Ineficacia e ineficiencia

Las palabras “eficacia” y “eficiencia”, siempre se han prestado a confusión al tratar de utilizarlas . La mayor parte de los diccionarios de vieja data, aunque no las dan como sinónimos, las definen en términos tales que, como dice el Académico Alexis Márquez Rodríguez: “A primera vista la diferencia pareciera no existir, o en todo caso ser muy sutil, y hasta banal”. Pero los diccionarios modernos, o algunos de ellos, están siendo menos sutiles. De hecho, el Diccionario Enciclopédico Nauta Tres en su edición de 1994 considera que dichos vocablos son sinónimos, en tanto que según el Diccionario Clave, “eficacia” se usa referido especialmente a cosas, frente a eficiencia, que se prefiere para personas”, o sea que seguimos igual de confundidos si nos atenemos a criterios lingüísticos, gramaticales o como quieran llamarse.

Lo cierto es que ese “rollo” que se traen los gramáticos con estos dos vocablos, ya fue resuelto hace muchos años en forma lógica (no etimológica) por las personas que día tras día tienen que enfrentar situaciones en las que con RECURSOS LIMITADOS hay que obtener resultados. La “eficacia”, tal como la define el DRAE es la “capacidad de lograr el efecto que se desea o espera”, es decir, un resultado. La “eficiencia” ( y esta definición no aparece en ningún diccionario), es una medida de la “eficacia” que indica el mayor o menor grado de aprovechamiento de los recursos asignados o disponibles para obtener el resultado esperado, y el tiempo es uno de esos recursos. Así que se puede ser eficaz de muchas maneras, siempre y cuando se consiga el resultado esperado, pero hay una gradación entre las maneras de conseguirlo que está vinculada a la utilización de los recursos que determina que se pueda decir que tal persona o cosa es más “eficiente” que otra porque con igualdad de recursos obtiene mejores resultados. Si no se obtiene el resultado esperado hay que hablar de “ineficacia” lo cual por supuesto, como lo señala el Ilustre Académico, “supone la incapacidad de algo para alcanzar el fin que se le asigna”, pero igualmente supone la incapacidad de alguien para alcanzar el fin que se le asigna, o sea, que ineficacia es sinónimo de incapacidad .

El mejor ejemplo para demostrar la diferencia entre “eficiencia” y “eficacia” lo tenemos en Venezuela: cuando Chávez salió de la cárcel disponía de muy escasos recursos, pero supo hacer un excelente uso de ellos y en breve tiempo logró alcanzar la posición que hoy tiene y que otros han tenido como meta toda su vida y que aun disponiendo de cuantiosos recursos se quedaron ”besando la grama”. Eso es un ejemplo de eficiencia.

En cambio aquellos “y que líderes” de la oposición que han tratado por todos los medios de sacarlo del Poder sin lograrlo, han demostrado ser absolutamente ineficaces desde todo punto de vista, puesto que no han logrado ningún resultado aun contando con todos los recursos habidos y por haber dentro y fuera de Venezuela, comenzando por los medios de comunicación, para denostar del proceso liderado por el Presidente Chávez, así que al ser ineficaces han demostrado ser igualmente incapaces, aunque no menos tenaces porque siguen pensando que algún día volverán.

Que bueno sería que el profesor Alexis Márquez Rodríguez en alguna de sus ilustrativas columnas relativas a la lengua y a las palabras analizara algunas como reconcomido (¿o será reconcómico?), tránsfuga, saltalabarda, etc., que aunque son palabras poco usadas tenemos en el ámbito político numerosos ejemplos para ilustrarlas.


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