Así la oposición venezolana hizo de Jaime Bayly un tonto útil

Jaime Bayly es un incomunicador antisocial que, como buen falso y mentiroso, pone todo su empeño en mantener sus fingidas poses, para que lo crean un intelectual, un periodista meticuloso, un analista profundo y certero, un investigador minucioso; monta todo un teatro para hacerles tragar a sus consumidores televisivos la basura de sus programas.

Desmontar a este siniestro personaje no es nada fácil, en sus espacios de TV no modera como periodista, actúa como un destacado actor de la pantalla chica y lo hace tan bien que, si no fuera porque es imposible para un ser humano contener tanto veneno en el alma, sin que en algún momento se le desborde, uno creyera que de verdad es una persona cándida, dulce, apacible.

Utiliza un tono de voz bajo cuya agudeza y destemple acompaña con gestos refinados; suelta las palabras en contra de sus víctimas suave, despacito, como el verdugo colocándole al preso la inyección letal, para que tenga un deceso sin agonía, sin sufrimiento, sin los dolores de las heridas y las duras impresiones de la sangre, pero que igual causa los estragos mortales en la humanidad del condenado.

No lo veo constantemente, no siempre estoy dispuesto a perder mi tiempo, pero me enviaron un extracto de la entrevista que le hizo a Patricia Poleo, quien develó a lengua suelta las marramuncias de la oposición venezolana, y volví a ver a ese Bayly que les describo; parecía romper a delicados jirones con la punta de los dedos el manto débil de la mentira, para hacer emerger la verdad absoluta, irrebatible…su verdad, pero evidentemente en ese sosiego, en esa calma, respiraba por la herida un hombre solapadamente altanero, arrogante, venenoso, burlado, humillado, víctima de los periodistas palangristas del paramilitar de los Rastrojos, Juanito Alimaña Guaidó.

Bayly será hábil, un excelente comediante del periodismo, habrá engañado a mucha gente que lo sigue en sus programas de entrevistas, será incluso, muy exitoso, pero en ese terreno no tiene chance con los sicarios de la información del terrorismo en Venezuela.

El incomunicador antisocial por fin descubrió lo que siempre ha sido para la oposición tanto en la Patria de Bolívar como en el exterior: un tonto útil. Debe saber Jaime Bayly que los periodistas prepagos que lamentablemente existen en mi país, no tienen poses de intelectuales, tienen poses de malandros, porque son malandros.

Por plata lo negro lo ven blanco y lo blanco lo ven negro y al que pueda se lo llevan por delante, como se lo llevaron a él. Supongo que Patricia Poleo tras cámara se encargó de explicarle el papel de estúpido, que le han hecho hacer durante mucho tiempo y cómo, además, se maneja el negocio del billete entre los incomunicadores antisociales de albañal.

Desconocía Bayly que, mientras él atacaba la revolución bolivariana y hacía una defensa a ultranza del terrorismo en Venezuela, aún ejecutada por las organizaciones hamponiles Primero Justicia, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática, le hacía el trabajo gratis a los periodistas del paraco Guaidó que, pese a manejar una pelota de dólares para pagar los velados ataques al presidente de la paz, Nicolás Maduro Moros, y a otros altos revolucionarios, lo dejaron por fuera del negocio como a todo imbécil.

Es probable que el nombre de este malvado moderador que se cree la vedette del periodismo internacional, el que todo lo sabe, aparezca, incluso, en alguna lista con una tarifa en dólares asignada, que cobra otra persona por él. Así es el mundillo de los periodistas sin ética en Venezuela.

Se convenció tanto del papel de imbécil que hizo desempeñando el trabajo gratis a la gente de Guaidó, que después escuché otro extracto de un video que publicaron en las mismas redes sociales, en la que criticaba al asesino Elliott Abrams por decir que les paga a los periodistas en Venezuela, con el propósito de que hicieran el trabajo sucio contra la revolución bolivariana.

Por supuesto, como todo arrastrado a los gringos, las palabras de Jaime Bayly en contra de Abrams, asemejaban pétalos de rosa brotando de sus labios y precipitándose en un suave y tierno balanceo; parecía, camarada lector, camarada lectora, que le daba un consejo con voz arrulladora, mimosa, no en ese tono abusivo, insolente, desafiante, envuelto en sarcasmos, disfrazado de sutilezas, con que pide que le lancen un dron al presidente Maduro, y otro al presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello; en momentos parecía que le pedía perdón al halcón gringo, por la osadía de tan solo mencionar su nombre.

Argumenta Bayly que el dinero a Guaidó sale de los impuestos que pagan todos los norteamericanos, obviamente sin llamar ladrón al psicópata Donald Trump y sus secuaces, como hace contra los funcionarios del Gobierno revolucionario, hacia los que no ahorra calificativos despectivos, bajos, rastreros, criminales; busca tal vez que alguien se pronuncie de una forma legal o, de alguna manera, llamar la atención y se genere una protesta en los EEUU por el uso indebido del dinero del pueblo, pero qué le puede importar eso al imperio yanqui.

Cuánta plata no usan para bombardear, matar hombres, mujeres y niños en otros países. Y ese billete sale de los contribuyentes como él y todos los norteamericanos, sin embargo, no ocurre nada y ni el mismo (Bayly) dice algo, total esas matanzas de seres humanos no le dan ni frío ni calor, calla cómplice, calla como un servil, calla suplicante para que le permitan vivir tranquilo en suelo norteamericano, conscientes del odio que los gringos le tienen a los migrantes latinos; nunca lo he visto hacer un programa sobre la condición genocida de los presidentes de los EEUU, que destruyen y arrasan pueblos enteros en el planeta, lanzando bombas y misiles como dados sobre un tablero de juego.

Imagino que Patricia Poleo, quien también está molesta porque la dejaron por fuera del botín, le confesó que detrás de todo el manejo turbio de los periodistas que navegan entre las aguas residuales de la corrupción, se encuentran el sicario de la información, Alberto Federico Ravell, uno de los incomunicadores antisociales más ladrones de Venezuela, y otro palangrista mucho más joven llamado Edward Rodríguez, jefe de prensa del paraco Juanito Alimaña Guaidó.

Así que, Jaime Bayly, ya debe saber que no son cuentos lo de la viveza criolla del venezolano, se durmió en las pajitas dándosela de intelectual, de periodista sobrado, de sabelotodo, y lo hicieron quedar como el idiota y mediocre que en realidad es.



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Gian Carlo Di Martino

Politólogo, profesor, abogado. Ex-Alcalde de Maracaibo. Cónsul de Venezuela en Milán - Italia.

 giancarlodimartino2017@gmail.com      @gcdimartino

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