada por el Gobierno de las comunidades, como el camino a seguir.

Entre los maestros estarán los hacedores populares. Han demostrado que pueden desarrollar ciencias y tecnologías de lo alternativo. Relevando también la ciencia y la tecnología académicas, incluso, la muy especializada.

Lo importante es descubrir las interdependencias, interrelaciones y complementariedades fundadas en la solidaridad.

Seguramente ello implicará que ministros, académicos, científicos deban ir a dormir a un barrio tres días a enseñar y aprender. Sin compulsión, sólo reivindicando a Simón Rodríguez.



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Julio Escalona


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