El tema de la inflación y la especulación presenta evidentes connotaciones políticas y. dentro de ese contexto, tiene en Venezuela una data de aproximadamente diez años.. Es conocido por todos que la inflación venezolana está íntimamente relacionada con un conjunto de variables: el contrabando de extracción, el acaparamiento, el remarcaje de precios, el componente importado, el redimensionamiento del circulante, los desequilibrios del mercado de la oferta y la demanda y otras que, combinadas, provocan desabastecimiento de bienes de primera necesidad.
La inflación en Venezuela tiene un importante componente especulativo, si entendemos por especulación la realización de operaciones comerciales consistentes generalmente en adquirir bienes cuyo precio se espera que suba en corto plazo, con el único objetivo de vender en el momento oportuno y obtener un beneficio muy por encima de lo considerado usualmente como normal.
El desabastecimiento se produce fundamentalmente con bienes cuya producción se caracteriza por ser monopólica u oligopólica. Las decenas de miles de toneladas de alimentos confiscados en gandolas con rumbo a Colombia, o en galpones situados en algunas de las principales ciudades del país, tienen su origen en algunas de las principales empresas venezolanas, cuya finalidad no es tan sólo la búsqueda del máximo beneficio, como buenas factorías capitalistas que son, sino obtener ganancias por encima de lo normal, es decir, especulativas.
Estas prácticas no tienen otro fin que neutralizar las políticas sociales que están siendo ejecutadas para garantizar la seguridad alimentaria de la mayoría de venezolanos a través de organizaciones como Pdval, Mercal, los mercalitos y una cadena de mercados, algunos de ellos expropiados por violar las leyes contra la especulación y el acaparamiento; allí se colocan los productos nacionales e importados.
Por ello decimos que la motivación del desabastecimiento es política; ocurre recurrentemente en meses previos a confrontaciones electorales importantes, por lo que en los lapsos entre éstos suele darse una relativa calma en la guerra contra el acaparamiento, la especulación y el consecuente incremento de los precios de bienes de la cesta alimentaria. Esto seguirá siendo así en tanto la producción y distribución de estos rubros básicos: aceite comestible, harina de maíz, arroz, leche, azúcar, papel sanitario, entre otros, esté en manos de los tradicionales monopolios en el país.
Ante las acciones gubernamentales, Fernando Morgado, presidente de Consecomercio, denuncia que el cierre de empresas, la confiscación de torrefactoras, la expropiación de tierras en plena producción, ha provocado la fuga de capitales y la reticencia de los empresarios a invertir en Venezuela. Estas aseveraciones, por falsas y manipuladas mediáticamente, pueden ser fácilmente desmentidas. Hasta los estudiantes de primaria saben que los empresarios venezolanos, desde hace treinta años, sólo invierten para reposición y mantenimiento a medias de equipos y no para renovación, además de que nunca han pagado los créditos recibidos por los gobiernos.
Hace pocos días, en un panfleto hecho público por Fedecámaras, se asegura en uno de los puntos que el gobierno ha confiscado 3 millones de hectáreas de tierra en plena producción, quedando en estas condiciones sólo 50.000 hectáreas, es decir, el 1,67%. ¡Alicia en el país de las maravillas! Pura fantasía. Aseveraciones por demás irresponsables. En Venezuela hay más de veinte millones de hectáreas de tierras productivas en manos de latifundistas.
Otra de las variables que a mi juicio es objeto de manipulación, tiene que ver con la tardanza en la entrega de divisas a los importadores por parte de Cadivi, a lo cual atribuyen el alza desproporcionada del dólar permuta, que ya rebasó la cota de los 8BsF/$.
En boletín hecho público la semana que terminó el 29 de abril, el parte oficial informó que la autorización de divisas para el pago de gastos de estudiantes en el exterior aumentó en 47,7 por ciento, concepto para el cual Cadivi asignó, en el primer trimestre de 2010, un total de 81 millones de dólares; mientras que para el mismo período del 2009 se aprobaron USD 57,2 millones.
En un serio intento por frenar la inflación provocada por el dólar permuta, y como parte de su política nacional, Cadivi incrementó la entrega de dólares en un 11% en el primer trimestre de 2010 respecto del mismo período del año pasado, al autorizar 5.420 millones de dólares, monto éste que corresponde tanto a las importaciones ordinarias como a las realizadas bajo el convenio de Aladi, donde destacan principalmente las destinadas a la adquisición de medicamentos, productos inmunológicos y aceite comestible en el mismo período de 2009. En otros conceptos, del 1 de enero al 31 de marzo, Cadivi autorizó 266,7 millones de dólares para las líneas aéreas; para tarjetas de crédito se aprobaron 207,9 millones de dólares; para el envío de remesas a familiares en el exterior se autorizaron 147,9 millones de dólares, además de un total de 168 millones de dólares que corresponden a lo aprobado para los conceptos: inversiones extranjeras, efectivo para viajes, deuda externa privada, seguros y reaseguros, consulados y embajadas, casos especiales, telecomunicaciones, jubilados y servicios.
Estos hechos son poco divulgados por la política informativa oficial, lo cual constituye una grave deficiencia que debe ser urgentemente subsanada. ¡Cuánto añoramos aquel tabloide que circuló hace pocos años, denominado QUÁNTUM, destinado a informar las particularidades de la economía venezolana y de donde los economistas solíamos extraer los datos necesarios para nuestros análisis! ¡Anímense. Dr. Giordani, Dr. Merentes, Elías Jaua…!
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