La Garra Mediática

La “garra mediática” es un instrumento de tortura psicológica empleado por los verdugos de las mafias de la comunicación. La garra mediática se utiliza para destrozar la verdad, mutilar los hechos, inspirar miedo y desgarrar lentamente la conciencia de sus víctimas hasta lograr autoexilios, muerte cerebral o disociación psicótica. Es un instrumento medieval, heredero de los métodos empleado por la Santísima Inquisición, que actualmente es utilizado por los santísimos defensores de la “libertad de expresión”.

La “garra mediática” aparece con frecuencia en fotografías de primeras planas, en grandes titulares, en editoriales y artículos de opinión, en noticieros y avances informativos de radio y televisión, en caricaturas, en foros virtuales, en Facebook y en Twitter. Se difunde en tiempo real de blackberry a blackberry y se especializa en desfigurar la realidad, deformarla, amputarla y exhibir sus pedacitos como trofeo.

Para la garra mediática, quienes se pintan las manos de blanco son expresión de pureza e inocencia juvenil, quienes tiran piedras, son unas pobres víctimas de la represión y quienes matan estudiantes y tirotean a Guardias Nacionales en Mérida son míticos Tupamaros, sin que medie investigación. Para la “garra mediática” un instrumento de hierro parecido a un ancla utilizado por la G.N. para arrastrar objetos que forman barricadas en llamas que obstaculizan el libre tránsito, no es nada de eso, sino un cruel instrumento de tortura medieval utilizado para reprimir a los estudiantes, machacarles la cabeza, desgarrarles sus partes nobles y desmembrarlos.

Lamentablemente la “garra mediática” es sorda y –a diferencia del gobierno– es incapaz de retractarse o rectificar algún error. Cuando se sabe descubierta prefiere hacer el ridículo, suponer que sus víctimas son idiotas irrecuperables e insistir en sus mentiras a reconocer una verdad, incluso después que ha sido desmentida públicamente. Para la “garra mediática” los jóvenes funcionarios y funcionarias de la Guardia Nacional Bolivariana que protegen el orden público e impiden que los manitas blancas y sus bandas de choque incendien el país, no son más que “perros guardianes del Gobierno” (Editorial de El Nacional del 20.01.10)

Definitivamente la tortura existe, es masiva, periódica y no descansa. Dios y La Hojilla nos libren de la “garra mediática”, que del fascismo me libro yo.

bazomanuel@gmail.com


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Manuel Bazó


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