Chávez, vivo o muerto presidente

Evidente la perversión de la oposición y de Capriles sobre la salud del presidente Chávez, provoca que la contienda electoral invada de primitivismo la estructura política sobre la que construyen su campaña infinitamente quebradiza, actualiza lo perverso de su ética política basada en la muerte de Chávez para triunfar.

La campaña de Capriles-Washington, esta cimentada exclusivamente en la muerte de Chávez como forma política de elegir gobernantes y un modo de entender lo que significa el lacayismo para Washington porque eso para ellos es democracia y libertad. Soberbia encarnada en la acción de la serpiente lleva a Capriles a verse como el salvador menospreciando el orden político establecido por el pueblo, ayudado por los medios de comunicación la oposición desata la guerra sucia para influir en millones de venezolanos y Latinoamericanos al desinformar sobre la salud o muerte de Chávez sin conseguirlo más allá de la primera impresión.

Pues bien, vivo o muerto Chávez seguirá siendo el líder de esta revolución como lo es Simón Bolívar 200 años después. En el supuesto no consentido que el presidente no llegue al 7 de octubre, el pueblo buscara un sustituto para terciar en las elecciones, pero, una cosa les debe quedar claro a los Capriles, la muerte de Chávez originaria un conflicto social de enormes proporciones, el pueblo chavista, socialista y revolucionario jamás permitirá que ustedes regresen al poder, es mejor que Chávez llegue al 7 de octubre y gane, es lo mejor que le puede pasar a la oposición.

La oposición juega con fuego relativizando la muerte de Chávez porque no debilitara la culpa del pueblo, culpa por permitir que el discurso de Capriles irreflexivo, cargado de una maldad sobre humana que descansa tras la máscara hipócrita continúe con promesas alejadas de la dinámica del cambio en la que está inmersa la Venezuela socialista.

Esa prohibición moral de examinar lo bueno del proceso, de entrada, ahuyenta todo intento de la oposición de progresar en la campaña electoral, y no solo eso, al reducir su fascismo por estrategia, es decir, su contrario, expresada en unas cuantas promesas impide una aproximación critica a la gestión manifestada por la derecha en la IV República, regímenes de terror y corrupción a lo largo del siglo XX, así, esa campaña de no criticar lo malo de esos gobiernos no por lejanos lo hacen menos sospechoso, al contrario, deja suponer una toma de partido con el fascismo que ejerce una influencia obstáculo altamente efectivo, lo mismo para la comprensión de su proyecto de gobierno que para la interpretación de la relación entre si y de ambos con la institución democrática que persigue.

Degradación moral y obsesión por el fascismo manifestado hipócritamente en segundas voces reactiva la desaparición del presidente Chávez en los próximos meses o cada vez que se encuentra en Cuba. Mediante fórmulas de condena ética y política absoluta en su maldad equivalente a invocar a un ente demoniaco es una forma de fascismo practicada por Capriles y su equipo de asesores, este tipo de estrategia solo los perjudica más y cada vez más, porque, el pueblo está consciente que a la oposición, desde siempre, lo único que les interesa es la desaparición de Chávez para alquilar Venezuela a las trasnacionales, prioridad máxima para EEUU.

La oposición desprovista de un concepto y conciencia de crimen y culpa social, solo motivados por la humillación del desprecio, a Capriles, no le alcanza ir más allá de terciar y alinearse con el proceso y no por ser más ambicioso su postura resulta menos absurda, todo parece según él, como si en ese devastador destino del cáncer del presidente Chávez, el yo candidato de Capriles por definición estuviera más allá de todo lo conseguido por la revolución chavista y bolivariana, es aquí sin embargo desde las encuestas, el sentido común y la realidad, revelan al final que la participación de la oposición con Capriles no pasa de una ilusión, una esperanza política que nunca tuvo fundamento real para competir con el presidente Chávez.

Debe aceptarse entonces que la campaña mediática sobre la muerte del presidente Chávez, realidad desastrosa para nosotros, es la gran oportunidad para el fascismo, realidad de Washington al ya no tener el poder de fascinación de Obama, el candidato de derecha Capriles no puede pensar en otra cosa o de otro modo que en el crimen impulsado desde las redes sociales, periódicos, radios, TV, sobre la desaparición de Chávez.

Entonces ¿Cuál es la historia concreta de los Capriles en toda esta campaña basada exclusivamente en la muerte de Chávez para afirmar su triunfo con su doble cara de impotencia y fracaso, lugar donde los ojos del mundo están posados desde hace 12 años gracias a Hugo Chávez que impulso desde la revolución bolivariana un acercamiento para ser autónomos y solidarios como jamás se había visto en la región?

Raúl Crespo.
rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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