El capitalismo mata la mitad de Dios

El capitalismo es una historia de tiempos lentos para los países en vías de desarrollo. Acontecimiento profundo comenzó a hacerse irreversible cuando Europa invento la América Colonial y después de la independencia EEUU, proyecto una mutación en la estructura misma de la forma de vida natural, socialista, mino lentamente el suelo sobre la cual todas las sociedades, tradicionales, sin excepción tenían establecida su forma de vida.

No trato de decir que el socialismo cree para sus pueblos un mundo autónomo y dotado de autosuficiencia respecto al capitalismo porque en la actualidad es imposible, es, mas bien, una pretensión humanista supeditando la realidad a la nuestra propia constituyéndonos en sociedad independiente en la medida de lo posible respetando la naturaleza en una administración sustentable. Eso no se podrá lograr mientras el ser humano sea un objeto de caos imposibilitado de eliminar la barbarie capitalista que ya asesino la mitad del Dios de los pueblos, ese Dios, fundamento de la necesidad de creer en algo divino establecido como voluntad superior que le permite subsistir a las Iglesias; voluntad arbitraria pero asequible para los que no son domados y aprovechados por el poder eclesiástico como instrumentos del capitalismo.

De todas las variables capitalistas que conoce la historia la militar es la más funcional porque despliega de manera más amplia sus potencialidades, desarrollo tecnológico al servicio bélico, se conforma en torno al hecho radical de la subordinación del resto al proceso de producción- consumo del capitalismo.

La continuidad capitalista ofrece una línea de dependencia a la vista incapaz de ocultar las cicatrices sociales, ambientales, económicas, restos de humanidad mutilada por la pobreza, heridas en todo el mundo que sangran sin parar solo mostradas por interés mediático contra los procesos revolucionarios, heridas sangrantes de la misma tierra se inclina ante el sistema existente, dada esta realidad ¿Cómo pedirle respeto al fascismo? Integrándonos como lo hace América del Sur para confiar en otro sistema que no este reñido con la libertad.

Sospecha vieja se actualiza otra vez con las crisis, constituyen la maldición sine quanon para afectar de tiempo en tiempo regiones con el modelo bélico que históricamente ha inspirado los proyectos capitalistas de los imperios, estrategia que no solo condiciona a las regiones involucradas en la guerra sino que enfrenta la supervivencia a la aniquilación y explotación del otro con el otro porque no permite un modelo diferente en donde la invasión dirige a los otros para seguir con el viejo modelo capitalista.

La globalización se encuentra en crisis política y económica, lucha por sostenerse en un momento crucial, consiste propiamente en un reto que al poder político capitalista le toca provocar y que solo ella puede afectar la mitad del mundo, proyecto que plantea la necesidad de transformar la geopolítica global para sobrevivir como sistema hegemónico impulsando nuevas orientaciones radicales en una mezcla entre pacifismo y violencia escogiendo para ello viejos aliados a los que sostuvieron por décadas para luego eliminarlos reorientando la región en el norte de África y en parte del Medio Oriente, donde los gobiernos transitorios pero lacayos aceptan lineamientos contrarios a sus tradiciones para que la poca libertad existente escasee dado que tiene ante si la presión militar convertida en política local.

Construir con el socialismo una sociedad humanista que respete la naturaleza con la efectividad práctica que entrega la creatividad, el conocimiento, para una reproducción social en crecimiento capaz de ir contra el sistema puramente instrumentista producida por una corriente energizada, continua y economizada que va contra el gusto y la sociabilidad, porque, el crecimiento económico indica que el sistema domine a un proceso arruinando la innovación de la justicia y la profundización de la libertad, es decir, frenando la perfección que busca la sociedad.

El presente capitalista esta siempre desbordado por el consumismo, navidad, día de la madre, de la amistad, del niño, de todo…sus contenidos vaciados por el “gaste todo su dinero que una mejor navidad tendrá” capitalismo que busca atrapar el presente por las buenas o por las malas aun cuando el presente todavía no llega, busca una aceleración obsesiva del consumo para incrementar la producción y salir de la crisis del desempleo, de la crisis fiscal y de la crisis de deuda soberana, apuro de la recesión, es solo un fluir que solo consume valores, expropiando a la gente del presente del progresismo creativo que no puede recurrir al pasado carente de realidad propia y revolucionaria. El capitalismo succiona nuestro futuro.

La solución a la crisis se presenta como una realidad en suspenso por indefinidas en el momento que busca variables como una exigencia indecisa, polimorfa de una potencia, solución que deja de ser ideal para un sistema global por imprecisa y porque sus nuevos proyectos son viejos intentos para un nuevo capitalismo que, al sucederse unos a otros o al coexistir unos con otros en conflicto por el predominio financiero mundial se frenan políticamente entre si.

Las constantes evoluciones tecnológicas afectan la naturaleza misma del capitalismo por sus múltiples civilizaciones materiales cuando el sistema se encuentra en crisis en los países ricos, porque, tienen que salir en ayuda de los menos ricos para que no los afecten integralmente en una escala operativa tanto por los medios de producción como por la fuerza laboral ligadas entre si mientras en América Latina y en otras latitudes esa misma escala operativa permite que la sociedad de saltos cuantitativos y cualitativos permitiéndoles un ampliación para “subir” a la clase superior, posibilidades internas se abren no así las externas porque los Estados están acosados, sometidos por el universo de un mundo en crisis.

rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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