FERO, Etiopía — Hace un año, el director de café y adquisiciones globales de Starbucks Corp. viajó a este remoto pueblo africano para agradecer a los agricultores por crear lo que él considera el mejor café del mundo. Los cultivadores, encantados y engalanados con pieles de animales ceremoniales, esperaban en fila para saludarlo. Después bailaron y celebraron un complejo ritual del café.
"Miré a todo el mundo a los ojos, les di la mano y les dije 'gracias por darnos este producto tan maravilloso'", recuerda Dub Hay, el ejecutivo de Starbucks.
Al cabo de unos meses, sin embargo, las celebraciones dieron paso a una lucha que ha dañado la imagen de la mayor cadena de cafeterías del mundo. Starbucks se ha enfrentado a Etiopía, uno de los países más pobres del planeta, en una disputa de propiedad intelectual.
Etiopía, el país que Starbucks promociona como la cuna del café, quiere registrar los nombres de sus variedades cafeteras más famosas —Sidamo, Harar y Yirgacheffe—, los cuales aparecen en los paquetes de Starbucks y otros tostadores de café.
Etiopía quiere conseguir un mayor control sobre la distribución y promoción de su exportación más valiosa y, a la larga, asegurar un mejor precio para sus agricultores. Los cultivadores de Fero, en la región de Sidamo, reciben alrededor de 75 centavos de dólar por cada libra de café. A su vez, Starbucks vende el producto procesado por hasta US$13 la media libra.
"El asunto nos llevó a preguntarnos cómo tratar esta injusta brecha de precios, cómo asegurarnos de que los agricultores reciban un retorno razonable", dice Getachew Mengistie, director general de la Oficina de Propiedad Intelectual del país africano.
Starbucks ha invertido meses tratando de disuadir a Etiopía. Y pese a que la compañía ha dejado de presionar al país en este sentido, se niega a firmar el acuerdo de licencia que le ofrece Etiopía y que no exige el pago de regalías.
Los ejecutivos de Starbucks dicen que el acuerdo es legalmente oneroso y creen que pondría demasiada responsabilidad sobre la compañía para defender la marca registrada. "No es algo que un negocio haría", explica Hay.
A medida que la disputa ha cruzado las fronteras, las autoridades etíopes y los medios de comunicación locales han acusado a Starbucks de "colonialismo cafetero". Los agricultores se sienten traicionados.
"Si alguien debería estar en posesión de la marca, deberíamos ser nosotros", dice Tilahun Garsamo, presidente de la Cooperativa de Agricultores de Fero, que cuenta con más de 3.000 miembros. Muchos viven en cabañas construidas con ladrillos de arcilla y cuidan a mano de las cosechas de café que cultivan en sus pequeñas parcelas de tierra. Varias familias de la cooperativa dependen de subvenciones alimenticias para combatir la desnutrición. "Nuestro nombre es lo más importante que tenemos", dice Garsamo.
Incluso los grupos sociales que solían apoyar las prácticas de compra de café de Starbucks le han dado la espalda al gigante estadounidense. Los críticos dicen que la compañía se niega a respaldar la solicitud de Etiopía porque podría incentivar a otros países a hacer lo mismo, lo cual podría incrementar los precios que paga Starbucks. La cadena de cafeterías compra prácticamente todo su café fuera de EE.UU., en su mayor parte en América Latina. Cerca de un 2% proviene de Etiopía.
Cuestión de prioridad
"Su prioridad inmediata son los márgenes de ganancia", señala Adam Kanzer, director gerente de Domini Social Investments, firma que maneja US$1.800 millones, incluyendo acciones de Starbucks.
Los ejecutivos de Starbucks aseguran que el problema no es el dinero. Dicen que quieren ayudar a los agricultores a ganar más pero no creen que registrar sus marcas sea la forma correcta de hacerlo. Los ejecutivos de la cadena sugieren que si Etiopía quiere fortalecer el valor de sus variedades regionales, lo mejor es permitir que Starbucks las promocione gratuitamente en sus cerca de 13.000 establecimientos en el mundo.
"Queremos que tengan todo el poder del marketing, por decirlo de alguna manera, y no creo que ninguna compañía haga eso mejor que Starbucks", dice el director general de la cadena Jim Donald.