Los eunucos políticos

Los militares no somos eunucos políticos.
(General Jorge Luís García Carneiro)

Los eunucos han existido en todas las épocas y en todas las sociedades humanas: unos porque nacían con esa condición; otros porque les era impuesta como castigo por algún delito relacionado con prácticas sexuales condenadas por las costumbres de la sociedad o para hacerlos sumisos como a las bestias y evitar su reproducción; otros para utilizarlos en diversas funciones como guardianes y servidores de las mujeres de los faraones, emperadores chinos o los sultanes y califas musulmanes. Pero también había otros que adquirían voluntariamente esa condición por motivaciones religiosas como los “skoptsi” de los países eslavos. Muchos de esos eunucos llegaron a ocupar posiciones relevantes en algunas cortes orientales y europeas como Farinelli quien fue llamado a la corte de Felipe V de España en la cual permaneció durante veinte años casi cogobernando España hasta que en 1760 fue desterrado por Carlos III, previo pago de una cuantiosa pensión.


En la Europa de los siglos XVI al XVIII, especialmente en Italia y en virtud de la prohibición papal de que las mujeres aparecieran en los escenarios o participaran en los coros de las iglesias, se puso de moda la costumbre de castrar antes de la pubertad a ciertos niños que tenían especial aptitud para el canto, con lo cual se lograba mantener el registro de la voz de niño, unida a la capacidad pulmonar de un adulto. Eran los “castrati”, para cuyas voces algunos famosos compositores escribieron óperas. En 1770 el Papa Clemente XIV prohibió tal costumbre, bajo pena de excomunión, sin embargo no fue sino hasta 1903 cuando se prohibió el ingreso de los “castrati” al coro de la Capilla Sextina, bajo el papado de León XIII. El último de los “castrati” y único de los cuales se conserva el registro de su voz se llamó Alessandro Moreschi, quien murió en 1922.

En Venezuela aún se sigue practicando la costumbre de hacer otro tipo de eunucos, ya no recurriendo a la emasculación que impide al hombre la facultad de procrear, sino cercenándoles desde niños la facultad de pensar, induciéndoles ideas políticas de modo que cuando alcanzan la edad de razonar, su mente está tan saturada de la “ideología” que sus padres les han inculcado que es incapaz de absorber otras ideas porque su mente ya fue moldeada: son los “castrati”, que ya jamás podrán tener un timbre de voz diferente al que les fue impuesto, sin ellos quererlo. Otros niños que no se han visto contaminados “ideológicamente” por sus padres, cuando llegan a la edad de razonar comienzan por estudiar alguna doctrina política, se “enamoran” de ella y hasta profundizan en ella convenciéndose de que es la mejor y por pereza mental se aferran a la misma, rechazando cualquier otra en una evidente auto mutilación política: son los eunucos voluntarios o “skoptsi”. Y, finalmente, hay un tercer tipo de eunucos políticos, tal vez los más “inteligentes”, que son capaces de asumir diferentes actitudes de acuerdo a “de donde les sople el viento”: igual pueden actuar como guardias de serrallos, servidores de palacio o “castrati” para cantar en determinados registros vocales. También se les conoce como camaleones por su habilidad para confundirse con el entorno en que se mueven. El denominador común de estos eunucos es su incapacidad de generar ideas propias.

La proclama del General Jorge Luís García Carneiro, pronunciada a las puertas de Fuerte Tiuna durante el golpe de estado de abril de 2002, claramente establece que:

Sus funciones no son de guardianes de serrallos, ni de servidores de palacio o repetidores de consignas

Su mente no está encajonada dentro de ninguna de las ideologías tradicionales y que son capaces de seleccionar lo que consideren mejor de cada una de ellas.

Tienen capacidad de discernir. No tienen anteojeras, como sí las tienen los caballos de carrera, que les impiden ver hacia los lados y buscar el camino más apropiado para llegar a la meta, sobre todo cuando se trata de una carrera de obstáculos.


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Ño Leandro


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