Chavismo sin Chávez

Un chavismo sin Chávez, es hora de pensar en esta realidad no solo por el cáncer del presidente sino porque puede ocurrir un accidente o un magnicidio o por cualquier otra causa, la muerte de Chávez no puede significar el fracaso de la revolución bolivariana en donde indiscutiblemente el chavismo es su soporte principal. Un chavismo sin Chávez se acentúa y desata una serie de preguntas más amplias, potentes, cuyas respuestas deben venir del mismo Chávez para despejar problemas complejos, decisivos, aparentemente insolubles que el presidente ayudo a crear por la falta de un sustituto o sustituta para seguir con el proceso fuera de su círculo intimo, es una falta de madurez revolucionaria.

Que el presidente está fuera de peligro que bueno, sin embargo, seguir con este tipo de revolución seria como sufrir un constante acoso del revisionismo que ataca la transición una y otra vez con la intención de demostrar que no es un proceso actualizado, por el contrario, es la liquidación de la teoría de un proselitismo libre, profundiza las contradicciones entre las fuerzas productivas con tendencia a volverse sociales y hasta mundiales por el petróleo con PDVSA por un lado, la actividad capitalista burguesa y nacional de la riqueza por otro lado, situados entre los intereses del proletariado y los intereses de la oligarquía en un sistema financiero relacionado con el capitalismo.

La actividad del sindicalismo fracturado, que no debería existir en un proceso revolucionario, las cooperativas de capa caída, los consejos comunales alejados de la actividad de la Asamblea y sus reformas legislativas habilitantes poco ayudan a consolidar la revolución porque se mueven en diferentes dimensiones en una sociedad de clases que se condicionan, complementan mutuamente y simultáneamente se excluyen entre sí en complicidad con el PSUV, razón para sostener la división porcentual del 50-50 división que se acentúa dentro del proceso pacífico y surge como el único medio para cumplir el imperativo de una revolución radical y poder romper con toda esa época e instaurar otra socialista.

La acción de las reformas, necesarias por un lado es perjudicial por el otro lado, porque, las revoluciones sociales y las reformas legislativas muy por el contrario de lo que se supone frena la multiplicación de los revolucionarios, el cambio no reside en utilizar el poder político concentrado ya que este como hemos sido testigos modifica lo cuantitativo no es una transición de una forma de sociedad a otra.

Solo cambiamos leyes unas esenciales otras inesenciales de las ya existentes, solo seguimos reformando el capitalismo no nos dirigimos en la dirección de un orden socialista, reformamos el sistema capitalista con los salarios para sostener la especulación en una galopante inflación, seguimos llenando las cárceles, hacinando a los presos tal como se hace en el capitalismo prácticamente sin modificar la inseguridad, es decir, tratamos de combatir los abusos del capitalismo no de suprimirlos como tal.

Cuando no se avanza en un proceso revolucionario o este no tiene sucesión que mejore el proceso este avanza a tientas, carente de mejores iniciativas para fusionar a la gente hacia una transición, meta que paulatinamente se ha reducido por quienes se contentan con los éxitos parciales de los resultados alcanzados, situación que los une mas después de los viacrucis sufridos, elevan ideológicamente al chavismo y a Chávez a la de un líder insustituible para alcanzar el socialismo, mito político-positivo para un nuevo periodo para luego garantizar el relevo, situación impostergable, pensada y aceptada para dar continuidad a la construcción del socialismo del siglo XXI.

Mientras se conserve el liderazgo de Chávez, como única opción para parecerse a la verdad de la que se dice que también lo es, los resultados negativos que también lo acompañan sirven de marco para los errores constantes, múltiples y es probable que con ellos se avance al nuevo sistema arrastrando una revolución que combina el desarrollo capitalista reformado para imponerla a la voluntad de la masa, pueblo sin definición en la relación entre la clase obrera, campesina con sus movimientos gremiales que no necesariamente coinciden con los de la revolución, errores nos llevan a asfixiar el proceso en el desarrollo del socialismo.

Descuidado el PSUV, partido que no aglutina la totalidad de la masa dividida entre chavistas, socialistas y revolucionarios, los comunistas conservan su propio partido, resta la posibilidad a la gente el tránsito hacia la perfección capaz de desdoblarse dialécticamente porque no existe una dinámica interna masa-partido, espontaneidad que ayuda a la conciencia y a la organización para adaptarse constantemente a los cambios de esas necesidades; un partido integrado y espontaneo logra que el pueblo aprenda políticas que transformen las circunstancias a su vez permite su transformación por las circunstancias.

Raúl Crespo.
rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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