El ALBA y las elecciones en Venezuela

1) Tan sólo diez días después de realizada la XI Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el pasado Miércoles 15 de Febrero se realizó en La Habana la VIII reunión -extraordinaria- del Consejo Político del ALBA TCP. La principal resolución del conclave cubano tuvo que ver con la definición de respaldar la participación plena la isla en la VI Cumbre de las Américas, prevista para el 14 y 15 de Abril próximo en Cartagena de las Indias, Colombia. Incluso se decidió repudiar las declaraciones de voceros y representantes de Washington contra la presencia de Cuba en dicha reunión.

En el texto, elaborado por los cancilleres presentes, se propuso además “ratificar la demanda para que Estados Unidos ponga fin a la aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba (...) sobre la base del respeto a su soberanía y al derecho inalienable del pueblo cubano a la autodeterminación”. Allí aparece con fuerza -en los considerandos- la apreciación internacional al respecto, a través de las veinte resoluciones adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas contra el bloqueo.

El apoyo del bloque en su conjunto a la autodeterminación del pueblo cubano tiene especial vigencia en un año crucial como el que vivimos, donde el imperialismo tratará de utilizar todas las herramientas posibles para desestabilizar a los proyectos autónomos en su otrora “patio trasero”.

 

2) En este sentido es importante remarcar que el reimpulso del ALBA no es azaroso, ni mucho menos: responde a una necesidad integral de sus países miembros, en especial de la Venezuela Bolivariana y de Cuba, sus principales impulsores. Una necesidad de cooperación diferente –más humana, solidaria y sin finalidad de lucro- en momentos de una profunda crisis internacional.

Tampoco es casual la actual campaña de “demonización” de parte de la derecha venezolana contra los más de 31 mil cubanos que diariamente brindan atención social en las misiones de salud, educación y cultura. Tiene que ver con un profundo odio ideológico de parte de los grandes conglomerados económicos (y políticos) de Venezuela que aún intentan contrarrestar a la Revolución Bolivariana.

Son esos grupos los que recientemente le dieron el visto bueno a Henrique Capriles Radonski, actual Gobernador del Estado Miranda, para que sea el candidato presidencial de la MUD el próximo 7 de Octubre. Grupos que, mientras acusan a Chávez de “regalarle” el petróleo a Cuba, olvidan mencionar las más de 700 millones de consultas que, en estos años, ha impulsado la Misión Barrio Adentro gracias a los propios médicos cubanos, y al desarrollo de una formidable red con médicos venezolanos en todo el territorio nacional. Grupos que olvidan también mencionar el papel del propio Radonski en el criminal asedio a la Embajada cubana en Venezuela durante el Golpe de Abril de 2002.

3) Es que las elecciones de Octubre serán cruciales para definir el rumbo de la Revolución Bolivariana. Esto es claro para todos los actores involucrados: Chávez, el Polo Patriótico, la MUD, Capriles y el propio imperialismo, quien ya juega sus cartas indisimuladamente a favor de un desplazamiento electoral del “enemigo máximo” en favor del “niño bien”.

El gobernador de Miranda tiene un plan para las próximas semanas: aminorar su beligerancia respecto a la política social del Gobierno, hablar del “modelo de Brasil” y simular empatía con el pueblo para acercarse en las encuestas. Sus asesores saben que, de no modificar bruscamente el discurso, la diferencia se haría irremontable.

Chávez también tiene su plan: desenmascarar a una oposición cuyo único proyecto han sido los intentos constantes de desestabilización de la Revolución Bolivariana, tal como muestra el propio “prontuario” de Capriles, y forzar un reimpulso de las políticas sociales, una (sana) constante en estos años.

La historia y el presente de la Revolución Bolivariana avalan la confrontación entre ambos proyectos, mal que le pese a Capriles y su política de “no-debate”. Allí está el valioso proyecto de la integración latinoamericana y sus pueblos a través de mecanismos como el ALBA, frente a la sumisión a los mandatos de Washington que se plantea desde la MUD; allí está la ampliación de los derechos sociales a través del trabajo incansable de las misiones, frente a los intentos de recortes de las mismas; allí está el horizonte de una patria liberada y autónoma, frente a la injerencia imperial; y, por sobre todas las cosas, allí está la actualización del ideario socialista en nuestro continente, frente a una crisis económica internacional que se presenta -cada día más- como un callejón sin salida .

La dicotomía presentada requiere un desenlace: profundizar una revolución que ya no le pertenece sólo a Venezuela. El 7 de Octubre, con el “bravo pueblo” a la cabeza, se librará la batalla del ALBA en su conjunto.

Licenciado en Ciencia Política UBA

jmkarg@gmail.com



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Juan Manuel Karg

Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Investigador del Centro Cultural de la Cooperación en Argentina.

 jmkarg@gmail.com

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