Start o no Start

La decisión del Premio Nobel “de la Guerra”, Barak Obama y del presidente de la Federación Rusa, Dmitri Medvedéd, de firmar un nuevo tratado bilateral para una reducción sustancial de las armas nucleares disponibles y de sus medios de lanzamientos, además de limitar su estacionamiento al espacio territorial de sus respectivos países, solo puede ser motivo de una dudosa esperanza de la eliminación total y definitiva de un instrumento de destrucción masiva que por su cantidad y poder destructivo han dejado de ser un medio de guerra para convertirse en una amenaza cierta a la preservación de la vida y del mismo Planeta Tierra.

Las reseñas de los medios, siempre listos para “afeitar” y “edulcorar” las decisiones políticas de las potencias con el fin de evitar que los pueblos no tengan pleno conocimiento y conciencia sobre los efectos de tales decisiones sobre el destino de la Humanidad, destacan que el nuevo acuerdo “limita” la cantidad de 1.550 cabezas nucleares, las que quedaran en poder de cada país, sin explicar los efectos holocausticos que cada una de estar armas pueden provocar en el planeta, en caso de estallar en su territorio, en el de su enemigo o en cualquier parte del planeta; lo que hace absolutamente incomprensible la preservación de tan inmenso arsenal.

En todo caso, el efecto más importante de estos acuerdos no se da en el peligro de una guerra nuclear que extermine totalmente a los seres vivos y a su medio de vivencia, sino en los profundos cambios que se vienen produciendo en la planificación estratégica de la guerra global que desarrolla la Secretaria de Defensa (El Pentágono) de los Estados, dirigida a la desconcentración y el redespliegue de los diversos componentes de sus fuerzas armadas para responder a amenazas focalizadas en aquellos países y zonas de hegemonía y control, especialmente, referidas a aquellos espacios en donde se concentran los dos elementos esenciales de este milenio: energía y agua dulce.

Tampoco esta separado de estos nuevos acuerdos, la lógica del capital que en tiempos de crisis financieras global y de reestructuración del aparato productivo de su complejo militar industrial, eliminar una pequeña parte del enorme excedente destructivo de sus arsenales nucleares, con el fin de dirigir los inmensos ahorros obtenidos hacia otros sistemas de armas y de inteligencia, que hagan posible una mayor adaptabilidad a los desafíos bélicos y políticos, imposibles de enfrentar con estos “mastodontes” inservibles encerrados en grutas fortificadas que consumen miles de millones de dólares sin favorecer el actual concepto de seguridad de los Estado Unidos ni afectar el estado de las fuerzas en el terreno en las guerras de cuarta generación.

Pero además, este nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, conocido como START por sus siglas en inglés, es un acuerdo BILATERAL, suscrito exclusivamente por dos (2) potencias nucleares: Estados Unidos y la Federación Rusa, por lo que no es vinculante para los otros Estados nucleares como Israel, India, Pakistán, Reino Unido, Francia y China, ni mucho menos, para quienes estarían estudiando la posibilidad de disponer su propio armamento nuclear; lo que convierte a este Tratado, en una operación inocua para la Paz y la Seguridad Internacionales y ello explica el escepticismo con que ha sido recibido por la opinión pública internacional.

Solo será motivo de felicidad para la Humanidad, la firma de un tratado internacional viculante para todos los Estados, en el que se establezca la eliminación de todas las armas nucleares, químicas y biológicas y se reafirme el principio de la Carta de la ONU de "Prohibición del Uso y la Amenaza dede Uso la Fuerza en los conflictos internacionales". "Pax Semper".


yoelpmarcano@yahoo.com


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Yoel Pérez Marcano


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