El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicado durante la primera semana de mayo de 2013, y coincidente con el informe de la Comisión Económica para la América Latina y el Caribe (Cepalc), órgano adscrito a Naciones Unidas (Onu), trae dentro de sus datos, para despecho de una muy apreciable cantidad de incrédulos y detractores, indicadores económicos y sociales que ya hemos venido trabajando en estas páginas y que nos permitimos refrescar.
Ya en 1990, Venezuela era la 4ta. mayor economía de América Latina y el Caribe (ALC). En ese orden se mantuvo hasta 2001, cuando la brusca caída de todos los valores macroeconómicos repercutieron de tal manera en el PIB, que arrastró con ello varios de los indicadores del Desarrollo Humano, afectándose significativamente la tasa media del ingreso, del empleo, del consumo y de la oferta de bienes y servicios. El año 2002 cerró así con Venezuela en el 5° lugar como consecuencia del golpe de Estado que derrocó al presidente Chávez por 47 horas; y del sabotaje petrolero de diciembre de 2002 a enero de 2003. En 2004 retornamos al 4° lugar, hasta 2010, cuando volvimos a la 5ta posición, en la que permanecimos hasta 2011. Las tasas de crecimiento del PIB de 4,2 y 5,5 en 2011 y 2012, respectivamente, nos han devuelto a la 4ta. posición natural que como país hemos ocupado tradicionalmente.
Sí, somos la 4ta economía de América Latina y el Caribe, por detrás de Brasil, México y Argentina, en ese orden. En esa posición nos afianzaremos en los próximos años porque la maduración de las grandes inversiones en infraestructura (ferrocarriles, autopistas, carreteras, puentes, viviendas, electrificación...), aunado a la Siembra Petrolera que se desarrolla en todo el país y en todas las instancias, en la Faja del Orinoco y el Proyecto Gran Mariscal de Ayacucho, en la Gran Misión Agro Venezuela y, sobre todo, por la incorporación progresiva de la gran masa de jóvenes egresados de las universidades, de los tecnológicos y de los cursos de especialización en países amigos, le darán a la República la cuota de progreso técnico que necesitamos para avanzar con paso firme hacia la conquista del futuro. Estamos preparándonos con todos los hierros para entrar en el Mercosur por la puerta grande.
Las promociones de especialistas en petróleo, en gas, en instrumentación, en refinación, en petroquímica, en transporte terrestre y marino, en los laboratorios, que están egresando de la Universidad del Zulia; de la Universidad de Oriente, de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos “Ezequiel Zamora”; de la UNEFA, de la Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt, nos garantizan el progreso técnico necesario para los retos actuales y futuros de la industria petrolera nacional
¡Que tenemos y afrontaremos en el futuro predecible problemas, grandes problemas! ¡Bienvenidos sean! ¿Cuándo se han arredrado los hijos de Bolívar ante las dificultades?
Las enormes dificultades de las décadas de 1980 y 1990, cuando hubo que reestructurar la deuda en dos oportunidades y afrontar “el mejor refinanciamiento del mundo”, la quiebra de 14 bancos, inflación del 81 y 103,3 por ciento, en 1989 y 1996 respectivamente, niveles de pobreza que superaron el 70 por ciento, pobreza extrema superior al 30 por ciento; desempleo que excedió el 16 por ciento, una distribución del ingreso que sólo favoreció a los más ricos, hasta el punto de que llevó a casi la desaparición de la clase media; niños que tenían que ser alimentados con perrarina y agua de arroz, ése era el panorama de la Venezuela que recibió Hugo Chávez en febrero de 1999.
¡Eso sí, queremos hacer una advertencia que no deja de ser oportuna: tenemos que poner orden en nuestras cuentas fiscales!
Al día de hoy, somos uno de los países que mayores logros ha alcanzado en las metas del milenio en América Latina, detrás de Cuba, y al unísono con Chile, Nicaragua, Perú y Uruguay. Trataremos sobre eso y otros temas en próxima entrega.
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