Bolívar de carne y hueso

La majestad de Simón Bolívar, la grandeza de su obra, su pensamiento visionario no puede ser marginado ni opacado por nadie. Es imposible y no es ni remotamente la intención de este humilde escrito disminuir la valoración histórica del Libertador, sin la menor duda un genio, el estratega fundamental de la independencia latinoamericana y un hombre cuyo pensamiento humanista se adelantó en décadas y hasta siglos a su contexto. En este trabajo deseamos hacer alusión a algunos momentos que podrían ser considerados como de desaciertos en la vida de Bolívar y que la historia tradicional ha marginado por considerarlo una ofensa a la imagen del Libertador. Como bien lo plantea el historiador German Carrera Damas, en su conocido libro El Culto a Bolívar, en Venezuela y podría decirse en buena parte de América, existe un culto sobre la figura de Bolívar, en la mayoría de los casos éste proceso no ha sido casual, sino claramente planificado por los gobiernos, fundamentalmente desde Guzmán Blanco, quien dio inicio a este culto llevándolo al Panteón nacional, creando las plazas con las estatuas de Bolívar, el signo monetario y lo más importante el estudio de una nueva historia nacional donde la figura de Bolívar y la guerra de independencia se hacen protagónicas. A nuestro modo de ver esta historiográfica persigue disminuir la acción protagónica del pueblo venezolano, que sólo es visto como masa sin capacidad y criterio, que sólo sirve para seguir a un líder. Además los caudillos y gobernantes se adueñan del discurso y la imagen de Bolívar para que el pueblo los vea como representación de la causa nacional, el hombre que a igual que Bolívar puede llevarnos por buen camino.

En nuestra historiografía romántica, acostumbrada a ver nuestra historia sólo en blanco o negro, todo lo que puede representar restarle méritos a la figura de los héroes -más aún sí se trata de Bolívar- es ignorado o etiquetado con cualquier calificativo despectivo. Así muchos hechos, procesos y personajes importantes son opacados por quienes han acostumbrado a ver nuestra historia bajo la luz única de Bolívar, así tenemos sólo por mencionar: Simón Rodríguez , uno de los pensadores mas ilustrado de su tiempo, fue sólo el maestro del Libertador, Miranda, el visionario, el primero en pensar la integración regional, el mas culto americano, apenas es nombrado para no quitarle brillo a la obra de Bolívar, Manuela Sáez, la mujer combatiente y aguerrida, sólo es la amante del libertador, Sucre, el inmortal de Ayacucho, es el pupilo predilecto del Libertador, Páez, Piar y tantos otros so muchas veces colocados en el bando de los traidores .

Tenemos una Historia desproporcionada, en la que los 15.000 años en que se calcula la data de nuestros primeros pobladores, pasando por los tres siglos de colonización española y los casi ya 200 años de república independiente se disminuyen en su importancia con el tratamiento que le da la historiografía tradicional a los 10 años de guerra de independencia. Con lo anteriormente señalado, no pretendemos disminuir la importancia histórica de la gesta emancipatoria, pero es necesario reconocer que en América esta fue fundamentalmente beneficiosa para una elite: la oligarquía criolla, mucho de los cuales perseguían aumentar sus poderes y para nada le convenían cambios estructurales en la sociedad americana. A ello se debió la resistencia de parte de nuestros humildes pobladores en participar en esta lucha que pocos beneficios le ofrecía y esto fue causa a su vez de los fracasos iniciales de la independencia; igualmente la traición, la no solución a problemas vitales para estas mayorías, como era la libertad, la igualdad y el derecho a propiedad, produjeron durante buena parte del siglo XIX revueltas, motines y revoluciones, que nuevamente dieron pie a nuevas traiciones. La Guerra Federal (1859–1864) es una manifestación de estas desigualdades sociales. Tenemos una historia que da protagonismo al papel del caudillo, de los militares, de lo político y margina el papel que ha ocupado la mayoría de la población: desde nuestros indígenas, los descendientes afroamericanos, y esas grandes mayorías hoy pobres, campesinos, que han sido excluidos no solamente de la estructura social y económica sino también del tratamiento que le dan las ciencias sociales y particularmente la historia. La mayoría del pueblo aparece en nuestra historiografía tradicional sólo como relleno, como masa que acompaña a los grandes líderes, a las vanguardias a esos pocos iluminados que parecen tener el destino de la sociedad en sus manos. El pueblo se convierte solamente en volumen y no asume papel protagónico. Estas injusticias que enmascaran una mentira histórica tienen que ser develados.

De la figura de Bolívar se ha hecho casi una religión hay hogares que le prenden velas y le rezan como si fuera un santo, nada mas alejado de la realidad estuvo la imagen de este hombre que como cualquier otro estuvo lleno de las pasiones y de los errores que tienen todos los seres humanos. El tratamiento contradictorio sobre la vida de Bolívar comienza desde la infancia. Muchos recordaran aquellos libritos o folletos que utilizamos en los primeros años de escolaridad, donde nos pintaban un Bolívar que desde su infancia jugaba con una espadita de palo luchando contra los españoles por la independencia y soñando con la libertad y la igualdad. Que cosa más alejada de la simple lógica de un niño que nace en unas de las familias más rica de la Venezuela de la época, de un niño descendiente de los mantuanos o grandes cacaos, de quienes fueron en Venezuela primeros esclavistas. ¿Como pedirle a un niño que nace en este contexto que este pensando en libertad y en igualdad? que cosa mas abstracta y jalada por los cabellos. En otros escritos nuestros hemos pretendido demostrar que Bolívar no desarrolla un pensamiento igualitario sino como consecuencia de la caída de la II República y que hasta ese momento su pensamiento era similar al de cualquier blanco criollo de la época, cuyo objeto máximo era lograr una independencia relativa que no transformara la estructura social desigual, una elite que debía su bienestar precisamente gracias a la desigualdad social y principalmente buscaron en la independencia poder tener el poder político que le faltaba.

Esta primera etapa de la guerra se caracterizó por el enfrentamiento de intereses entre blancos españoles, que pretendían mantener el poder absoluto sobre el país y los blancos criollos que en su mayoría luchaban por aumentar sus propios privilegios, de esto no escapa la propia figura del Libertador, y esta fue parte de las causas de los fracasos de la primera y la segunda república, ésta última en buena parte por el apoyo social que logra aglutinar el ejército realista al mando de Boves. Luego vendría la influencia de hombres como Brión y más aún el presidente haitiano Petión, que hicieron que el genio del Libertador ampliara su espectro sobre lo social, manifiesto en los decretos de liberación de los esclavos en 1816 y1817. Salvo en algunos principios legales de la constitución de 1811 el problema de la igualdad social no era un elemento prioritario en la praxis política de la época. Figuras como la de Boves en el ejército realista y luego las de Páez, Piar, entre otros a favor del ejército patriota lograron motivar e interesar a las grandes mayorías en esta guerra, muchas veces con intereses radicalmente encontrados: Mientras el mantuano blanco sólo quería aumentar su poder económico, en buena parte a expensas de la mano de obre esclava y del trabajo servil de los pardos, para estos últimos la guerra de independencia no representaba nada, solamente cambio de amos sino se producía una igualdad social, no solamente en las leyes sino en la distribución de las riquezas.

Así mismo, esta visión historiográfica tiene el cinismo de hablarnos de una infancia feliz de Bolívar, un niño que queda huérfano antes de los 9 años, que ve como sus familiares se disputan la tutoría para poder administrar sus bienes, lo que lo llevó en más de una oportunidad a escaparse de la casa de los tutores. Un joven que a los 16 años viaja por primera vez a Europa, como sólo lo podía hacer la elite, y se dedica a los placeres y a una vida algo desordenada como era normal desde el punto de vista psicológico para un joven con sus antecedentes familiares. Quien a los 18 años se enamora platónicamente y se casa por primera y única vez, con una mujer española, María Teresa Rodríguez del Toro, quien muere apenas 9 meses después y con quien había soñado dedicarse a la vida del campo como lo hacían todos los de su clase social.

No hay la menor duda de que ante esta nueva tragedia que justificó su segundo viaje a Europa, tenemos a un hombre ya mas maduro, el encontrarse con los sucesos de la coronación de Bonaparte y el recuentro con su viejo maestro Simón Rodríguez, fueron elementos determinantes en el cambio de vida de quien luego sería Libertador de América. Desde el juramento en Monte Sacro en 1805 hasta los sucesos de abril de 1810 se formaría el pensamiento libertario y republicano de Bolívar. Sin embargo no tuvo un papel protagónico en el inicio del proceso de independencia a partir de la invasión napoleónica sobre España en 1808, ni el 19 de abril de 1810, como miembro de la Sociedad Patriótica fue comisionado junto a Luís López Méndez y Andrés Bello a buscar en Inglaterra apoyo financiero y convencer a quien si era considerado el hombre capaz de dirigir la nueva república: Francisco de Miranda.

La vida tormentosa y protagónica a la vez de Bolívar comienza precisamente con los sucesos ocurridos con la caída de la I República, siendo el responsable de una de las principales guarniciones militares como lo era la Plaza de Puerto Cabello, hay quienes consideran que su poca experiencia militar lo hizo rendirse rápidamente y esta fue una de las causas que llevó al definitivo fracaso republicano, sin duda no fue la mas importante causa. Luego fue Bolívar unos de los involucrados en la entrega de Miranda, quien fue considerado traidor por haber capitulado antes los españoles. Luego la historia es conocida: Miranda, el primero en pensar la emancipación Americana, el hombre mas culto y de mayor formación política, muere prisionero en la Carraca de Cádiz en 1816.

Luego vendría el Manifiesto de Cartagena y la Campaña Admirable donde Bolívar se convertiría en el máximo líder de la independencia Venezolana, siendo nombrado Libertador y constituyéndose la II República en 1813. Allí se daría el polémico Decreto de Guerra a Muerte, un periodo sangriento, pero que no puede ser entendido fuera de su contexto y que respondía a la crueldad del ejército realista. Surgiría el liderazgo realista de Boves, quien por primera vez ofrece a la mayoría de la población (campesinos y esclavos) la libertad y propiedad de las tierras. Es desde entonces que Bolívar comienza a desarrollar un pensamiento igualitario, sin embargo, a pesar de haber ofrecido la libertad de los esclavos y la entrega de tierras no pudo concretar estos ofrecimientos, debido a los obstáculos lógicos del contexto, que imposibilitaban cualquier intención humanista. Otras de las criticas que se le hace a Bolívar tiene que ver con el fusilamiento de Piar en 1817, si bien Bolívar no tuvo la decisión directa en estos sucesos no hay la menor duda de que estaba de por medio la lucha por el liderazgo y la constitución de una jefatura única e indivisible.

Ocurrirían luego las contradicciones lógicas del pensador republicano, la tarea nada fácil de construir una nueva nación. Por un lado su definición de la democracia como la forma mas perfecta de gobierno, por otro lado su desconfianza a la población, a la ignorancia generalizada que servía de obstáculo a este proyecto. Desde la propuesta de la senaduría hereditaria hasta asumir la dictadura en 1828 formaban parte de estas contradicciones. Otras de las criticas al accionar de Bolívar fue su campaña revolucionaria hacia el Sur del Continente, para muchos el propósito de liberar todo la región por un lado estaba lleno de un complejo napoleónico de supremacía y quizás lo mas importante no permitió concentrarse y consolidar la naciente república venezolana y por el contrario este proceso de integración impuesto por las fuerza de los gobernantes trajo histórico roces y diferencias entre los países suramericanos. Quizás lo más polémico fue la constitución de Bolivia despojándole parte del territorio peruano. Al final todo este intento de integración, de una década de luchas internas seria un gran fracaso, con la división definitiva de la Gran Colombia en 1830. Pero hay que tener claro que esta visión no toma en cuenta el papel de las elites de las resientes nacionales suramericanas que junto a los intereses de las potencias europeas y el naciente Imperio Norteamericano fueron fundamentales para estas divisiones que han imposibilitado y aún son el principal obstáculo de la integración latinoamericana.

Bolívar tampoco tuvo éxito en lo sentimental, el hombre huérfano, el que pierde temprano a su única esposa, al que la leyenda le adjudica muchos amores, quizás carnales pero muy pocos sentimentales, el mas relevante el de Manuelita Sáez, quien compartió con el 8 años de vida y lucha, pero años de sufrimientos, de interrupciones constantes, de múltiples criticas. El hombre que no dejó descendientes, quien a su muerte vio perder el sueño de la integración latinoamericana por lo que luchó más de una década sin descanso, a costa de su propia vida. Un hombre que ve perder su república en manos de los traidores y las nuevas elites dominantes, un hombre desprestigiado, tomado a burla. Hay quienes aun creen que a la muerte de Bolívar todo el continente americano fue un llanto de dolor, cuando en realidad esta fue la excepción, produciéndose celebraciones públicas por la muerte del “loco tirano”. Muerto solo y en la ruina no es hasta 12 años después cuando su cadáver es trasladado desde Santa Marta a Venezuela y es a cuatro décadas de su muerte cuando comenzaron los primeros honores y el reconocimiento público a su obra, aunque con todo el sentido manipulador al que ya hemos hecho referencia. Bolívar tuvo que ver morir a quien ya enfermo consideraba su pupilo y continuador de su obra, al talentoso Mariscal Sucre, el héroe de Ayacucho, quien es asesinado por las elites que en varias oportunidades intentaron también asesinar al propio Bolívar.

Un hombre delgado, pequeño de estatura, no muy agraciado, enfermizo, sin embargo se convirtió en unos de los hombres más importantes de la humanidad, en unos de los grandes majaderos del mundo, tal como el mismo se calificara. Este era el Bolívar de carne y hueso, el hombre en su contexto que le tocó no solamente pensar sino construir la nueva América, el filósofo y el político, el estratega y el militar, el hombre amado y odiado, idolatrado y perseguido, el hombre de los grandes aciertos pero también de los errores. Bolívar el que aun sigue siendo ideario fundamental para cualquier proyecto de país y de nación soberana y democrática, el antiimperialista, el visionario, que a pesar de sus condiciones físicas, de pertenecer a las elites de los blancos criollos, en vez de dedicarse a los beneplácitos de su situación económica y de su magnifica inteligencia, como un Cristo del siglo XIX prefirió dejarlo todo por el futuro del continente americano.


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Pedro Rodríguez Rojas

Sociólogo e historiador (UCV). Magister en Historia Económica (UCV). Maestría en Tecnología Educativa (UNESR). Doctorado en Ciencias Económicas y Sociales. (UCV). Doctorado en Historia (UCV). Ha sido docente de Pre y Postrado en la UCLA, UNA, UPEL. Actualmente de la UNESR en la categoría de Titular. Ha sido investigador del Centro de Historia para la América Latina y el Caribe, OEA, CELARG, Congreso de la República, Centro OPEP, entre otros. Ha sido Asistente de Investigación de los Doctores Ramón J. Velásquez, Federico Brito Figueroa, Héctor Malavé Mata y D.F. Maza Zavala, entre otros. Ex-Director de Postrado de la Universidad Simón Rodríguez-.Barquisimeto. Ex Coordinador del postgrado en Gerencia Cultural. Coordinador del doctorado de educación UNESR. Coordinador de la Línea de Investigación Filosofía y Sociopolítica de la Educación del Doctorado en Ciencias de la Educación. Presidente de la Asociación Civil Museo Histórico Lisandro Alvarado 2002-2010. El Tocuyo. Miembro fundador de la comisión de recursos hídricos de El Estado Lara .Asesor de la Misión Sucre y Aldea Universitaria de Morán. Vocero asesor de consejo comunal Los tres brazos y San Pedro. Entre los reconocimientos recibidos podemos mencionar: Premio Regional (Lara) sobre la obra de Andrés Eloy Blanco (1996). Premio Estimulo al Investigador UNESR, mayor productividad Científica del Núcleo Barquisimeto desde 1997 hasta la actualidad. Investigador ONCIT PEI Nivel. C. Premio CONABA. Premio Ensayo Histórico: Federico Brito Figueroa, Aragua 2001. Premio Ensayo Antonio Arráez: 450 años de la fundación de Barquisimeto, .2002. Premio Ensayo Educativo, Universidad de Oriente, 2004, Premio Primer Concurso Historia de Barrio Adentro del Ministerio de la Cultura, 2009. Premio sobre Legado de Chávez, Maturín, (2013). Premio Literario Rafael María Baralt, Maracaibo (2014). Más de sesenta publicaciones entre libros y artículos en revistas arbitradas a nivel nacional e internacional sobre ciencias sociales y filosofía. Es articulista en varios periódicos a nivel nacional. Coordinador de la Revista de filosofía de la educación TERÊ. Entre sus libros podemos mencionar: Juan Pablo Pérez Alfonzo, La economía venezolana, La Universidad frente a la globalización y la posmodernidad, Pensar América latina, América latina en la globalización, Educación para el Siglo XXI y La Ética Socialista. Junto a Janette García Yépez ha escrito varios libros sobre la historia de El Tocuyo, a saber: Personalidades tocuyanas, La cultura tocuyana, La cañicultura en El Tocuyo, El café y los resguardos indígenas en Morán, Crónicas tocuyanas, El Rio Tocuyo, la educación secundaria en El Tocuyo, La vida cotidiana en El Tocuyo, Memoria fotográfica de El Tocuyo, La Personalidad Intima de Lisandro Alvarado y Cultura y Tradiciones Tocuyanas.

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