¿Qué pretende El Nacional?

*CAMPAÑAS SON CAMPAÑAS. Hoy nadie se engaña en Venezuela. Cuando un medio de comunicación insiste en publicar formación a capricho, sin verificación alguna, es porque tiene algo entre manos. Los venezolanos estamos suficientemente creciditos como para que no nos demos cuenta de dónde vienen los tiros. Esas campañas de los medios -también en el exterior- tienen un claro propósito. Unas veces de carácter estrictamente crematístico, ya que por adelantarlas perciben algún pago. Son campañas financiadas por grupos económicos poderosos en el país, como sucedió en el 2002, el año de la bestia, cuando los banqueros pusieron toda la carne en el asador. O financiadas por el gobierno norteamericano, a través de las numerosas agencias que posee.

*EXISTE UNA estrecha relación entre campañas mediáticas y financistas; entre ese tipo de actividad periodística y la trama política. En una situación como la venezolana, siempre hay pliegues, rollos ocultos, doble intención, en fin, nada es inocente. Es lo que pasa con El Nacional. El diario anda en algo. No es característica de este personaje exponer tanto si no está consciente de que algo se mueve. No es característica de ese diario meterse en situaciones complejas de buenas a primera. La campaña de El Nacional en contra del Registro Electoral y el Consejo Nacional Electoral tiene su piquete.

*ESE PERIÓDICO que se la jugó a fondo en el 2002 y no aprendió la lección, insiste otra vez. Le cuadra bien lo del refrán aquel de que “perro que come manteca mete la lengua en tapara”. Se acostumbró a jugar a la aventura y persiste en el empeño de sacar a como dé lugar a Chávez del poder.

*POR ESO lo que está haciendo El Nacional, con cálculo, deliberadamente. Lo que afirma del Registro Electoral es falso, pero lo dice. Igual los ataques que le hace al CNE. Todo se basa en una estrategia concebida para desacreditar el poder electoral, para minar las bases de la institucionalidad democrática. Con la esperanza de que la gente, decepcionada, se abstendrá.

*ES UNA POLÍTICA desconsiderada con la oposición que quiere participar en las elecciones apostando al juego democrático. Es una política desconsiderada con el país, que reclama tranquilidad y el esfuerzo de todos para progresar. Es una política que sólo conviene a los aventureros. Y que fracasará, escríbalo, apreciado lector. Como fracasaron todas las aventuras en que anteriormente se metió al periódico fundado para la democracia y el diálogo por Miguel Otero Silva y desnaturalizado hoy por su hijo. En mala hora.


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