Sorprende el contradictorio prodigio de que los blancos ya no deciden en las elecciones de EE.UU. Hay novedades. Se reparten el privilegio los más jóvenes, los hispanos, asiáticos y otras minorías, y estos lo hicieron por el presidente Obama. Otra novedad, en los sectores rurales, la mayoría de votantes se inclinó por Mitt Romney.
Para algunos la paradoja es que existe una nueva y poderosa fuerza debida a la composición demográfica del país. Minoría que comienza a intervenir con relativo poder en la política norteamericana. Por ende, crea magnificentes sugestiones de redención para aquellos grupos sociales que están tan lejos del cielo y tan cerca del poder estadounidense.
Sucedió lo esperando, y no, con poco fuerza. Notable sigue siendo la cifra de votantes blancos, aunque la tendencia reconocida es que continúe cayendo unos puntos en cada nuevo ciclo electoral. ¿Simple optimismo¿, habrá que ver. Hoy no es materia inoperante.
Otra conclusión derivada del resultado electoral, se descubre que, alrededor del 80 por ciento de los negros, latinos junto con otros votantes no blancos, votaron a favor de Obama. ¿Surge una fuerza con resistencia espiritual y política¿.
Proceso que supone el cumplimiento de una voluntad providencial motivada por razones que solo la historia debe explicar. En contrario orden, esta población en pleno desarrollo, solo aportó, 16,4 por ciento a los votos de Romney y prefirió a Obama.
Acabo de leer en Reuters/Ipsos, que Obama también consiguió alrededor del 63 por ciento del total de votantes entre 18 y 34 años.
En comparación, sugerentemente, encontramos que Romney ganó casi el 57 por ciento de los votos blancos, frente al 41 por ciento de Obama. La mayoría de los votantes blancos dirigieron su favor a Romney. ¿Racismo¿.
Varias son las tesis que tratan de explicar la razón de la derrota de Ronmey. Una de ellas, la encontramos en las batallas que los Republicanos han dado contra la ley de inmigración. Mas grave, su posición frente al tema del “matrimonio homosexual”. Contumacia que uno de los asesores de Ronmey, el analista Mike Murphy se atrevió a llamar que era "una receta para la extinción". Barbaridad. Pero sospecho, alguna parte de la sociedad se lo está cobrando.
Aunque el tema de la fuerza del vector demográfica puede llegar a ser factor que en el futuro sea terminante. Por ahora, es una hipótesis. De cumplirse, puede ser que llegue en lo inmediato a factor que desequilibre la eterna forma de decidir en la política norteamericana. Aunque, aún existen, y no pocos, de la ultra derecha que no aceptan el axiomático, lento proceso erosivo de una realidad demográfica que en gestación.
Mientras este proceso de análisis post morten, sigue, imposible negar que en el corazón de esta sociedad, se están produciendo pequeños latidos en el espíritu de los movimientos sociales. Mínimos, tenues, pero medibles. Incongruencia que anuncia la fantasmagórica existencia de una futura dolencia del corazón producto de los resultados electorales. Irritan, luego existen.
Dato, variable, que a pesar de su notoriedad, tozudamente, han sido dejados de lado por los medios masivos. Lamentable, pero cierto, sin ellos, el Presidente Obama no hubiera sido reelecto. Fatalidad.
Pero este apoyo para que tenga realidad necesita ser facturado como logro histórico por estos grupos sociales. La ecuación es: o lo haces efectivo o se te evapora entre las manos. Por ahora solo un fenómeno. Que solo con organización política podrá perdurar.
Pero en política todo sucede si existen ideas comunes que aglutinen ideológicamente. Cito a Juan Domingo Perón: “hay que tener una unidad de concepto para poder pasar a una unidad de acción”.
Y para nuestra sorpresa en Estados Unidos existen varios, cito uno,
Ben Jealous un joven líder de 37 años, activista, dirigente social de una organización de derechos civiles. Presidente y Director Ejecutivo de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color. Combativo y serio en su proceder, que tiene una lista de objetivos que piensa cumplir en lo inmediato.
Él ahora cuenta con el inobjetable apoyo que sus conciudadanos, latinos y negros dieron a Obama. Después de este triunfo, se propone entre otros, conmemorar, el 150 aniversario de la Proclamación de Emancipación del Presidente Abraham Lincoln. El 50 aniversario de la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad, encabezada por Martin Luther King en 1963.
No olvida, e insiste en citar el 50 aniversario del asesinato de Medgar Evers y del bombardeo de una iglesia en Birmingham, Alabama en el que murieron cuatro jóvenes afro estadounidenses, por razones político sociales. Recuerda que Obama asumirá su segundo mandato presidencial en 2013 en el Día de Martin Luther King.
Jealous declaró la noche de las elecciones, poco antes de que Mitt Romney diera su discurso de aceptación de la derrota: “Hace cuatro años la gente permaneció en estado de euforia durante varios meses. Pero nada sucedió. Esta vez no vamos a hacer eso. Aprendimos la lección, tenemos que seguir pensando como un movimiento. No permitiremos que nos vuelvan a pasar por alto”.
Hoy, justamente eso, es lo que están haciendo los jóvenes inmigrantes. Saben que Obama ganó, Ok, pero también saben como actuar, evitando la inercia frente al formidable poder.
No se trata de adoptar la fe en una doctrina o movimiento. Rezar un dogma, que en cualquier momento puede revelarse falsa. Sino mantener la fe natural de un hombre en todo lo que esta al alcance de su comprensión humana. Es casi la fe del campesino en las cosechas. Esas vendrán.
Para mi esta sería la única posible novedad discutible y contabilizable de este resultado electoral. Sobre todo para esta gente, que ahora y siempre, a de seguirse mirando tal y como son tratados, ciudadanos de segunda. Moléculas ajenas al real poder de la política norteamericana. Democracia adonde para poder llegar a Diputado necesitas haber capitalizado antes, por lo menos, 120 millones de dólares. Casi nada. Lo demás es utopía.
tuliomon@gmail.com
