El momento de las definiciones se acerca: Aportes y límites de los marqueses, desafíos y límites de los bolivarianos...

Los marqueses y los bolivarianos

I) BOLÍVAR Y MANUELA:

¿NUEVOS ‘OBJETIVOS’ DE LA INTELIGENCIA POLICIAL "ECUATORIANA"?

Qué cosas y momentos tan "extraños" ocurren en Ecuador, en el que parecería un delito político, común o mediático, declararse -o ser- bolivariano.

El principal aparato de Inteligencia de la Policía Nacional, la Unidad de Investigaciones Especiales (UIES) -nieta del tenebroso SIC-10 organizado en la era LFC; hija de la UIAS -Unidad de Investigaciones Anti-Subvsersivas a fines de los 80as.; y prima (peleada) de la Dirección General de Inteligencia, DGI -ésta última construida por los gutierristas, que aún siguen indemnes dentro de la misma sin sanción alguna- ha publicitado en varios mass media que ni siquiera se toman la molestia de editar o indagar los boletines policiales, curiosos y macarthistas "informes" de Seguimiento a "los bolivarianos organizados que han surgido en el Ecuador", en cuya incompleta y larguísima lista estos pesquisas sin ética nos hacen el honor de incluirnos, sin que ninguna autoridad o mass media alguno se tomen la molestia de interrogarse, e interrogar a los autores, si es ésa la función que deben tener en el país los norteamericanizados aparatos de Inteligencia (UIES) de la Policía "nacional".

Es más, aquella estructura de Inteligencia policial y su principal sostén, la actual Comandancia General de la Policía, no tienen empacho en "informar" que se están siguiendo -pesquisando- las actividades, contactos y labores de miles de bolivarianos ecuatorianos (y ya van 3 incursiones "anónimas", desde la caída de Gutiérrez, contra oficinas de dirigentes o militantes bolivarianos, de donde se llevan los CPU-discos duros de sus computadoras), como si fuésemos monstruos de Al Qaida, Hezboláh, comunistas de los treintas o sesentas, guerrilleros de los ochentas, terroristas "islámicos" del siglo XXI, etc., y no lo que somos: ciudadanos/as ecuatorianos/as que, desde distintas corrientes y heterogéneas visiones, asumidas bajo una perspectiva bolivariana, creemos en la integración latinoamericanista y, más aún después de los resultados concretos de la rebelión de abril, en que debemos profundizar el proceso social y civil actual hacia la derrota de la vieja república y sus partidos, grupos de poder y mañas, a la par que trabajar para lograr la constitución de una Nueva República del Ecuador, y no la mediocre y falaz republiqueta que representan el congreso, las cortes, los partidos, los tribunales y los demás poderes y elites camino de la decrepitud.

Lo más alarmante de esa macarthista ofensiva policíaca, que -si tenemos buena memoria y algo de visión regional- tiene nativo tufillo a Operación Encubierta de la Central de Inteligencia Americana, es que se presenta mediática o policialmente como algo "normal" en una democracia, pero -de ninguna manera- semejante mamotreto policíaco es legal o ético. Peor aún: no puede corresponderse a una democracia, ni ser natural en un "estado de derecho" (entre comillas, por favor). Lo inaudito de esta interesada cacería policial a Bolívar y Manuela, y a quienes sostenemos que la tendencia inevitable del Ecuador es a conformar el Bloque Regional Sudamericano, es que hasta hoy no existe -o no se conoce- una sola contra-indicación de las autoridades civiles "al mando" de la institución policial, para que los chicos de la CIA en la UIES cesen semejante "labor", que no la hacen en favor de "la seguridad nacional", como algún rato argumentarán, sino en favor de las matrices de opinión y de la National Segurity marcadas por Washington, así como en favor de la histérica cuanto cínica postura de un sector de algunas elites económicas, políticas y de ciertos mass media, para impedir cualquier lazo de cooperación con Venezuela, así como para evitar -en última instancia- la incorporación del actual Ecuador al ALBA, al Mercosur y a la Comunidad Sudamericana de Naciones, CSN.

Con esas persecuciones, legitimadas en noticieros, canales y "reportajes", el país está pagando las consecuencias, pero -sobre todo- el actual Gobierno, de no haber logrado desmantelar, desde los ochentas acá, un solo cuerpo de la fascistizada Inteligencia policial criolla, gutierrizada en apenas dos años y corruptamente funcionalizada a los organismos de Inteligencia de "la Embajada", que la sostienen hace una década 'con plata y persona', a los cuales parecerían servir la UIES, la DGI y la Comandancia actual, intactas y peligrosamente sueltas, a pesar de los saldos salvajes de la represión de abril y del régimen montesinista tejido por los Gutiérrez entre el 2003 al 2005.

Seamos frontales: esa Inteligencia policial, que ni siquiera se ha sonrojado cuando afirma públicamente que está dedicada a "inteligenciar" las actividades de los ecuatorianos bolivarianos, en los hechos no está reconociendo hasta hoy -julio de 2005- su deber de subordinación al Ministerio de Gobierno como autoridad civil, sino que continúa respondiendo, con el aval de la Comandancia, a las matrices de Seguridad, Inteligencia y matrices de Opinión de los enlaces de Cooperación en Seguridad Policial de la todopoderosa embajada.

Hace rato que Bolívar y Manuela cabalgan de nuevo en Sudamérica y el Ecuador, pero para la UIES, ella no pasará de ser entendida como una “peligrosa loca” (o la tildarán con cuatro letras típicas del cultísimo argot policial para referirse a las mujeres que luchan); y, por tanto, deberá continuar proscrita. En cuanto a él... sueñan con mantenerlo vigilado, desterrado o satanizado, es decir lejos, mientras más lejos mejor, de este país cuya última rebelión civil -a pesar del poder y las elites- aún no ha concluido, aún no la terminamos de concluir.

II) BOLÍVAR:

¿‘OBJETIVO’ MEDIÁTICO DEL MOMENTO?

Ciertos mass media de Ecuador y Colombia (mirad la poco seria noticia de diario “El Espectador” que ‘denunció’ en días pasados: "Ecuador NO quiere ayudar a Colombia debido a que tiene secreta alianza con Chávez"), ahora parecieran dedicar su tiempo a satanizar a aquellos funcionarios del Gobierno nacional que han mantenido reuniones con el Presidente de la Venezuela Bolivariana, Hugo Chávez.

Los funcionarios del gobierno actual, en lugar de hablar en voz bajita a mass media cuyo objetivo central pareciera satanizar aquellas relaciones, deberían ser menos timoratos, no seguir jugando a las escondidas o practicando el símil de la amante oculta: "Que no se entere el "Big Brother" que mantengo citas con Caracas, porque a lo mejor se vaya a enojar..."

Aunque el actual Gobierno “sólo meta la puntita”, como dice el dicho popular, en la integración inevitable y necesaria con Sudamérica, las elites citadas no le van a perdonar ningún “coqueteo” con Bolívar y, menos, con Chávez y la tan temida y audaz ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas). Ni siquiera van a perdonarle llevarse con Kirchner, o Tabaré que está más lejos, o con Lula, que hoy es el segundo objetivo en la agenda mediática internacional, luego de Chávez.

Y como no van a perdonarle, así intente sostener que fue un "romance fugaz", o que se trata de "un amorío oculto", lo que resta por pedirle, a los timoratos, es que no se dejen presionar ni meter miedo, que se definan, opten y caminen adelante, sin ceder ni siquiera una "exclusiva" a quienes mantendrán un feroz ataque mediático, que va a durar lo que dure el progresismo en el Gobierno nacional.

III) LOS ALCANCES Y LOS LÍMITES DE LOS MARQUESES PROGRESISTAS

Siempre recordaré que en plena noche gutierrista, uno de los ejemplares esfuerzos de la sociedad civil por reivindicar la política, la ética y la lucha contra el régimen, fue el que vivimos, en calidad de invitados, en la Sala Capitular de San Agustín, una fría noche quiteña a fines o mediados del 2004. Allí se dieron cita varios de los compañeros de ruta en la lucha contra el gutierrismo, algunos de los hombres y mujeres que luego pelearon a brazo partido en la rebelión forajida, varios de ellos que hoy hacen parte del Gobierno nacional.

Al pedírseme mi opinión sobre ese acto-hito, señalé que era un importante referente político y civil en la resistencia al gutierrismo, que era muy relevante que sectores nacionalistas, patriotas y dignos del país, lograran converger en una propuesta de recuperación de la dignidad nacional, de la soberanía patria y la autodeterminación en nuestra política exterior, sepultadas por el huasicama de los gringos, Lucio Gutiérrez. Y, finalmente, maníaco por los detalles, reparé en tres símbolos: la música de fondo, un maravilloso concierto de Bach, que hablaba de la fina cultura y el buen gusto de nuestros amigos progresistas allí presentes (lo digo con total honestidad, sin ninguna ironía por supuesto); el escenario histórico donde se llevó a cabo ese destacable hito de unidad por la soberanía nacional (la Sala Capitular donde nuestros marqueses del siglo XIX declararon la independencia quiteña de la Coroña española); y la diferencia entre el discurso del alto militar en retiro allí presente, que mencionó a todos los patriotas que habían luchado por darnos un País, obviando en su lista a Manuelita Sáenz, la bella quiteña bolivariana, con el discurso de nuestro amigo Mauricio Gándara, entonces cabeza visible de ese importante movimiento nacionalista de dignidad contra el servilismo patológico de los Gutiérrez, discurso que estuvo más acorde a la coyuntura y demandas de la sociedad civil en relación a la política exterior soberana a recuperar un día.

Reparé en algo: dos semanas antes de aquel evento simbólico relevante, varias agrupaciones sociales y ecuatorianos y ecuatorianas de distinto signo, también se organizaron para la lucha definitiva contra Gutiérrez y para intentar construir un proyecto nacional de largo alcance emancipatorio, el Bolivarianismo ecuatoriano, que habíamos hecho un acto de iguales resonancias, pero en otro lugar: la casa de Manuela Sáenz, y en donde -con humor quiteño- resalté que no hubo cuartetos de Bach, sino una violinista que interpretó música nacional y latinoamericana.

En fin, en esos días se me ocurrió, a la luz de lo que vivíamos entonces y viviría el país desde finales del 2004 a abril del 2005, adjetivar aquellos procesos con dos términos: ambos son importantes, dije, el uno me recuerda la heroica resistencia de los quiteños y los marqueses nacionalistas y bien intencionados, progresistas y patriotas, que escogieron la Sala Capitular para consagrar el Primer Grito de la Independencia en 1809; y los otros, bolivarianos criollos, que escogieron la casa de la proscrita Manuela Sáenz para pelear contra la noche gutierrista también, pero además para construir un proyecto nacional de “nueva República” de largo alcance.

El Gobierno actual, a la luz de la historia y de lo vivido desde la rebelión de Abril, es un gobierno que tiene lejanas y cercanas semejanzas con el proceso y lucha de los marqueses nacionalistas del siglo XIX, es decir que tiene ejes progresistas y vertientes nacionalistas positivas en algunas esferas, donde la noble estirpe de dignidad y la rebeldía innata de los marqueses de agosto de 1809, vuelve a revivir y a reivindicar la Patria en otras y nuevas condiciones históricas.

Ahora bien, aquellos marqueses de 1809, intentaron concretar un proceso de independencia local, necesario por supuesto, aunque plagado de limitaciones como proyecto, con barreras sociales y trabas nacidas de la propia composición heterogénea y las contradicciones del proceso que aquellos heroicos y bien intencionados marqueses encausaron, sin un norte político regional-continental, que era la única vía para emanciparnos aquella vez primera, pues esa rebelión fallida y aquel proceso local de emancipación, estaba condenado a la derrota y a la brutal masacre de la que fue víctima el pueblo de Quito, debido a su visión exclusivamente local justamente, y a su negativa a realizar alianzas con sectores “bajos” de la sociedad nacional de entonces, así como a su imposibilidad para hallar engranajes regionales y alianzas comunes con otros procesos más avanzados o en camino ya, en todo el continente.

Ese “norte estratégico” pudo darla, genial y bravíamente, una década después, Bolívar con otros hombres y mujeres de los andes y aliados de emancipación en todo el continente y hasta en la vieja Europa, para completar totalmente aquel proceso iniciado en Quito en 1809, que no pudieron complementarlo aquellos quiteños de buen corazón y de intereses contrapuestos.

IV) LLEGA LA HORA DE LAS DEFINICIONES (con posdata fraterna: “Metedura de Pata”)

Este gobierno, progresista y todo, no puede seguir jugando a las indefiniciones, pero la impresión inicial, quizá equivocada, es que insistirá en jugar así por el resto de su tiempo político. Lo que no quiere decir que no se lo deba apoyar en aquellos ejes donde es más claro su tinte nacionalista y progresista: Relaciones Exteriores, Economía, Trabajo, Gobierno, AGD, etc.

Ahora bien, el régimen de los marqueses progresistas, por tildarlo de alguna manera, no alcanza a comprender (no por falta de olfato, sino por limitaciones estructurales) que no puede mantenerse más tiempo en el transitorio y frágil cordel de las indecisiones: o camina raudo hacia el MERCOSUR, la Comunidad Sudamericana de Naciones y el ALBA, o cede a las presiones del nuevo imperio de una buena vez (de paso, alertamos que, por temor patológico a los gringos, se estaría proponiendo a un sector del Gobierno -para después de la cita del 25 con la canciller colombiana Barco- la tesis de “declaratoria de terrorista” a las colombianas Farc, asunto que la canciller Nina Pacari, con valentía y firmeza, a pesar de la torpeza anacrónica y la perruna visión de Gutiérrez, dijo “No”, para evitarle al país la definitiva injerencia en el conflicto vecino).

O deja sin piso a Bogotá, Lima y Washington y se sale del TLC para reafirmar procesos de integración global y no solo comercial, con la poderosa Sudamérica de hoy, con el audaz y práctico ALBA, con la China, el mundo árabe y la Unión Europea; o cede al TLC de una buena vez, manteniendo un equipo negociador miope y 'pragmático' que no ve más allá de la parroquia, de los EEUU, Perú y Colombia.

Un día se muestra soberano, otro día no, un día el Presidente resuelve pararle el carro a Uribe y luego le hace subir gratis al llamarle telefónicamente a Madrid para darle una “gran noticia”, que el otro -encantado de la vida- la hará mundialmente pública por supuesto, poniendo en ridículo y contra las cuerdas al Gobierno ecuatoriano que acogió sin cuestionamiento obligatorio la oscura trampa tendida al mismo Régimen por el aparato de la UIES, es decir “nuestra” Inteligencia policial (A propósito, esperamos que los asesores presidenciales, los amigos Pedro Saad Herrería y Alfredo Castillo, hayan advertido al Sr. Presidente que el Gobierno metió la pata hasta el fondo con el tema “telefonazo” a Uribe mencionándole “la entrega de los guerrilleros”, al estilo Gutiérrez, a sabiendas que la propia Policía pro-gringa que tenemos -a renglón seguido- le sacó el cuerpo a la inicial y sospechosa tesis de que los capturados “eran los comandantes del Teteye”. Los gritos de dos de ellos ante los medios, al momento de ser expulsados del Ecuador sin respeto al debido proceso y a normas evidentes del DIH, serán luego motivo de arrepentimiento: “¡por favor, están cometiendo un error, soy ecuatoriano!” y “no soy guerrillero, soy colombiano pero no soy guerrillero, por dios”).

Un día dice que sostendrá la política de neutralidad, y a renglón seguido deja ese principio a construir, por temor al qué dirán. Un día admite entablar relaciones con Caracas, otro día quiere ocultar esa relación, que además de natural es una necesidad regional del Ecuador contemporáneo, no un capricho ideológico, asfixiado como va a estar nuestro país por los piratas internacionales del mundo financiero, del Comando Sur y por las “águilas” que gobiernan en la Casa de Nariño.

Todo eso, mientras se reduce el tiempo de maniobra interna, mientras la partidocracia sigue haciendo de las suyas, mientras se aplaza el mandato de Abril, mientras se diluyen las preguntas esenciales de reforma política, económica y social en la Consulta Popular, mientras se desecha la Asamblea Constituyente (error garrafal como ha citado lúcidamente don Jorge Vivanco en su columna de diario “Expreso”), mientras no desactiva los serios intentos geopolíticos de separatismo (no de autonomía, aclaro, con la que estoy de acuerdo) que buscan los patricios “santacruceños” de las fracciones oligárquicas de Guayaquil, mientras acosado por las presiones decide apoyar la paramilitarización privada de la Seguridad en el puerto y se apresta a decir “sí” a la Policía Regional, lo que marcará tragedias al pueblo guayaquileño y al país en general (solo baste mirar el ejemplo subversivo que trajo el experimento de las policías autónomas regionales en Caracas, Zulia y el resto de Venezuela).

Ni movimientos sociales, ni sociedad civil, ni indígenas, ni ONGs, se atreven a jugar en este péndulo que oscila entre dignidad nacional de los marqueses progresistas, y su timorata necedad para avanzar en temas estratégicos y colocando las piedras fundacionales de la nueva República que el Ecuador requiere refundar, antes de que el 20 de abril sea quemado por el tiempo y las elites, como ocurrió con el 5 de febrero o el 21 de enero de años pasados.

V) DESAFÍOS Y LÍMITES DE LOS BOLIVARIANOS ECUATORIANOS

El espacio y la situación actuales pueden definirse, sucesivamente, como “territorio en disputa” y “época de transición”. Y hay que evaluarlas lúcidamente para evitar el cínico pragmatismo de las elites zuquilandesas-bakianas, o la afiebrada y reduccionista tesis de la “lucha proletaria contra el gobierno pro-imperialista de Palacio”. Ni una, ni otra, porque ambas se parecen en algo: evitan la inserción actual de Ecuador en el ALBA y en el Eje Regional Sudamericano y Caribeño, unos tras el viejo sueño moscovita o albanés, otros tras la fracasada utopía de Hong-Kong y Taiwán.

Las limitaciones del actual proceso nos deben llevar a más de una conclusión,especialmente a una: para evitar ir de tumbo en tumbo y sufrir alteraciones cada 4 (o 2) años en materia de política internacional, económica y social, es necesario trabajar en conjunto -hoy- para dotarle al Ecuador de los principales ejes programáticos hacia una Visión -estratégica- de Estado en política social, económica y exterior, que no puedan modificarla mayorías móviles congresiles o Zuquilandas post-2006. Es decir, es necesario reelaborar una visión de país a 10 o 20 años, y no como piensan los mediocres partidos que padecemos, que están pensando en el año electoral entrante, mientras le colocan el “RIP definitivo” a la rebelión de abril.

Otra conclusión necesaria es ésta: generosidad para entender el momento, lucidez para saber los alcances y los límites de este proceso, valentía para encarar el desafío que tenemos por delante: coadyuvar a defender lo conquistado, sea poco o mucho, mantener alianzas con el sector progresista de los marqueses progresistas para defender la Patria y avanzar en aquello que se pueda, a la vez que dar preeminencia a la participación protagónica de la ciudadanía, profundizando los tímidos bordes progresistas hacia la concreción de otra democracia, la democracia participativa nacida en Abril, prepararnos para el salto histórico que no lo podrán dar los marqueses, sea por la objetiva de tiempo que tienen hasta el 2006, sea por timoratos resquemores a lo nuevo, sea por ceder a las presiones externas e internas. Ese salto implica una muerte y una vida: la sepultura de la vieja república gremialista de la partidocracia y los grupos de poder, a la vez que la refundación de la nación en su conjunto, es decir la constitución, en esta misma década, de la Nueva República del Ecuador.

Pero tales desafíos exigen algo que es necesario mirar y modificar: las altas dosis de sectarismo y el preocupante espíritu excluyente, contrario a Bolívar y a su proyecto, vistos en el difuso y heterogéneo espectro de bolivarianos y alfaristas ecuatorianos; aprehender que todo movimiento válido y victorioso no es copia ni calca, peor aún apéndice o caja de resonancia, sino “creación original” como exigía el viejo maestro de Simón, y una visión nacional y continental que demanda generosidad, amplitud de miras, unidades táctico-estratégicas.

El 10 de Agosto del año 2009 se cumplirán 200 años del Primer Grito de la Independencia: seamos dignos de esa heredad inolvidable. No podemos darnos el lujo de esperar otros cien años para refundar al Ecuador y concretar la Segunda y necesaria Independencia.

Los Monroe y sus agentes de hoy en día, más las mediocres elites parroquianas que padecemos, vigilan, condenan, satanizan, desestabilizan y dividen: saben que en esos iniciales años del siglo XIX hubo muchos nacionalistas en estos lares, como Manuela Cañizares o Carlos Montúfar (el guerrero, no el de Solanda), quien intentó luchar junto a Bolívar y que peleó hasta la muerte por desalojar de nuestro país de entonces, 300 años de oscuridad colonial.

Los Monroe tampoco olvidan que junto a “ese Peligroso Loco del Sur”, como motejaban a Bolívar los embajadores gringos en sus reservadas notas diplomáticas dirigidas a Washington, caminó (para siempre) “una peligrosa loca ecuatoriana”. Ellos no olvidan que Manuela Sáenz… nació en estas tierras.

(*)Portavoz de la APDH, Integrante del M-RBE


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Alexis Ponce(*)

Defensor de Derechos Humanos. Ecuatoriano, hombre feminista y columnista de Mujeres Contando.

 alexisponce.b@gmail.com      @alexisponceB612

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