Strategic Culture Foundation
http://www.strategic-culture.org
Polonia será la anfitriona este mes de la cumbre de países de la Asociación Europea Oriental. Tomando en cuenta que actualmente Polonia tiene la presidencia rotativa de la Unión Europea, el foro representa una buena oportunidad para insuflar nueva vida a este proyecto de integración de seis repúblicas pos-soviéticas, Ucrania, Bielorrusia, Moldova, Armenia, Azerbaiyán y Georgia. El Proyecto de Asociación Oriental, también apoyado por Suecia, fue planteado el año 2008 con el objetivo declarado de adelantar la cooperación estratégica entre los países mencionados, en gran medida desde la partida careció de realismo, siendo su principal debilidad la que sus autores subestimaron la influencia rusa sobre el espacio pos-soviético. Las ex repúblicas soviéticas para la Unión Europea a penas significan algo más que una bienvenida a un cliente, en cambio la Asociación Oriental le ofrece a la UE adoptar el modelo europeo de desarrollo y todas sus implicancias.Quedó demostrado –tal como se suponía—que la idea era impracticable. También hay que tomar en cuenta que el área que la Asociación Oriental se supone debe abarcar es un tanto heterogénea. Por ejemplo, el producto interno bruto de Ucrania, el país más grande del grupo, está pegado a un nivel cinco veces por debajo del promedio europeo.
Las dos economías más exitosas del grupo invitado a la Asociación Oriental, Bielorrusia y Azerbaiyán, en muchos otros aspectos tienden a ignorar las normas europeas. Por otra parte, Georgia, Armenia y Azerbaiyán son parte del Cáucaso, en tanto que Moldova, Bielorrusia y Ucrania pertenecen a Europa del Este.Sin duda alguna Polonia está sumamente interesada en aprovechar el proyecto. Sus ideales deben ser políticos y militares y en parte, la integración económica en el marco de la Asociación Oriental junto con lograr una mayor separación de Rusia de los países participantes. Con la integración pos-soviética estancada durante años, Varsovia aspira aventajar a Moscú y asumir la dirección en el trato con las seis repúblicas. No obstante, el plan ha tropezado con varios fuertes bloqueos. Primero, Armenia, Azerbaiyán y Georgia, en todos los aspectos son periféricos en la agenda de política exterior de Polonia. Por ejemplo Tibilisi atrajo la atención de Varsovia solo por el advenimiento del presidente Saakashvili, un protegido de Estados Unidos, para quien en consecuencia Polonia tendría que dispensar apoyo. Por el momento, la diplomacia polaca no tiene los recursos para sostener una presencia apreciable a través de Transcaucasia, en tanto que Georgia considerada importante en Washington como república, figura más o menos en el centro de la escena. El interés de Varsovia en Azerbaiyán y Armenia en su mayor parte existe solo en el papel.
Contrariamente, Varsovia tiene intereses adquiridos en sus vecinos hacia el Este, es decir, Bielorrusia, Ucrania y Moldova. Las relaciones entre Polonia y Bielorrusia han estado crónicamente bajas debido a que Minsk resiste férreamente los intentos de Varsovia de extender su influencia sobre Bielorrusia con la ayuda de la minoría polaca en esta. En Moldova el horizonte luce completamente claro para Polonia: el partido de gobierno en Moldova, la Alianza para la Integración Europea, está ansioso por otorgar a Polonia una participación en el Acuerdo de Transnistria y por lo general espera el apoyo polaco toda vez que toca la puerta de Europa. El primero de marzo de 2010 el Premier de Moldova, V. Filat, señaló durante la Conferencia Episcopal del Sudeste Europeo, que la Iglesia Católica Romana debería dar a Moldova una asistencia crucial en su campaña hacia Europa. Resulta sorprendente que en un país donde los católicos romanos no son más de 20 mil, es decir, el 0,01 por ciento de la población, invite a la Iglesia Católica Romana a participar en la formación del pueblo de Moldova. Tanto Varsovia como el Vaticano estimulan al gobierno pro-romano de Moldova en su empeño por integrarse a Europa –lo que necesariamente significa también integrarse en la OTAN.Ucrania concita el mayor interés entre los promotores de la Asociación Oriental…. Las aspiraciones ucranianas hacia la Unión Europea seguro que serán discutidas durante la cumbre de septiembre. Enfrascada en una disputa con Rusia, Kiev ciertamente apreciaría el apoyo de Polonia. La reciente visita del presidente ucraniano V. Yanukovich a Polonia, fue evidentemente sincronizada con el difícil diálogo de Kiev con Moscú. Ucrania ha rechazado la sola idea de ingresar a la Unión Aduanera de Rusia, Bielorrusia y Kazajtán, alianza que actualmente es vista por Viet Nam, Nueva Zelandia y Siria como fortaleciendo los lazos con la OTAN y rechazan cualquier alternativa hacia la integración en la Unión Europea, de este modo, contribuiría a abrir una brecha en la arquitectura de la seguridad de Eurasia cerca de las fronteras de Rusia y Bielorrusia.
Se trata de un secreto a voces que bajo las actuales circunstancias, Kiev necesita un socio poderoso cuyo estímulo podría aupar la confianza de Ucrania frente a Moscú. Desde esta perspectiva Polonia podría ser el candidato ideal. Vale la pena notar que Varsovia logra criticar a Rusia mediante una alta dosis de sutileza por sus relaciones con Ucrania sin sobrepasar los límites que pudieran poner en peligro sus propias relaciones con Moscú. Respecto de la política, V. Yanukovich y B. Komorovsky discutieron acerca de las relaciones económicas entre sus dos países. El aspecto económico de la situación no debe descuidarse. Los vecinos orientales de Polonia en su conjunto constituyen la región más pobre de Europa y una oferta de cooperación económica en términos preferenciales sería un atractivo irresistible para los países de la Asociación Oriental, especialmente para Ucrania y con toda seguridad los orientaría aun más hacia Occidente. Si las relaciones entre Varsovia y Kiev derivan en una asociación estratégica, la misión fundamental de la Asociación Oriental se habría alcanzado.La reunión de V. Yanukovich con B. Komorovsky fue su primer encuentro con un colega extranjero desde la detención de la ex Premier Yulia Timoshenko cuya situación fue un tema recurrente en las conversaciones. Estaría demás señalar que Polonia está preocupada por el caso Timoshenko. Aunque Varsovia en verdad estaría más cómoda viéndose con varios rivales de equivalente peso en la política ucraniana, no pondría jamás a Kiev bajo presión ahora que Ucrania está en pugna con Moscú y ruega por un patrocinante. La posición pública de Komorovsky es que la detención de Yulia Timoshenko pone obstáculos en la vía de Ucrania hacia la integración europea, pero Varsovia trata simplemente de facilitar el desplazamiento de Kiev desde Moscú hacia la Unión Europea. Se sabe que muy pocos países europeos cuestionan el ingreso de Ucrania a la Unión Europea y Varsovia trata de neutralizar sus argumentos cuando le pide a Yanukovich que suavice el trato a Timoshenko. Kiev enfrenta una abrumadora crítica en Europa y podría sufrir una amarga desilusión y hasta volver al regazo del Kremlin lo cual para Polonia significaría una grave derrota.
La coincidencia de la visita de Yanukovich a Polonia se comprende. Combinando las políticas pragmáticas de D. Tusk, incluyendo la morigeración en la retórica antirrusa, la presidencia de la Unión Europea que comenzó en julio recién pasado, le brinda a Polonia una considerable influencia. Es de amplio conocimiento en Kiev que Polonia es el país que le brindará a Ucrania la oportunidad de ingresar a la Unión Europea. Por lo menos la amistad con Polonia es la oportunidad de Ucrania de evitar el aislamiento considerando lo anormal de sus relaciones con Moscú y Minsk sus dos vecinos inmediatos. Nótese que el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Busek ya ha expresado la esperanza de Polonia que el trabajo en el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea entre Bruselas y Kiev debería estar completo durante la presidencia polaca de la Unión Europea.Nota.- Sus comentarios y opiniones sobre este artículo serán bienvenidos en
editorial@strategic-culture.org