A desfacer entuertos señor Insulza

Washington derrotado en la OEA

Efectivamente lo ocurrido en la OEA con la designación del chileno José Miguel Insulza como su Secretario General es una resonante derrota de la política exterior del gobierno de Washington. Es interesante recordar que nunca antes la potencia del norte había dejado de imponer su propio candidato.

No somos optimistas en cuanto a creer que ese malhadado organismo multilateral cambie radicalmente su manera de ver los asuntos en el Continente con esta designación, pues allí todavía subyace inconmovible el poder omnímodo de los Estados Unidos, lo que se corresponde con una realidad que ha sido invariable desde su creación en 1.948 y que lo ha llevado a que jamás tuviera dudas para apoyar derrocamientos de gobiernos democráticos y legítimos, así como para respaldar y amamantar a todas las dictaduras que hemos padecido, sin que en algún caso (¡léase bien, en ningún caso…!) haya salido a protestarlas por violadoras contumaces de los derechos humanos.

En nuestro país, por ejemplo, jamás podremos olvidar que en 1.954, en el marco de la X Conferencia Interamericana realizada en Caracas, en donde el organismo hemisférico le otorgó carta blanca a los Estados Unidos para que derrocara el gobierno democrático de Jacobo Arbens, por el sólo hecho de que ese ilustre caballero decidió soberanamente expropiar tierras ociosas de la United Fruit Company, como un recurso necesario para contribuir a su política de sacar de la indignidad y la miseria al pueblo guatemalteco, el representante de ese país agresor, el inefable John Foster Dulles, Secretario de Estado de entonces, le otorgó a Pérez Jiménez la más alta condecoración del imperio por sus dotes de estadista al servicio de la paz y concordia en el Continente (...!)

Habrá cambios, sin duda, en la Institución, pero éstos serán sólo de estilo, nada más para que las cosas de fondo sigan igual, al propio estilo gatopardiano.

Ojalá nos equivoquemos y allí los asuntos tomen el rumbo que todos los latinoamericanos soñamos: respeto indiscutible al derecho que tenemos a ejercer nuestras propias soberanías a plenitud y que, además, se nos garantice con decisión y valentía que nadie se atreva a vulnerarnos tan sagrado derecho y que, además, esa entidad deje de ser el ministerio de colonias de USA y se convierta en una institución autónoma y respetable al servicio de los más altas aspiraciones de los países miembros que la integran.

Para dar signos de ese cambio impostergable, a la vista ya tiene el flamante Secretario Insulza un caso paradigmático: Haití, para que adelante en lo inmediato y para beneficio de su pueblo que vive hoy momentos dramáticos e insostenibles, todos los esfuerzos necesarios para que le sean reestablecidas las instituciones democráticas que le fueron barridas por grupos fascistas y terroristas aupados y financiados por el gobierno de Washington, en perfecta sintonía con el gobierno francés.

A finales del pasado año Haití fue vejado y vulnerada su dignidad y soberanía ante una OEA que guardó el silencio de los cómplices, pues no tuvo el coraje y la valentía necesarios para condenar esa grosera e imperdonable agresión, la cual dio como resultado el derrocamiento y secuestro de su presidente, Jean Bertrán Aristide, así como la instauración de un régimen autoritario y violador sistemático de los derechos humanos, al mejor modo y manera de la época duvallierista.


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Iván Oliver Rugeles


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