¿Violencia para qué?


Los hechos de violencia deben ser repudiados por todos los venezolanos y, aun más, cuando hay muertos. Sin embargo, es necesario esbozar algunas reflexiones sobre los sucesos del día 6 de diciembre. Se supone que la plaza Altamira fue decretado, por el alcalde Leopoldo López y los militares disidentes, como territorio liberado hace más o menos mes y medio, por tanto, se reservaron el derecho a custodiarla y protegerla policialmente. En varias oportunidades oímos que ellos tenían el control de la situación y que habían concretado un despliegue de seguridad impenetrable. No deja de ser sospechoso la forma como alguien violó la seguridad en la plaza y disparó impunemente en contra de inocentes. Los militares que se encontraban en la tarima eran un blanco mucho más visible que el resto de las personas ¿Por qué no sufrieron ni un rasguño? Otra circunstancia que llama a la suspicacia es que los miembros de la Coordinadora Opositora, la semana del hecho no habían tomado en cuenta la plaza y, precisamente, aparecen sus miembros en ese lugar al momento de las fatales muertes. Prestos a dar declaraciones -irresponsablemente- a los medios, en las cuales acusaban al gobierno del acto ignominioso acaecido. Al mismo instante se encontraban en el hotel Meliá Caracas los opositores miembros de la mesa de diálogo, como si hubiesen tenido una premonición y a segundos de lo ocurrido ya estaban hablando con Gaviria y dando declaraciones.
La conversación entre los hermanos Ochoa Antich, miembros de la Coordinadora Opositora, es muy reveladora pues corrobora la crisis interna en la coordinadora, el fracaso del paro y la falta de elementos tangibles para negociar una salida con el gobierno. Preguntamos entonces ¿A quién benefician los muertos? No parece ser al gobierno precisamente. Vimos a los personeros de la oposición desfilar por los Partidos políticos Medios de Comunicación, aprovechando descaradamente el dolor de los familiares y de todos los venezolanos para promocionarse individual o grupalmente, además, de seguir incentivando la violencia y la venganza.

Los Medios de Comunicación como organización política no se quedan atrás y también obtienen beneficios de los acontecimientos. Ante la drástica reducción de sintonía en los últimos días, los muertos representaron un buen motivo para reactivar los Realty Show a que nos tienen acostumbrados. Estos medios, en cierto sentido, han sido los que avalan y propician la violencia. Pues, para ellos bloquear una autopista, quemar vehículos, agredir transportista, acechar a militares y miembros del gobierno, amedrentar a comerciantes, sabotear la empresa petrolera, alentar la insubordinación de militares, asesinar simpatizantes del gobierno, son Protesta Legítimas y Pacíficas ¡Qué Aberración! Pero eso no es todo, crean la incertidumbre, el temor y el terrorismo sicológico al emitir informaciones sin corroborar para crear un clima de conflictividad mayor. Son constantes los anuncios de levantamientos militares, paralización de la empresa eléctrica, desabastecimiento de combustible y de alimentos, saqueos de comercios, entre otras.
En una reciente rueda de prensa que dieron los dueños de medios a los corresponsales extranjeros, admitieron que ellos han jugado un papel político en esta crisis. Además, corroboraron su participación activa en el paro que tiene como objeto derrocar al gobierno constitucional. Carlos Ortega, representante de la cúpula de la CTV, dejó bien claro en una entrevista que ellos no buscan una salida electoral sino la salida del presidente por cualquier medio posible. Entonces, el sentido común te dice que existe una conspiración montada desde los medios con el aval de la alta gerencia de PDVSA. Por tanto, esa salida democrática y electoral que vocifera la Coordinadora Opositora es solo un mero recurso discursivo para embaucar a la población y lograr su apoyo al plan desestabilizador.

Por la antes expuesto, a los Medios de Comunicación, CTV y FEDECÁMARAS no les importa para nada el país, ya que intentan destruir a PDVSA, principal fuente de ingresos para Venezuela.

La crisis en Venezuela se agudiza pero no por el éxito del paro, sino por las repercusiones del sabotaje y paralización de algunas áreas de la industria petrolera. El comercio sigue un ritmo casi normal, quizás un poco afectado por la deficiencia del transporte colectivo que se da debido al saboteo en la distribución de gasolina. Los alimentos no llegan a los expendios por la misma razón y no por que esté parada la producción. Y es que en Venezuela el derecho legítimo que tienen unos a paralizarse se impone sobre el derecho que tiene el resto a no hacerlo. Por ello vemos como se viola el derecho al libre tránsito cuando no se produce gasolina, el derecho a la educación cuando los docentes sencillamente se pliegan a un paro no reivindicativo, el derecho a la alimentación cuando se sabotea la producción, el derecho a la vida cuando se fondea un barco cargado de gasolina frente a una ciudad con el riesgo que esto significa o sencillamente el derecho que tienen los niños a pasar una navidades en paz y alegría.

Johnny Alarcón Puentes
Universidad del Zulia
alarconpuentes@hotmail.com


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Johnny Alarcón Puentes - LUZ

Docente/investigador. Universidad del Zulia. Licenciatura en Antropología.


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