Base robada

¡Ay! el partido del pueblo... sin pueblo otra vez. Sí, como viene siendo tradición en nuestro partido, las bases, reducidas a retórica discursiva, volvemos a respirar el tufito de la estafa: tenemos nuevos directores regionales -¿nuevos?-, electos democráticamente por el método del cooptación, que no es más que un nombre enredado para denominar al método adeco-cogollista que todos conocemos y repudiamos. Pero ¿Cómo voy a decir eso, si la cooptación está en nuestros estatutos? Pues, es que los estatutos los hicieron con el mismo método que ha venido matando al partido desde el mismo momento que nació.

Desde el primer día las bases fuimos arrasadas por maquinarias de distintas roscas internas. No había nacido el partido y ya había ministros, gobernadores y alcaldes que se habían adueñado del derecho absoluto de representar al pueblo en nombre de la “democracia participativa”  y del “poder popular”.

Parece que vale más un juramento en vano bajo un samán, que la lucha cotidiana del pueblo por defender sus derechos. Resulta más heroico ir de asomado a la Orchila a buscar al Chávez el 13 de abril, que haber salido a la calle dispuesto a dar la vida a cambio de la de nuestro presidente durante el 11 y el 12. Y el que estaba primero y más cerca obtuvo el derecho irrevocable de estar en cada sopa, para dirigir al partido del pueblo, aunque el pueblo no lo quiera, y se me calla porque eso está clarito en los estatutos…

Así, las bases tuvimos que lanzar candidatos a voceros, delegados, incluso a gobernadores en una desigual carrera en la que los obstáculos siempre estaban en nuestro camino, para ser revolcados en el fango por maquinarias monstruosas, sostenidas por instituciones del estado que actúan con la absoluta desfachatez de quien se sabe inmune. Y las bases pendejas con sus campañitas tierrúas, asambleas en los patios, traiga usted su propia silla, con fotocopias en blanco y negro, sin presupuestos para dilapidar en estériles franelas rojas con el nombre de un traidor junto la cara de mi pobre Presi.

Y tantas veces la ilusión y tantas veces el desencanto, y siempre creyendo que estas vez sí va a pasar algo, esta vez mi Presi sí se va a dar cuenta, porque sabemos que no hay tiempo, que las tres erres, que ya no dicen nada de tan sobadas, había que aplicarlas ya, y nadie escucha…

Las bases nos quedamos hablando solas... ¿Solas? 

¡Solos ellos!: el PSUV no son los cuatro gatos que siempre salen en la foto; que hablan de participación a puerta cerrada; que creen que consultar es preguntar, hacer lo que les da la gana y luego decirnos: “esto es democracia porque yo te pregunté”. El partido sin nosotros es un cascarón vacío y sus dirigentes, si no nos escuchan, pues, no dirigen nada.

¿Hacemos revolución? O seguimos esperando sentados.



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Carola Chávez

Periodista y escritora. Autora del libro "Qué pena con ese señor" y co-editora del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". carolachavez.wordpress.com

 tongorocho@gmail.com      @tongorocho

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