Carlos Giménez, nacido en Cuba, ha sido un lugarteniente activo en los planes más oscuros contra su país de origen y, más recientemente, contra Venezuela. Su trayectoria política se caracteriza por una gestión constante que se traduce en la promoción de políticas de presión contra ambos países desde los Estados Unidos. Esto incluye la promoción de leyes en el Congreso estadounidense, diseñadas para fortalecer las sanciones y el aislamiento internacional de Cuba y Venezuela.
Su labor no solo refleja los intereses de los grupos de poder que lo respaldan, sino que también evidencia cómo la política exterior estadounidense ha sido utilizada como herramienta para avanzar agendas injerencistas en la región. Giménez representa un eslabón más en la cadena de operadores que, desde las sombras, buscan influir en el destino de naciones soberanas, siempre bajo el paraguas de los intereses del estado profundo, el cual opera de manera independiente y, en ocasiones, en contra de las autoridades electas en Estados Unidos.
No es un cuento de hadas
Estados Unidos en los años 60 implementó, usando el recurso de la manipulación mediática y psicológica, una campaña de rumores y propaganda que generaron pánico entre los padres cubanos. El nombre que se le dio a la operación fue Operación Peter Pan. La operación se basó en la falsa idea de que el gobierno cubano planeaba enviar a los niños a Rusia.
Detrás de esta operación estaba una acción clandestina organizada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con la participación clave del padre Bryan Walsh, un sacerdote católico que facilitó el traslado de los niños. Usando herramientas de control de la opinión pública, se extrajeron de la Isla más de 14.000 niños cubanos, entre 6 y 12 años, a Estados Unidos y España, desde 1960 a 1962.
Al frente de la operación estuvo el terrorista cubano Antonio Veciana (1928- 2020) quien había sido reclutado por la CIA en 1959 para matar a Fidel Castro, cosa que intentó en 1971 cuando Castro visitó Chile, pero el terrorista fracasó.
Es el propio Veciana quien dice en el libro Trained to kill (en inglés, Entrenado para Matar) que «Al principio, la idea era desestabilizar (…) En los países donde hay desestabilización, la gente cree los rumores. Ese era mi trabajo, crear esos rumores». Más adelante relata cómo para esa época se puso a circular un documento de una supuesta ley según la cual el gobierno de Fidel Castro le quitaría la patria potestad de sus hijos a los padres cubanos. La campaña se instaló en la psiquis de los padres que sacaron a sus hijos de Cuba usando oficios expedidos por la Iglesia Católica. Los niños sin acompañantes adultos eran recibidos en campamentos en Florida.
El apaga fuegos incendiario
Uno de esos niños fue el actual congresista republicano Carlos Antonio Giménez quien había nacido en La Habana en 1954 y salió de la Isla en 1960 a la edad de 6 años. No viajó solo como la mayoría de los niños cuyos padres fueron víctimas de la manipulación, Giménez viajó con su padre Carlos, un ganadero de Manzanillo, en la provincia de Oriente, su madre, Mitzi, y su hermana, Mitzi Ann.
La historia de Carlos Giménez, al igual que la de otros congresistas republicanos de origen cubano como Marco Rubio, María Elvira Salazar y Díaz-Balart, ha sido maquillada para encajar en el relato del «sueño americano», presentando una supuesta épica de superación que, sin embargo, omite matices clave.
A diferencia de la narrativa oficial que lo describe como un inmigrante que superó adversidades, el trasfondo familiar de Giménez dista de ser el de una familia perseguida políticamente. Sus raíces, como las de otros políticos cubanoamericanos de línea dura, están vinculadas a la oligarquía cubana prerrevolucionaria, cuyos privilegios se vieron afectados tras el triunfo de la Revolución en 1959. La familia Giménez se estableció en West Miami, un enclave históricamente asociado a la élite exiliada, donde el marketing político ha construido cuidadosamente su imagen de «hombre que se hizo a sí mismo».
Aunque es Administrador de profesión (Barry University), su carrera profesional comenzó en 1975 cuando entró al Departamento de Bomberos de "La pequeña Habana", en el condado de Dade, donde fue nombrado Jefe de Bomberos en 1988, cargo que ocupó hasta 1994. Ese mismo año Giménez dio inicio a su carrera política cuando se postula como candidato independiente y obtiene la alcaldía de Los Corales (Coral Gables), un pequeño municipio dentro del área metropolitana de La pequeña Habana donde vivía.
En 1996, aprovechando la creación del nuevo Distrito 27 (que incluía Coral Gables y sectores de La Pequeña Habana), Giménez se postuló al Congreso como republicano. A pesar de ser un «outsider», ganó gracias a su red comunitaria de los Comités de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés, un mecanismo de lobby de financiación política existente en EEUU) y a sus constantes giras estadales. Fue reelegido en 1998 y 2000, logrando consolidar el apoyo de la los cubanos de Miami con eventos como el caso Elián González.
Entre 2001 y 2002, Giménez impulsó sus giras por Florida para tejer alianzas y la creación de un PAC que financió su salto a la gobernación. Luego de derrotar al alcalde Carlos Álvarez en primarias republicanas, venció en las elecciones generales a Mel Martínez. Su gestión frente al gobierno de Florida (2003-2007) lo proyectó como figura nacional: aunque fue descartado como vicepresidente de McCain en 2004, su nombramiento como Secretario de Transporte en 2006 —tras rechazo inicial y posterior confirmación unánime (120-0)— demostró su capacidad para negociar en Washington.
Tras dejar el cargo de Secretario de Transporte en 2013, Giménez evitó competir por el Senado en 2014 pese a las presiones republicanas, optando por un perfil bajo en consultoría y think tanks conservadores. Su reaparición en 2020 fue meticulosa: con primarias sin oposición y una campaña alineada con la retórica anticomunista de Trump, derrotó al demócrata Alex Penelas aprovechando la polarización migratoria, alta movilización cubanoamericana y una inversión récord ($28 millones). Actualmente representa al distrito 28° (antes distrito 26°) de Florida ante la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, siendo uno de los más activos odiadores del gobierno y el pueblo venezolano.
Grandes donantes corporativos
Giménez ha recaudado millones para sus campañas. Un 70% de los fondos obtenidos provienen de los corporate PACs (grandes donantes), que son organizaciones financiadas por empresas, sus ejecutivos o empleados, que recaudan fondos para donar a campañas políticas cuyo objetivo es influir en políticas y legislaciones favorables a los intereses de las corporaciones. Así lo confirman reportes de la Federal Election Commission (FEC) y organizaciones como OpenSecrets.
A lo largo de su trayectoria, Giménez ha construido una red de respaldo clave compuesta por actores con intereses sectoriales, quienes ven en su figura un canal para impulsar políticas afines a sus objetivos. Estos grupos, mediante financiamiento y cabildeo, han consolidado su presencia en campañas e iniciativas legislativas.
Entre los sectores empresariales que lo apoyan está el sector inmobiliario y construcción, cuyos donantes están vinculados a desarrollos en el sur de Florida, especialmente en Miami-Dade, donde Giménez fue alcalde (2011-2020). Empresas como Related Group (desarrolladora líder en Florida) y ejecutivos del sector han contribuido a sus campañas. También la Asociación de Constructores y Contratistas de Florida (ABC Florida), un grupo que aboga por políticas pro-negocios y desregulaciones.
Otro sector importante que aporta fondos a las campañas del político republicano es el sector energético y combustibles. Empresas de energía tradicional (petróleo, gas) que apoyan su postura contra regulaciones ambientales estrictas. Por ejemplo, las donaciones de lobbies como American Petroleum Institute (API).
También el sector de la salud privada de Miami figura entre los aportantes a las gestiones de Giménez. Hospitales y clínicas privadas en Florida, se benefician por la oposición del congresista a la expansión de programas públicos como Medicare for All.
Por último, los sectores de tecnología, de banca y finanzas se constituyen en importantes tributantes a las campañas del actual representante republicano. A empresas como AT&T y Comcast, les interesan las políticas de infraestructura digital y desregulación. La banca regional (Florida International Bank) y otros grupos de inversión apoyan su agenda fiscal conservadora.
Los que lo apoyan
Giménez ha recibido respaldo público de Donald Trump, especialmente por su alineación con políticas antinmigración y su lealtad al MAGA (siglas en inglés de la frase Make America Great Again). También del actual Secretario de Estado, Marco Rubio y el senador Rick Scott, quienes han hecho campaña con él. Figuras como el empresario Hugo Cancio (dueño de medios en Miami) y exiliados cubanos han sido clave en su base electoral.
Luego están los lobistas conservadores como MAGA Inc. y Club for Growth (en español: Club para el crecimiento), que financian campañas republicanas; y sectores ideológicos clave en lo que denominman anticomunismo y el exilio cubano, quienes se sirven del discurso de Giménez contra gobiernos de izquierda en Latinoamérica (Venezuela, Cuba) para atraer a donantes de venezolanos y cubanos que hacen negocios en Estados unidos. Finalmente, el grupo de empresarios que rechazan impuestos progresivos como Americans for Tax Reform y los sindicatos de policías como Fraternal Order of Police por su postura «ley y orden».
Acciones de Carlos Giménez contra Venezuela
El congresista cubanoamericano Carlos Giménez ha sido una figura activa en la promoción de acciones contra el gobierno de Venezuela, especialmente desde 2023. A continuación, se presenta una lista de las principales acciones que ha impulsado o apoyado:
- Sanciones económicas: Giménez ha respaldado y promovido la imposición de sanciones económicas contra Venezuela, argumentando que son necesarias para presionar al gobierno de Nicolás Maduro.
- Apoyo a la oposición venezolana: Ha mantenido reuniones con líderes de la oposición venezolana, como Juan Guaidó y recientemente María Corina Machado, expresando su apoyo en público.
- Legislación contra el pueblo Venezolano: Giménez ha presentado y apoyado proyectos de ley en el Congreso de los Estados Unidos que buscan aumentar la presión sobre el gobierno venezolano, incluyendo medidas para restringir el acceso a recursos financieros y tecnológicos.
- Denuncias de supuestas violaciones de DDHH: Ha utilizado su plataforma política y los recursos de sus financistas para denunciar supuestas violaciones de derechos humanos en Venezuela.
- Promoción de la ayuda humanitaria: Giménez ha abogado por el aumento de la ayuda humanitaria un mecanismo utilizado por los gobiernos estadounidense para financiar a la oposición violenta bajo la excusa de apoyar las áreas de salud y alimentación.
El operador político
Con este perfil, queda al descubierto cómo operadores como Carlos Giménez instrumentalizan su influencia para avanzar agendas injerencistas, respaldados por poderes ocultos y financiadores corporativos. La historia de Giménez, lejos del «sueño americano», revela una maquinaria política que prioriza intereses geopolíticos sobre la soberanía de naciones como Venezuela. La Operación Peter Pan, su origen privilegiado y su alineación con el Estado Profundo son eslabones de una misma cadena: la manipulación como herramienta de dominación.