(A propósito de “ganó Santos o ganó la paz”)

El triunfo de Santos en Colombia

1) Las elecciones no las ganó ni Santos y mucho menos la reificación de una entelequia. Ganó EEUU. Mejor dicho la institucionalidad que le garantiza el poder en el área y la defensa de sus intereses (Ejército, Poder Judicial, Iglesia, Universidad y Burocracia). En la doctrina fijada sobre la democracia para los “enemigos” de EEUU, no importa quién sea electo. Así está escrito en los Documentos de Santa Fé y así lo evidencian los hechos.

Una de las limitaciones perniciosas para transitar el camino hacia la independencia y soberanía es empezar por entender la política mirándonos los pies. Así lo advertía el Comandante Chávez. Santos y Zuluaga son ases de una misma dupla: el Comando Sur y la IV Flota. Uribe no impuso “la línea guerrerista del Estado Colombiano”, ¡por favor! Esto no sólo es ingenuo sino sobrevalorar a un peón mediocre y corrupto. Esa línea guerrerista se ha fortalecido con las nuevas bases y centros de entrenamiento no sólo en Colombia sino en Perú, Costa Rica, Panamá. La revolución bolivariana de Venezuela la confronta cada día.

2) Tengamos cuidado al referirnos a los “gobiernos de izquierda” o a los “gobiernos progresistas”. La medida de cuánto de izquierda tienen y cuán progresistas son, lo da un solo hecho: el deslinde con la institucionalidad del “nuevo orden mundial que hegemoniza, hasta hoy, EEUU (FMI, BM, BID, USAID, Embajadas, NED, IRI, Freedom House, ONGs). Repito, “No importa quién sea electo” en tanto el “poder permanente” permanezca y siga siendo fortalecido con el financiamiento que imponen y manejan esas instituciones.

3) Decir que el “sector de la burguesía que representa el presidente Santos no parece ni tan dócil ni tan sumiso a todos los dictados del imperio yanqui”, es confundir el entendimiento de la realidad, cuando no, incurrir en diversionismo ideológico. Y esto, le hace un enorme favor al imperio.

4) El autor del artículo que da base a estas reflexiones, volverá sobre sus palabras más rápido que inmediatamente. Así lo advierte cuando, paradójicamente, afirma que “como todos los políticos burgueses Santos puede no cumplir sus promesas electorales, hacerse el loco, no lograr cumplirle a las FARC, ceder a las presiones de los guerreristas y el narcotráfico”. Cuando esto ocurra, el articulista advertirá que el único “que anduvo mucho camino” y a quien el triunfo electoral de Santos lo favorece no es “la paz” ni su reificación, sino EEUU.

5) No niego la disyuntiva en que se habrá visto "la izquierda" colombiana frente a los dos ases del imperio. No sé si lo prudente hubiera sido no votar. Lo  que me queda claro es que el análisis que se hace o se haga, sobre el hecho producido, no puede incurrir en ausencia de perspectiva histórica.



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Rubén Ramos Alizorojo

Sociólogo y educador peruano, postdoctorado en Filosofía, Política e Historia de las Ideas en América latina por la universidad del Zulia-Venezuela

 ruby_7872@yahoo.es

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