Internet y participación ciudadana. El caso Rebelión.org

Entrados ya en el siglo XXI, podemos afirmar que el protagonismo de los medios de comunicación no solamente está hipertrofiado, sino que está fuera del control de quienes deberían ser sus legítimos dueños, los ciudadanos.

Los grandes medios están desplazando la función de las organizaciones sociales, de los partidos políticos, de los sindicatos, de los intelectuales, de la gran mayoría de los agentes sociales e incluso a las instituciones. No importa lo que se debate en un Parlamento Nacional, importa lo que los medios hayan decidido emitir.

Tampoco el logro que un gobierno quiera difundir y la corrupción que una oposición quiera denunciar. Sólo tendrá efecto lo que los medios distribuyan. Una conferencia de un intelectual relevante tendrá la trascendencia de los segundos que ocupe en un informativo. Hace unos días, un periodista español le preguntaba a un académico venezolano, "¿es verdad que en su país no hay libertad de expresión?". Y éste le respondió, "efectivamente, la tienen secuestrada los medios de comunicación". Ellos son los nuevos dueños de la información que recibimos.

Controlarla un gobierno no es la solución pero al menos ese gobierno tiene que enfrentarse a las urnas periódicamente. Eso los medios no lo tienen que hacer. Se suele argumentar que se enfrentan a ese referéndum que son las audiencias y las cifras de lectores. Eso es mentira, los "lectores" se aumentan regalando un DVD, las audiencias mediante telebasura o mediante el aumento del potencial de emisión y recursos técnicos. Y el saneamiento económico con publicidad, préstamos bancarios a cambio de formación ideológica y vías de financiación de grupos económicos y empresariales.

Y lo que es peor, todo esto sucede, sin ningún tipo de control ciudadano. Como ha dicho Ignacio Ramonet, los medios hace mucho que yo no son ni pretenden ser un cuarto poder en el sentido de tener como objetivo cívico, vigilar el funcionamiento de los otros tres poderes para perfeccionar el sistema político. Los medios se han convertido en otro poder que se une a los existentes –legislativo, ejecutivo, judicial-, al poder político y al poder económico, para aplastar a su vez al ciudadano. Incluso, en algunos casos, los medios no son otra cosa que la vía para acceder al poder político. Ha sucedido en Venezuela donde han ocupado el lugar de la oposición a Chávez o, por ejemplo en Italia, Berlusconi a partir de su control mediático alcanza la presidencia. ¿Cuántas veces se ha dicho que aquí en España es el grupo PRISA el que condiciona a los gobiernos? En EEUU George Bush ganó las elecciones cuando la cadena Fox anunció su victoria en Florida, sin el recuento terminado.


Y es que el periodismo en los grandes medios se encuentra con dos condicionantes: los intereses estructurales (los dueños interconectados que están detrás de los medios) y las servidumbres de la publicidad y los grandes grupos de poder.

Los medios hace tiempo que han dejado de ser empresas propias de información, son vastos imperios comerciales donde se entrecruzan inversores, anunciantes, financieras, empresas tecnológicas, etc... . Es decir, un periódico, por ejemplo, es en parte propiedad de una empresa de las que se están anunciando y cuyo dinero, a través de la publicidad, volverá a los mismos accionistas, debe dinero a un banco que le mandará una nota de prensa para que la publique o le presionará para que informe de las actividades que le interesan e ignore las que no desea. Y a la vez es cliente de una empresa tecnológica que le pueda ofertar un mejor precio a sus productos si le trata bien en sus páginas. Pero ese medio tendrá inversiones en alguna editorial, que será cuyos libros más difunda el periódico. Y en ella publicarán sus columnistas, los cuáles si el medio quiere no sólo los podrá despedirlos como columnistas, sino que se quedarán sin editorial para sus libros y por supuesto sin espacio mediático para su difusión.

Otra de las críticas es que los grandes medios han mercantilizado la información y sólo buscan ganar dinero. Yo creo que puede ser todavía peor. En algunas ocasiones existen poderes económicos dispuestos a perder dinero para poder seguir difundiendo ideología y modelos.

Pero además, entre el 40 y el 70 % del espacio de las noticias está reservado a las relaciones públicas: notas de prensa oficiales, comunicados, ruedas de prensa, etc... Es decir, un periodismo sugerido o impuesto. Soy de los que piensa que periodismo es decir algo que alguien no quiere que digas, justamente lo contrario de lo que se está haciendo ahora.

¿Y cómo está reaccionando la gente?. En noviembre del año 2003 , yo afirmaba en el Encuentro en Defensa de la Humanidad en México (1) que los grandes medios habían perdido la batalla de la credibilidad. Nadie les cree, estamos asistiendo a la sensación y confirmación generalizada de los ciudadanos del mundo de que la información que les dan los grandes no es la verdadera. En abril del 2004 la Universidad de Columbia confirmó esa tesis. El informe académico "The state of the news media 2004", emitido por el "Proyecto para la Excelencia del Periodismo", a lo largo de 500 páginas, afirma que el periodismo estadounidense del siglo XXI se encuentra en un estado lamentable "del que solo parecen salvarse los medios alternativos, aquellos que operan en internet y las cabeceras en comunidades como la hispana". (2)

La circulación de la prensa escrita cayó un 11 % desde 1990 y el rating o sintonía de noticieros de TV abierta se redujo en el 34 % en al última década. "La razón más importante, a la hora de explicar la decadencia de los medios, se encuentra más bien en la pérdida creciente de su credibilidad política". Los contenidos de la "industria" hoy apuestan por la frivolidad, el chismorreo y la superficialidad. Más bien impera la "calidad cero" con una oferta desmedida de contravalores opuestos a la ética periodística más elemental –en detrimento de la verdad-, llegándose últimamente a "fabricar" noticias que jamás existieron.

El público de EEUU abandona su credibilidad por la gran prensa. Según los datos del estudio mediático 2004, los estadounidenses que valoran positivamente la profesionalidad de los medios de comunicación cayeron del 72 % en 1985 al 49 % en 2002.

No es este el único estudio que apunta en esa dirección. Según los datos del Pew Research Center, el organismo de mayor prestigio en investigación de medios en Estados Unidos, el porcentaje de ciudadanos que confía en la objetividad de los periodistas ha descendido de un 62 % en 1987 a un 38 % durnate la campaña electoral norteamericana de noviembre del 2004. (3)

La cobertura de la guerra de Iraq en las televisiones nos ofreció un ejemplo de esa mediocridad en España. Mientras todas las cadenas ofrecían unas ambiguas imágenes de agencia comentadas por corresponsales que siempre estaban en las azoteas de sus hoteles, un grupo de españoles del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, organizados en una brigada de solidaridad que permaneció en Bagdad y que no tenían formación periodística, difundían por internet un diario en el que comentaban sus visitas a los hospitales, a los barrios donde caían las bombas, reflejaban los comentarios de los heridos y de sus familias, así como de los testigos iraquíes. Mientras, las televisiones nunca recogían testimonios de los iraquíes, entre otras razones, porque los enviados no sabían árabe. Durante la escena del derribo de la estatua de Sadam frente al hotel Palestina, yo vi la información en directo transmitida simultáneamente por varias cadenas y a ningún periodista se le ocurría preguntarle a un viandante iraquí. Todos los presentadores estaban valorando el sentir del pueblo iraquí, pero a ninguno se le ocurría preguntar a los iraquíes que merodeaban por la zona.

Frente a todo ello, la ciudadanía está reaccionando en la búsqueda de otros modelos informativos que cumplan los dos requisitos que han secuestrado los grandes medios. El reto es permitir la libertad de expresión de los individuos y sus colectivos y facilitar el derecho a la información de una ciudadanía a la que se le oculta la verdad. En América Latina nacen como hongos las publicaciones, las radios y televisiones comunitarias donde las personas se ven como protagonistas de la realidad. El caso de Venezuela, es fascinante. Proyectos como el diario La Jornada en México son un ejemplo de magnífico periodismo que hace sonrojar al resto de la prensa mundial. Incluso proyectos sin grandes medios, como Al Yazzira, terminan desbancando a la CNN en el mundo árabe. Ya se está hablando de crear en América Latina un Canal de Televisión del Sur para desplazar a la CNN.

Los pueblos están respondiendo con sus propias estrategias y alternativas de comunicación. Medios que logren recuperar la voz de las gentes, que se utilicen no para adocenar o fomentar la situación de injusticia establecida, sino que se pongan al servicio de los ciudadanos, que sirvan para que en ellos puedan reflejarse sus propuestas, sus alternativas, sus problemas y sus causas. Y que puedan ser oídas y leídas por el resto de sus ciudadanos.

Dentro de esas vías por las que un movimiento ciudadano global quiere recuperar para la democracia los medios de comunicación está internet. Un sistema que ni es un espejismo tecnológico limitado a una elite, ni tampoco una panacea que pueda sustituir a una sociedad organizada ni a la comunicación humana y cercana que aportan los formatos tradicionales.

Internet adolece de dos limitaciones importantes. La primera, las condiciones económicas y tecnológicas necesarias para acceder a él. Y la segunda, la necesidad de estructurar y organizar toda la marea de contenidos que pueden desbordar la capacidad de asimilación del ciudadano. Hay que convertir todo ese maremagno de datos en conocimiento.

El periódico Rebelión intenta ser una humilde experiencia, como tantas otras, que compartidas aquí nos puedan ayudar a todos a aprender y mejorar.

El efecto multiplicador de internet es abrumador. Téngase en cuenta que algo que se publica en papel o se emite en radio o televisión, difícilmente se puede volver a reproducir. En cambio, en internet, lo que se edita se convierte no sólo en comunicación dirigida al receptor sino también en materia de agencia de prensa que se reproduce por otros medios. Existen textos en Rebelión que terminan siendo reproducidos en decenas de lugares y medios. Yo hice la prueba, por ejemplo, con una entrevista a José Saramago de la periodista Rosa Miriam Erizalde, en la que el escritor afirmaba seguir apoyando a Cuba. Un pronunciamiento que matizaba el artículo "Hasta aquí he llegado", en el que el Premio Nobel criticaba la decisión de la justicia cubana de condenar a muerte a dos secuestradores de un barco en abril del 2002. La entrevista de Erizalde se reprodujo en medio centenar de sitios de internet, de los cuales la mitad se editaban en papel. Imagínense lo que pudo multiplicarse la audiencia.

Del mismo modo, esos textos quedan archivados y fáciles de localizar mediante las modernas técnicas de los buscadores a diferencia del papel prensa que se convierte en papel para envolver bocadillos 24 horas más tarde.

Pero voy a ofrecerles más curiosidades. Internet es de la izquierda. No hay más que buscar el nombre de una firma de opinión de derechas y comparar sus resultados con la búsqueda de otra firma de opinión de izquierdas. Hace unos meses, me enteré de que un compañero mío de promoción, subdirector de ABC, se le había nombrado responsable de informativos de una televisión autonómica. Se trata, evidentemente, de un periodista conservador. La búsqueda de su nombre en Google, me llevó a apenas tres textos suyos. Cualquier firma de izquierdas tiene registrados miles de accesos en los buscadores de internet.

Más experimentos. Hace aproximadamente un año, Google pone en marcha Google News en español, un editor de noticias que recoge lo publicado por unos setecientos medios en castellano y que presenta jerarquizado según la hora o según determinados cálculos algorítmicos (número de acceso, número de referencias o enlaces, etc... ) por los que los ordenadores valoran la importancia de un texto. Cálculos que pueden ser discutidos en cuanto a su idonéidad pero que no están sometidos a los criterios manipuladores de los grandes media. Dos días después de haberse iniciado las movilizaciones en Bolivia que derrocaron al presidente, los medios españoles no informaban todavía de nada, pero Google News destacaba como la noticia más importante esas movilizaciones y cómo medio elegido el periódico Granma cubano. La informática estaba demostrando más democracia en la selección de las noticias que los medios tradicionales.

Internet ha supuesto una bocanada de aire fresco en este saturado ambiente de control informativo de los medios. Estos están perdiendo protagonismo a pasos gigantescos. En España sólo ocho periódicos tienen una tirada de más de 30.000 ejemplares diarios. Ese número de accesos ya lo hemos superado muchos en internet sin gastarnos un duro -y sin ingresarlo todo hay que decirlo-.

Hace cinco años, cuando yo escribiía algo iniciaba una romería de contactos en medios de izquierda para ver quién me publicaba, los otros medios ni me molestaba. Ahora no hago nada, lo pongo en Rebelión y en mi página web por si alguien quiere saber algo más de lo que escribo, y dos días después me han leído dos mil personas.

La gran mayoría de intelectuales progresistas están demostrando un apoyo incondicional a los medios alternativos. No sólo en su textos se aprecia su ideario solidario y comprometido, sino que, además lo están ejerciendo, permitiendo y facilitando la reproducción de sus textos por los medios digitales comunitarios. En Rebelión lo estamos viendo diariamente, cómo autores consagrados de los que se podría pensar que deberíamos ir rogándoles su autorización para la reproducción de sus textos nos los están enviando puntualmente.

Tampoco olvido a los traductores. Legiones de personas que traducen textos para que puedan ser conocidos por todos. Traductores que ni siquiera disfrutan de las mieles del reconocimiento público porque suelen ser ignorados a la hora de citar las informaciones.

También hemos observado las miserias del mercado editorial. Libros que no conseguían editor los hemos puesto en Rebelión y han alcanzado, por poner el ejemplo del último de ellos, quince mil descargas en los primeros diez días, y no pocos sobrepasan las 30.000 descargas.

Así, cada vez más lectores nos comentan que han dejado de comprar la prensa mayoritaria. Entran en Rebelión y en otros medios y elaboran e imprimen su propio periódico.

La euforia sobre la eficacia comunicacional de internet es tal, que no faltan las voces que afirman preocupados que algo puede suceder en cualquier momento para terminar con todo eso. Legislaciones restrictivas, virus informáticos, spam que adultere la red, instauración de precios altos que impiden el acceso mayoritario, quien sabe qué podría surgir para atentar contra este oasis informativo.

En mi opinión, no les falta razón. Debemos de estar preparados para defender con uñas y dientes ese espacio que, nacido de una causalidad, ha terminado siendo un arma valiosísima contra el pensamiento único. Los intentos de control legal son ya una realidad, los cierres con cualquier excusa también. Por eso, Rebelión ya creó la sección Cibercensura donde cualquier conato de agresión es públicamente denunciado.

También debemos mejorar mucho. No basta con que los medios alternativos que recurren a internet tengan una orientación crítica y beligerante. Es importante crear portales y medios digitales con credibilidad, que manejen la información con rigor, regulares en su trabajo y con un alto nivel intelectual en su contenido. Cada día asistimos a casos de burdas mentiras que irresponsablemente podemos caer en el error de difundir. Debemos lograr no repetir entre nosotros esa ausencia de credibilidad que han conseguido los grandes medios. Ellos por su interés por engañar y nosotros por nuestra falta de rigor y seriedad.

Las posibilidades de mejoras son numerosas, y muchas no las podemos abordar por falta de capacidad humana y técnica. Traducir más materiales, editar resúmenes mejor maquetados que se puedan imprimir, cubrir áreas informativas olvidadas, como Africa. O ser más ágiles para difundir mejor y más rápido las convocatorias de los colectivos sociales.

Hace falta también que se sensibilicen dos importantes sectores. Los movimientos sociales y los periodistas honestos que están en los grandes medios.

Las organizaciones sociales han de saber que tiene que convertirse en agentes informativos y que nos deben ayudar a los medios alternativos, es el caso del Comité de Solidaridad con la Causa Arabe que he citado anteriormente. Primero contemplándonos a la hora de distribuir sus informaciones. Hace un tiempo, una organización de prostitutas de una ciudad española nos mandaba un comunicado que criticaba la política de acoso a que le sometía el gobierno municipal y denunciaba que lo habían mandado una semana antes a los medios y les habían ignorado. A nosotros nos lo mandaban después cuando les fallaron esos medios, ellas mismas habían caído en la trampa de legitimarlos y priorizarlos incluso.

Es necesario también que aprendan técnicas periodísticas. Saber titular, redactar, manejar la información con rigor. Los medios alternativos no tenemos una plantilla de personas trabajando para editar sus noticias, tampoco tenemos recursos para traducir, escanerar, etc... La causa por recuperar el protagonismo de los medios es común, debemos colaborar todos en reforzar otro modelo de comunicación.

También el correo electrónico y su distribución a amigos es otra vía a tener presente. Veamos un hipotético caso. Una asociación modesta, de unos cien socios por ejemplo. Con ese tamaño, si no recibe ayudas públicas, sus actividades se limitarán a organizar algún acto público sobre la temática que les ocupe y pronunciarse sobre las cuestiones de su ámbito de trabajo. Difícilmente podrá disponer de recursos para editar un boletín en papel o insertar un anuncio de prensa o radio en su localidad anunciando sus convocatorias. Su página web tampoco será muy visitada en la medida en que no tiene mucha actividad ni movimiento. Pero si cada uno de sus cien socios distribuyen esa convocatoria, pronunciamiento o artículo que comparten a diez amigos y allegados y, se consigue que cada uno de éstos lo distribuya a una media de tres personas más, habrán informado a tres mil personas. Nunca en su vida podía esa asociación imaginar que podían llevar su mensaje a la casa de tres mil personas con un coste económico cero y mínimo en esfuerzo humano.

En cuanto a los periodistas que trabajan para otros medios, es evidente que poco pueden hacer allí dentro, pero sí pueden participar con su trabajo, conocimiento y acceso a la información en proyectos alernativos. Muchos ya lo hacen en Rebelión. Al igual que un biólogo que trabaja para una multinacional, dedica parte de su tiempo voluntario, por ejemplo, al activismo ecologista. O un abogado, que quizás trabaja en un banco, colabora en preparar recursos o iniciativas legales para un organismo de derechos humanos. El periodista está en deuda con la sociedad, la información que prepara para su gran medio no responde a las necesidades de una democracia y él no va a cambiar la línea de su periódico o televisión. Por ello la alternativa es esa militancia comunicacional.

Por último, señalar que no quiero magnificar el valor de internet, se trata sólo de la experiencia que más conozco a través del caso de Rebelión desde su creación en 1996. A buen seguro, otras opciones alternativas nos permitirán percibir todo el abanico de opciones con las que los pueblos luchan por recuperar la verdad y la democracia que los poderosos siguen intentando secuestrarles. Conocerlas todas nos puede ayudar a continuar trabajando en esa lucha.


Notas:

(1) Pascual Serrano. "Llegó la hora de sustituir a los grandes medios de comunicación". http://www.rebelion.org/noticia.php?id=4794 30-10-03

(2) Ernesto Carmona. La gente está dejando de creer en los medios. Adital www.rebelion.org/medios/040409ec.htm

(3) Citado por Javier del Pino en "Los grandes medios pierden credibilidad". El País. 8 de octubre de 2004.

Este texto está basado en la Intervención en la Jornada de Comunicación Educativa, Cultura Popular y Educación Social. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Educación a Distancia. 19 de junio. Madrid



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Pascual Serrano/Rebelión


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