Letra Terca

El 4F y Caracas, la ultrajada

En un artículo publicado hace 13 años en El Universal, el 20 de enero de 1999, Armando Scanonne describía a la capital venezolana como “Caracas, la ultrajada”.

El autor, famoso por su recetario de comida criolla, cuenta cómo observó el centro de la ciudad durante un recorrido realizado en el amanecer del primer día de enero.

Acababa de terminar el último año de la IV República y apenas nacía el primero de la V.

Abandono, fealdad, maltrato, fetidez, son algunas de las palabras que utiliza en su descripción de esa Caracas sin gente ni carros, trasnochada por el Año Nuevo.

Pasearla así, desierta, era para él “una manera de conocerla tal como es, que aunque pueda momentáneamente entristecer no se trata de un acto masoquista o pesimista, por el contrario, me permite imaginar todo el esplendor que podría tener”.

Nostalgia por tiempos pasados, cuando la urbe no se había desbordado, y esperanza en que algún día ésta recuperara un talante bello, amable.

Ambos sentimientos deja traslucir el autor, que en esa fecha, dos semanas antes de la toma de posesión de Hugo Chávez, no ocultaba un cierto entusiasmo por la inminente convocatoria a la Asamblea Constituyente “que quiere y puede cambiar el país”.

Comenta Scanonne que hasta entonces parecía que gobernantes y habitantes “se hubieran puesto de acuerdo para dañarla” (a la ciudad). “Pasan a su lado sin verla, sin siquiera sentir su fetidez”, escribe.

“De otra manera no se explica que exista, a pocos metros de Miraflores, el Centro del Poder de la República, con la esquina de Solís, al sur, y hasta Padre Sierra, al este, sólo para citar puntos de referencia y para limitar en parte un espacio que es un verdadero basurero, no sólo de desperdicios, sino un basurero visual y ambiental. Que el corralón denominado plaza Cuatricentenaria, colindante con el palacio, haya sido ‘encarcelada’ detrás de una horrible reja de calabozo acerrojada”.

La descripción es desoladora: “No hay nada en toda esa zona, algo más extensa que el denominado ‘Cuadrilátero histórico’, que se pueda salvar; sólo algunas edificaciones antiguas y las de los antiguos ministerios de Educación, de Fomento y del viejo Correo y poco más”.

Aún el edificio del Banco Central, si bien de buena arquitectura, hoy muestra la otra cara de la prematura vejez urbana, la fealdad de un material triste y que envejece mal: el concreto, de lo cual parece que nuestros arquitectos todavía no se han dado cuenta, o al menos de que hay que cuidarlo permanentemente y limpiarlo con frecuencia, lo más lejano de la idiosincrasia del venezolano”.

Scannone recrimina el abandono del antiguo Plan Rotival (1939), que, según cuenta, “prometía una Caracas monumental que acentuaría cada vez más su identidad, su belleza y su importancia”.

“Desde entonces Caracas ha sido maltratada, tanto que a veces me pregunto: ¿Habrá habido otra ciudad que haya sido tan ultrajada?, y lo que es más grave, que el coraje que nuestros libertadores tuvieron al emprender obras tan grandiosas y la mesura y cariño por la ciudad de la que son una muestra las edificaciones citadas a manera de ejemplo, se hayan agotado”.

Traigo al presente aquel artículo de Scanonne porque, al cumplirse por estos días 20 años del 4F y 13 de la toma de posesión de Hugo Chávez, puede contribuir al debate acerca de las consecuencias de los cambios operados a partir de esas fechas. De aquel desdén de los gobernantes por la ciudad pasamos, después de los primeros años de conflictividad política, a una estrategia sostenida de recuperación de los espacios públicos y edificaciones patrimoniales, para la cual se han requerido no sólo mucho dinero sino también coraje, por la miope campaña de descrédito que ha suscitado.

Caracas, quién lo niega, sigue ultrajada por viejos y nuevos problemas, como el caos vehicular, sobre el cual ya he escrito en este espacio. Pero quienes han ido últimamente al casco histórico saben que su realidad es muy diferente a la que entristeció a Scanonne el primer día de 1999. Un lugar grato, seguro y con opciones para el paseo y esparcimiento, sin el trajín ni los miedos de otros tiempos, con un esplendor digno de la historia que abriga.

¿No me creen? Vayan, véanlo y disfrútenlo.


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Ernesto Villegas Poljak / Ciudad CCS

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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